Con el objetivo cumplido la UD Las Palmas volvió a rechazar la tentación de echarse a dormir. El equipo amarillo cayó ante el Betis (1-0) y dio carpetazo a su racha de cuatro partidos sin perder, pero dejó poco espacio al reproche. Aún con rotaciones, con un jugador menos durante más de 45 minutos y tras una buena primera parte resistió las embestidas de un Betis que quiso sentenciar su permanencia para acudir tranquilo al derbi sevillano del domingo. Pero cuando divisaba la orilla un gol de Van Wolfswinkel a pase de Dani Ceballos en el minuto 83 tumbó a un conjunto insular, que siempre mantuvo su identidad.

Ya ocurrió en la Copa del Rey cuando Quique Setién cambiaba a la mayoría del once inicial de un partido para otro y aún así el equipo se mostraba fiel a su estilo. Ayer se repitió con Roque Mesa y Jonathan Viera viendo el partido por la televisión y con hasta siete variaciones en la alineación con respecto al sábado. Solo conservaron su puesto David García, Bigas, Vicente y Tana. Con Montoro y Vicente como ejes la UD tuvo el control del juego en la primera parte.

Dominio sin remate

Le faltó hambre en las inmediaciones del área, pero su plan de madurar el duelo y desesperar al rival se fue al traste con la expulsión de Aythami Artiles al borde del descanso. El de Arguineguín había merecido la roja antes en una entrada a destiempo sobre Petros, al que clavó los tacos en el muslo, pero en la segunda amonestación Rubén puso de su parte. Tras el descanso Juan Merino arriesgó con tres centrales, la UD pudo sorprender al contragolpe pero el acoso verdiblanco encontró el premio a siete minutos para el final.

El equipo amarillo, sin embargo, había cumplido en la primera parte casi todo su manual de instrucciones. No le costó sobar la pelota de un lado para otro porque el Betis, que se siente más cómodo a la espera, apenas presionó con los veteranos Joaquín y Rubén Castro arriba. Por momentos el encuentro fue un rondo y el Benito Villamarín pitó a sus jugadores, que cuando intentaban imitar a su rival les entraba el miedo escénico y se la acababan quitando de encima. Pero la UD, bien gobernada por unos excelsos Montoro y Vicente, pecó de previsible y no intimidó a Adán. Ni siquiera remató a puerta.

Willian José regresó al once pero estuvo bien tapado entre los corpulentos Pezzella y N'Diaye, y ninguno de los mediapuntas dio el cambio de ritmo que tanta posesión de balón demandaba. De hecho pisó más área el Betis, que al cuarto de hora vio como le anulaban correctamente un gol por fuera de juego a Rubén Castro. El grancanario, muy activo, apareció más en el área que toda la UD junta. En ese guión de mando sin ocasiones de los amarillos estaba el partido cuando al filo del descanso Aythami vio la roja que le había perdonado antes un Vicandi Garrido que condujo terriblemente mal un partido sencillo de arbitrar. De hecho, al cuarto de hora perdonó una amarilla como un castillo a Molinero por una dura entrada a Garrido.

Quique Setién, después de hacer calentar a Mauricio Lemos, se lo pensó en el descanso y dio bola a David Simón, que desde Vallecas solo había disputado un cuarto de hora en Villarreal. A pesar de jugar con uno menos la UD no renunció a su idea y siguió intentando sacar el balón desde atrás, aunque por pura lógica numérica le costó tener continuidad. El Betis elevó la presión y los amarillos tuvieron que recurrir a esa versión que ya había mostrado en Eibar, Villarreal y San Sebastián: defender todos juntos y esperar a un contragolpe. Ocurre que ayer lo hizo con uno menos y sin un gol de ventaja.

Merino puso en un suspiro a Cejudo, Musonda y Van Wolfswinkel, con lo que dobló su propuesta y formó con una defensa de tres hombres. Entonces sí el Betis metió en su campo a la UD e hizo suyo el encuentro. El cuadro visitante se dedicó a capear el temporal, le costó aguantar la pelota y no logró enganchar ningún contragolpe. El más claro, justo antes del gol local, lo desperdició El Zhar con un mal control dentro del área.

Los verdiblanco atacaban por todas partes y las ocasiones más claras llegaron en botas de Ceballos y Van Wolfswinkel, cuyos remates en el área se marcharon cerca del poste. Los dos fueron los protagonistas de la jugada del gol, cuando el holandés se coló entre los centrales y batió a un seguro Raúl en el mano a mano. La permanencia matemática tendrá que esperar.