La tarde más rara de la UD Las Palmas

Kirian toma el mando y lidera el corro en ausencia de Jonathan Viera, el último jefe del vestuario

La grada no se acuerda del capitán

Kirian conduce el balón mientras es perseguido por Óscar Valentín y Munir se desmarca. | | JUAN CASTRO

Kirian conduce el balón mientras es perseguido por Óscar Valentín y Munir se desmarca. | | JUAN CASTRO / Pablo Fuentes

Todo era raro, desde la presencia de una lluvia de cierta intensidad, poco habitual en Gran Canaria a la hora de un partido, hasta la ausencia de Jonathan Viera de la convocatoria por primera vez en la temporada. Con ese panorama, era previsible que la UD Las Palmas completara uno de sus peores partidos de la temporada, si bien el empate, seguramente, habría sido lo más justo, tal y como reconoció el propio Francisco al término del choque, porque aun en los días menos claros el cuadro amarillo compite con todos, y eso es una gran cualidad. Esta vez, al contrario de lo que sucedió frente al Granada y el Celta, el rival fue el que se llevó el partido igualado. Iba a pasar algún día.

Si bien el hecho de que el capitán no iba a estar en la citación era conocido desde la tarde anterior, por lo que prácticamente todos los aficionados –más de 24.000– habían asumido que no iban a ver al de La Feria después de la tormenta desatada en las últimas semanas, en el ambiente flotaba desde ya un cierto aire de nostalgia. La intuición que tienen en las altas esferas de la entidad amarilla es que Viera no volverá a vestir de amarillo nunca más, por lo que la posibilidad de que el ídolo de muchos se marche sin despedirse cobra fuerza, aunque nadie se acordó ayer del ‘21’.

Sólo fútbol

En el juicio al que debían ser sometidos el entrenador y el que hasta hace no mucho era el líder del vestuario, la grada no se pronunció. El nombre y el apellido de Jonathan Viera no fue coreado en ningún momento: sólo importó el partido, tedioso durante muchos tramos. En el anuncio del once inicial de la UD, el nombre de Xavi García Pimienta tampoco fue pronunciado como era habitual, seguramente para evitar un plebiscito. De alguna manera, todos convinieron en que era mejor que sólo importara el duelo frente al Rayo Vallecano.

En ausencia del centrocampista de La Feria Kirian fue el encargado de portar el brazalete de capitán –Mfulu, Benito y Fabio no estaban en el campo– y también de emitir las palabras en el corro justo antes de la retirada a vestuarios tras el calentamiento. Resulta difícil, y seguramente esté de acuerdo el de Candelaria, asumir que Viera, quizá, no volverá a trasmitir un mensaje en carne viva como lo hacía hasta hace no mucho tiempo. También fue raro presenciar esa escena, bastante más corta que en el reinado anterior.

No está del todo claro que un sector del vestuario, sectorizado, haya asumido que ha perdido a su jefe cuando ni siquiera ha concluido octubre. Otro, seguro que sí. En cualquier caso, más allá de lo emocional, la ausencia de alguien diferencial como Jonathan Viera se notó en lo deportivo. Sin Moleiro en plena forma porque apenas acaba de debutar, y perjudicado por tener que jugar en la banda cuando es mucho más determinante en el centro, el banquillo amarillo no tenía capacidad de aportar soluciones, tal y como quedó demostrado.

El ‘21’, por su parte, había resuelto el partido ante el Celta con su entrada, tal y como reconoció el propio entrenador, y en Villarreal, caminando, tuvo una gran actuación y no sentenció el choque de milagro. Hasta el regreso del coach Richi Serrés, con el que Viera tampoco tiene relación, fue raro. Tan raro como esperado.

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