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Natascha Schmöller pone al ojo humano como protagonista de su último trabajo

La exposición está compuesta de 63 cuadros que reflejan la inmensidad del ojo humano

Estará disponible hasta este domingo, 26 de noviembre, en la Ermita de San Pedro Mártir

Exposición Ojo, ubicada en la Ermita de San Pedro Mártir

Exposición Ojo, ubicada en la Ermita de San Pedro Mártir / LP/DLP

La exposición de la Natascha Schmöller, ubicada en La Ermita de San Pedro Mártir ha sido una pequeña gota que se ha convertido ola, y posteriormente en tsunami, tal y como asegura la artista. Concienciada en el arte y la pintura desde los cuatro años, ha dedicado toda su vida a expresarse a través del pincel, una cuestión que ha llevado siempre como lema de vida. "Llegué desde Alemania siendo muy pequeña y no hablaba español, y si dibujaba me entendían. Fue como un lenguaje universal", explica emocionada. Desde el 9 de noviembre y hasta este domingo, su exposición, que se denomina 'Ojo', estará disponible para todos los públicos, un homenaje a esta parte del cuerpo humano.

Los fondos que se recauden, irán destinados a los refugiados de Ucrania en Canarias o para cuestiones sanitarias, y es que hay varios motivos por los que Natascha ha decidido donar los ingresos a este lugar. "Soy de origen alemán, y Alemania inició las dos guerras mundiales. A nivel psicológico esto marca a tres generaciones que siguen ciertas neurosis que se heredan", explica. Aunque ella no vivió ninguna de las guerras, asegura que tiene pánico a los uniformes, pequeñas cuestiones que la gente que ha nacido en lugares de guerra tiene como instinto. "Hay que estar continuamente trabajando por la paz, y no solo cuando hay amenaza de guerra. Debería ser una filosofía de vida para nosotros el vivir bien", asegura.

Haciendo cálculos mentales, Natascha asegura que lleva involucrada a la pintura 54 años, aunque de manera oficial sean 30. Con las ideas claras desde muy pequeña de su intención de dedicarse a la pintura, estudió en la facultad de Bellas Artes para seguir adelante con su futuro profesional. A partir de entonces, ha vivido varias experiencias, que la han nutrido de lo que es hoy en día. "Siempre intento que cada exposición sea una experiencia para todos, porque la experiencia no solo la hace el pintor, sino también el público. Siempre me intereso por el feddback y me encanta la pintura callejera", confiesa.

Los ojos conectan la realidad interior con la exterior, y siempre se ha dicho que el ojo es el espejo del alma

La decisión de hacer cuadros dedicados a los ojos humanos no es otra que la admiración que esta artista alemana siente hacia ellos. "Creo que conecta la realidad interior con la exterior, y siempre se ha dicho que el ojo es el espejo del alma. Debe haber una fuerza creadora detrás de esto, porque nadie podría inventarse una cosa así como si nada", asegura. Una exposición en la que se puede observar 13 ojos grandes que presentan las virtudes humanas, acompañados de muchos pequeños y cuadrillas con células, que son los que conforman el ojo. En total, 63 cuadros que hacen de la exposición, una experiencia inigualable.

Sin embargo, no se trata de una simple exposición, porque todas las tardes, desde su comienzo, la ha acompañado diversas actividades entre las que destacan charlas, recitales o presentaciones de libros entre otros. Su inspiración es su día a día. Su casa en Arucas, la música, las conversaciones y el saber vivir la vida intensamente. "Mi garaje es un lugar muy importante porque trabajo con la pintura vertida, que al principio crea chorreos y necesito un lugar donde no pase nada si algo va contra la pared, y este paso es muy experimental. Después yo ya empiezo a convertirlo en cuadro, de la fase experimental a la deductiva, donde intento que sea arte", explica Natascha.  

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