La Primera Promoción de Enfermeras de Hospital Insular cumple 40 años; mujeres que profesionalizaron la atención sanitaria.

Cuando llevaban 4 meses estudiando la muerte de 13 paracaidistas en Fuerteventura les obligó a enfrentarse con la cara más dura de la profesión. Muertes y heridos. Tenían unos 18 años.

En enero de 1972 un total 37 alumnas, la mayoría de Gran Canaria, se matricularon en la Escuela de Enfermería de Las Palmas Gran Canaria que abría sus puertas. Todas lo hicieron con la intención de dar rienda suelta a su vocación de servicio y porque, recuerdan hoy, en la isla “no había mucho más donde elegir”. Rondaban los 18 años y estos días, el 30 de Mayo, celebraron su 40 aniversario. Si miran atrás recuerdan anécdotas y sinsabores que dividen los sentimientos de una época estudiantil en la que sucedieron episodios que las marcaron.

Cuando las chicas llevaban apenas cuatro meses internas en la escuela la muerte de 13 paracaidistas y 61 heridos en unas maniobras militares en Fuerteventura, la “Operación Maxorata”, las obligó a debutar en el Hospital Insular atendiendo a las víctimas. Se toparon con la magnitud de una tragedia con más corazón que medios, con más coraje que conocimientos pero salieron airosas. El destino puso a prueba su vocación y obtuvieron nota alta en forma de reconocimientos públicos y oficiales.

Aquellas 37 mujeres, la mayoría de las cuales en la actualidad siguen en activo, fueron la mano de obra blanca del Hospital Insular de Gran Canaria, un centro hospitalario que nació casi al tiempo que la primera promoción de enfermería de las Palmas de Gran Canaria. Tres años internas en la Escuela de Enfermería fue tiempo más que suficiente para unirlas para siempre porque la inmensa mayoría, terminada la carrera, acabaron ejerciendo su trabajo primero en el Insular y con el tiempo en otros centros del sistema sanitario público. Recordar que hablamos de 1972 una época en la que la sanidad canaria la dirigía Madrid, es decir el régimen franquista del ordeno y mando, no había transferencias y atender a enfermos era una aventura diaria. Franco y su régimen estaba en el ambiente y la disciplina en la escuela no era ajena a la férreo a esa ideología. Estos días, como hacen en fechas señaladas, se han reunido y la foto que ilustra el reportaje da fe de ello.

Nombres como Eva Rosa Jiménez, Eva Pérez, Amparo Franchy, Maritina Calcines, Mari Carmen Camacho, Pilar Rivero, Esther Julia, Isabel Morales, Josefina Santana, Angelines Hernández, Rosy Ramírez, Amparo Reyes entre otras son nombres conocidos y respetados en el mundo de la enfermería no en vano forman parte de la historia de nuestra sanidad. Ninguna quiere protagonismo así que hablan unas por otras. Alguien dice tener “muy buenos recuerdos de aquella época” pero al tiempo reconoce que en los pliegues de sus sentimientos alberga alguna amargura que ya están olvidadas porque el olvido es un ejercicio muy saludable. De las 37 alumnas de la Primera Promoción de Enferneras del Hospital Insular cuatro eran casadas y por ello tenían privilegios; se les permitían salir de la escuela, es decir, tenían un horario que les autorizaba a regresar a casa cuando acababan clases, en cambio el alumnado interno solo iba el fin de semana. En ese tiempo el Hospital Insular apenas tenía actividad ya que se trataba de centro recién nacido, sin apenas equipamiento, de pasillos vacios, plantas sin camas, todo estaba por hacer. “De tal manera que el hospital abrió sus puertas en agosto de 1971 y la Escuela se puso en marcha cinco meses después”. La apertura de la escuela tuvo su razón de ser en la necesidad de formar enfermeras para convertir el Insular en el centro médico generalista que acabó siendo.

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