Tribunales

Jeffrey se enfrenta a la primera prisión permanente revisable de Las Palmas

Tres personas de la provincia han afrontado en juicio la pena máxima por asesinato, pero ninguna ha sido condenada hasta la fecha

Jeffrey B. S. en la primera sesión del juicio por el asesinato de Nono.

Jeffrey B. S. en la primera sesión del juicio por el asesinato de Nono. / José Carlos Guerra

Benyara Machinea

Benyara Machinea

La prisión permanente revisable es la pena máxima que contempla el Código Penal español y no ha estado exenta de detractores desde su aprobación en 2015. La medida más gravosa que se puede imponer a un reo apenas cuenta con una treintena de condenas a nivel nacional y nunca ha sido aplicada en la provincia de Las Palmas. Sin embargo, es la condena a la que se enfrenta Jeffrey B. S., que ha pasado 27 años de su vida en prisión por distintos delitos, como presunto autor de un asesinato con alevosía sobre Juan Antonio Ojeda, más conocido como Nono, un vecino con una discapacidad psíquica de un 66% que residía en el barrio de Pedro Hidalgo, en Las Palmas de Gran Canaria, hasta que falleció por un fuerte golpe en la cabeza en la noche del 22 de septiembre de 2021.

El jurado popular determinó que el residente de Zárate secuestró a la víctima durante una semana para robarle la pensión y, a raíz de una fuerte discusión, estampó su cráneo contra la pared y lo dejó morir en las siguientes horas, todo ello con la connivencia de su pareja, Ylenia R. S. El veredicto emitido este sábado confirma la vulnerabilidad del fallecido, tanto por la esquizofrenia que padecía como porque en el momento de los hechos estaba atado de pies y manos a la estructura de una cama, sin posibilidad de defenderse. A la vista de que el jurado no contempló las atenuantes que pedía la defensa por toxicomanía y trastorno psíquico, la fiscal Cristina Coterón se mantuvo en su petición de la pena máxima.

Ahora será el magistrado Secundino Alemán quien emita una sentencia en base a los hechos que han quedado probados, pero es el primer asesinato en el que la Fiscalía de Las Palmas solicita la prisión permanente revisable tras conocer el veredicto popular. El caso puede derivar, si así lo contempla la resolución judicial, en una condena mínima de 25 años de cárcel, el tiempo que comprende la pena máxima para revisar si concurre o no una posible suspensión. Sumado a los antecedentes penales del encarcelado, que debe permanecer hasta 2034 en prisión por un delito previo, Jeffrey podría llegar a sumar más de 62 años de su vida entre rejas.

Na Li

El Ministerio Fiscal contempló en su momento pedir esta medida privativa de libertad para Na Li, la mujer que mató a palos a su hijastro en su vivienda de Las Palmas de Gran Canaria el ocho de mayo de 2016, y así lo elevó en su escrito de acusación. Sin embargo, en el transcurso del juicio, y a la vista del primer pronunciamiento del Supremo sobre aplicar dos veces la misma agravante de vulnerabilidad, decidió modificar sus conclusiones y reclamar en su lugar una pena de 27 años de cárcel. Finalmente, la acusada fue condenada a 25 años de prisión por asesinato y maltrato habitual al menor, de nueve años.

El día de los hechos, Na Li estaba con su hijastro Junhua en la vivienda familiar y, tras enfadarse con él por algún motivo que se desconoce, decidió golpearlo con fuerza con la mano durante 40 minutos, para después ducharlo con agua fría y dejarlo en el cuarto. Pasados unos minutos, la condenada regresó a la habitación del menor para conversar, pero, como no le gustó una de sus respuestas, agarró un palo de madera de 25 centímetros de largo y cinco de ancho, con una punta metálica en el centro, para golpearlo en todo el cuerpo y en sus testículos. La mujer se enfureció cuando el niño intentó quitarle el arma, así que lo atacó "con más violencia" hasta el punto de causarle la muerte, según recoge la sentencia.

Marcos José Hernández

Marcos José Hernández, también conocido como el parricida de Alcaravaneras, hizo frente a la prisión permanente revisable, solicitada en su caso por la acusación particular y no por la Fiscalía, que reclamaba por su parte una condena de 23 años de prisión. El joven asesinó con una veintena de hachazos a su padre, el abogado y poeta José Rafael Hernández, en su vivienda de la capital grancanaria durante la madrugada del 15 de octubre de 2018. Fue condenado a cumplir una condena de 20 años de cárcel, pues no prosperó la estrategia de la defensa de acreditar que padecía un trastorno psiquiátrico.

El condenado descubrió el cadáver de su madre, que padecía una enfermedad degenerativa, unas horas antes de matar a su padre. Marcos optó por no decirle nada a su progenitor y, cuando se encontraron, el poeta hizo un comentario relacionado con el mal olor de la casa. Mientras el hombre dormía boca arriba en su dormitorio, su hijo se acercó con un hacha y le atacó en distintas partes del cuerpo. El joven refirió en el juicio que había matado a su padre porque se le había aparecido la imagen del demonio y negó ser consciente de lo que estaba haciendo.

Cinco condenas en Canarias

Solo cinco canarios han sido condenados a prisión permanente revisable desde que se aprobara esta medida en 2015 y una de las penas impuestas fue posteriormente rebajada por el Tribunal Supremo en su primer pronunciamiento al respecto. Todos los casos se han producido en la isla de Tenerife y coinciden en que las víctimas eran personas especialmente vulnerables.

El caso de Sergio Díaz sentó un precedente que influyó de forma directa en la modificación de la responsabilidad penal de Na Li. El carnicero del municipio tinerfeño de Icod de los Vinos fue condenado por la Audiencia de Santa Cruz a prisión permanente revisable por matar al abuelo discapacitado de la que entonces era su pareja. Sin embargo, el Supremo revocó dicha pena por la aplicación indebida de la agravante de la condición vulnerable de la víctima (que se empleó en dos ocasiones) y la sustituyó por 24 años de cárcel.

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