La UD gallita en su última etapa en Primera

Empató 2-2 con el Madrid en la Isla y 3-3 en el Bernabéu

1-1 al Barça con Jémez

Leo Messi lanza una falta que se alojó en la meta de Chichizola

Leo Messi lanza una falta que se alojó en la meta de Chichizola / David Rodríguez

David Rodríguez

David Rodríguez

Hace poco más de cinco años que la afición amarilla tenía el placer de ver a una UD divertida. Bajo el sello que instauró Quique Setién a un equipo que se regía por el fútbol de toque, a semejanza con el que practica el plantel que dirigió García Pimienta en el reciente ascenso a la máxima categoría, Las Palmas experimentó una pequeña montaña rusa en las temporadas que permaneció en una competición que le ofreció la posibilidad de medirse a las dos leyendas más grandes de este deporte en su cenit: Cristiano Ronaldo y Messi.

En la campaña 2015-16, todavía con las turbulencias de haber cambiado de categoría y comenzarla con Paco Herrera en la banqueta, no se vivió ningún resultado honorífico con los grandes clubes de España. Sin embargo, comenzó a palparse de lo que era capaz ese ejército plagado de canteranos con Jonathan Viera al frente junto a los Vicente, Roque Mesa, David García, Dani Castellano, David Simón, Tana y un Valerón regalando las últimas pendulaciones de su varita mágica.

Esta UD de Setién comenzó a creer en sus posibilidades precisamente con una derrota. La que encajó en Siete Palmas ante el Barça del último tridente mordaz que formaron Suárez, Neymar y Messi, por un escaso 1-2.

La UD gallita en su última etapa en Primera

Araujo celebra el 2-2 contra el Madrid en 2016 / David Rodríguez

Ese 20 de febrero de 2016, Las Palmas le miró a los ojos al último Barcelona que se comportaba como una apisonadora; la UD empezó a ponerse gallita con los equipos de la categoría y Roque se le puso gallito a Neymar con un careo de crestas.

Después de ese partido perdido que supo casi a un triunfo por la entrega amarilla demostrada en el campo llegaron siete triunfos en ocho partidos. Solo el Real Madrid fue capaz de romper la racha.

La generación de Viera, Vicente, Tana, Roque, Simón o los Castellano, sello de la cantera amarilla

A un pasito

Con idéntico resultado se saldó el duelo con los merengues después de un gol de esos del Madrid, en un córner en el minuto 89 cabeceado por Casemiro, que se había pasado todo el encuentro con la única intención de dinamitar el talento de Momo y Viera, junto a las cabalgadas de un Nili en plena ebullición.

Ese 13 de marzo el Gran Canaria creyó en una machada frente al equipo de Zidane, que posteriormente ganaría la undécima Copa de Europa. Ahí se puso la semilla para que en la temporada siguiente se confirmaran las noches de emoción de la UD de Setién.

La UD gallita en su última etapa en Primera

Viera protege el balón perseguido por Kovacic e Isco en un 3-3 en Chamartín. / David Rodríguez

La temporada comenzó con el equipo líder en la segunda jornada después de vapulear al Valencia(2-4) y Granada (5-1) y en la sexta fecha aterrizó el Real Madrid en Siete Palmas para saber cómo se las iba a gastar la última Unión Deportiva que maravilló a la afición insular en Primera.

Con el Partenón casi a rebosar Asensio y Benzemá anotaron de rebote sus goles, mientras que Tana con la zurda dejó boquiabierto a Sergio Ramos y Araujo llevó el delirio a la hinchada en el 84’ tras una jugada trastabillada. 2-2 y Cristiano Ronaldo maldiciendo en el banquillo porque Zidane le había cambiado trece minutos antes.

Un empate que fue todo lo contrario a lo vivido en la segunda vuelta, cuando Las Palmas estuvo a punto de romper su maleficio en el Bernabéu –no ha conseguido ganar nunca en Chamartín– cuando dispuso de un 1-3 e infinidad de ocasiones erradas hasta el minuto 86 y la magia del recinto de Castellana hizo el resto para empatar hasta el 3-3 con doblete de Cristiano Ronaldo –uno de penalti–.

Ese doble empate frente al conjunto blanco fue la guinda del proyecto Setién y que se desmoronó con la salida del cántabro tras divorciarse de la directiva y comenzar la cuesta abajo directo al Infierno que abandonó el pasado 27 de mayo.

Sin embargo, en el último curso en Primera hubo lugar para una última noche de orgullo propio. Cuando todo apuntaba al descenso, con Paco Jémez siendo el cuarto técnico del año, Las Palmas todavía pudo rascar un 1-1 contra el Barcelona en casa. A Messi le dio tiempo a marcar en uno de los último estadios que le faltaba por anotar, con un golazo de falta directa; mientras que Calleri dio la última felicidad a una hinchada que ya estaba fracturada.

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