La gran noche de Rubén Castro

Todo lo que sea que Rubén Castro aparezca esta noche (20.30 horas, Televisión Canaria) vestido de corto sobre el césped del Benito Villamarín será por pura deferencia al Real Betis, porque la realidad es que no está para jugar. Lo intentó, pero no llegará a tiempo. Los avatares del destino hicieron el futbolista sufriera una lesión en el isquiotibial al principio de la pretemporada que le ha impedido jugar hasta ahora y que también le privará de hacerlo en Heliópolis, donde su antiguo club le tiene preparada una sorpresa como homenaje a sus ocho cursos en la entidad, de la que es el máximo goleador histórico.

Pese a todo, es la gran noche del isletero, que considera Sevilla su casa del futuro, cuando se retire del fútbol. Hubiera preferido, obviamente, poder competir al cien por cien y disputar el partido como uno más, sin embargo, su ausencia no será óbice para que no le brote la emoción. Porque estará de cuerpo presente y recibirá una placa conmemorativa ante todo el público verdiblanco.

La decisión definitiva, en cualquier caso, la tiene él mismo, pero es muy consciente de que no está listo y prefiere evitar cualquier tipo de riesgo de recaída porque es consciente de que lo verdaderamente importante es llegar en condiciones de disputar el primer partido de LaLiga SamartBank el próximo domingo 18 de agosto ante el Huesca.

El técnico, conforme

Pepe Mel, por su parte, también está de acuerdo, pues sabe que si pierde al delantero para el inicio de la competición su equipo tendrá un serio problema arriba. Rubén se probó en el entrenamiento de ayer por la tarde junto al resto de sus compañeros, pero sólo duró 20 minutos. No sufrió ninguna recaída, pero lo cierto es que pasado ese tiempo realizó algunos ejercicios físicos junto al readaptador Andrés Pérez en el campo anexo y luego trabajó en el gimnasio.

Al final de la sesión, mientras aguardaba a que algunos de sus compañeros se ducharan para luego trasladarse al hotel de concentración, habló por teléfono durante casi media hora, probablemente para comunicarle a alguien del Betis que no podrá competir.

Cabe recordar que, más allá del homenaje a Rubén Castro, la UD Las Palmas disputa su séptimo partido de pretemporada, el cuarto y último durante su estancia de 10 días en Andalucía, y la cosa no está como para que no se conciba el choque como lo que es; el más exigente de todo el periodo de preparación, por lo que se trata de una buena prueba para conocer el estado del equipo a menos de dos semana para el inicio liguero.

Uno de los alicientes de la cita será ver acción al juvenil Pedri Rodríguez, el mejor de los amarillos hasta ahora y la gran esperanza de cara al curso que se avecina, en un gran escenario como el Villamarín. No habrá de afectarle, sobre todo porque ha demostrado que todo le da igual, que juega de lujo sin importar el equipo de enfrente. Una gran actuación en el templo verdiblanco lo encumbrará definitivamente.

Según lo probado por Mel ayer, Josep estará en la portería; Curbelo, Mantovani, Maurico Lemos y De la Bella en la defensa; Timor en el mediocentro; Pedri y Ruiz de Galarreta en los interiores; Álvaro Lemos y Benito en los extremos; y Espiau en la punta.

El rival, el nuevo Betis de Rubi, se presenta ante su exigente afición en el inicio de la era pos Quique Setién y con fichajes como Fekir, Juanmi o Pedraza. Ninguno, sin embargo, está llamado a acaparar el protagonismo, porque está reservado para Rubén.