Medioambiente

La cultura del cambio permanente llega a la capital grancanaria

La Asociación Atlas acoge el encuentro de permacultura entre los días 12 y 14 de mayo para introducir al público en una forma de vida sostenible y circular

La Permacultura va calando poco a poco en Gran Canaria.

La Permacultura va calando poco a poco en Gran Canaria. / LP/DLP

Martina Andrés

Martina Andrés

Los seres humanos echan de menos la naturaleza. Algunos se aficionan al senderismo, hacen excursiones el fin de semana a la montaña o se acercan una tarde de sábado a un parque; otros se tatúan flores, escriben poemas sobre limones y ríos o dibujan paisajes preciosos en lienzos en blanco.

Los seres humanos echan de menos a los seres humanos. Algunos se apuntan al crossfit, al baile, a un club de lectura, a cualquier actividad en grupo que les haga sentirse rodeados de cuerpos, del calor de la gente; otros se meten en las profundidades de las redes sociales y se aíslan en la burbuja de la compañía ilusoria de las palabras en una pantalla y una foto de perfil. Los seres humanos quieren conectar: con la naturaleza, con otras personas, con ellos mismos.

Hechos para vivir en comunidad, las junglas de hormigón en las que habitamos a veces se vuelven espacios hostiles que nos transmiten sentimientos de decadencia y suciedad.

De soledad.

Si a esto le sumamos la actual crisis ecológica y alimentaria, no es difícil llegar a la conclusión de que nuestros modos de vida habituales requieren un cambio. Cambiar hábitos, cambiar modos de vida, ¿cuántas veces hemos escuchado estas expresiones que parecen no significar ya nada? Vale, sí, cambiar, cuidar el entorno, reconectar. Pero eso, ¿cómo se hace?

Para ofrecer métodos y herramientas que nos acerquen a ese cambio, Kathy Otto, Raquel Tarancón y Joao Mendes junto a la Asociación Atlas, organizan los días 12, 13 y 14 de mayo el Encuentro de Permacultura LPGC. «Yo encontré la permacultura por casualidad», explica Kathy en la terraza de la asociación, con la brisa del barrio de la Isleta acariciándonos las caras y sus casitas al fondo. «Tiene una cosa que es el trabajo metodológico y ordenado, algo que le falta a muchos proyectos sociales».

La programación de este encuentro, que se desarrollará a lo largo de tres días, comienza con el estreno en Canarias del documental Alternativas, un largometraje que muestra experiencia pioneras en España en lo que a permacultura se refiere. El segundo día estará centrado en charlas y talleres en torno a este concepto, para que el público que asista pueda conocer sus métodos, principios y herramientas. Por último, el domingo 14, tendrá lugar una feria a la que se acercarán diferentes grupos que promueven iniciativas sostenibles en la Isla.

El prejuicio

«El problema es que la gente tiene un prejuicio muy grande, la permacultura está muy mal interpretada, piensan que se trata de una técnica más de cultivo», declara Kathy. Pero la permacultura va mucho más allá de la agricultura ecológica o de participar en un huerto urbano: «Te da las herramientas y los métodos para vivir de manera sostenible y circular, para diseñar un estilo de vida íntegro que abarque la alimentación, la educación, los cuidados, la cultura o la economía», precisa.

Una huerta comunitaria, comprar productos locales de kilómetro cero, participar en asociaciones de vecinos, ahorrar agua o regular la temperatura de nuestros hogares sin usar aire acondicionado o calefacción, son algunos de los pequeños hábitos que nos pueden acercar poco a poco a la permacultura.

Este método no consiste en un cambio rápido y radical de las costumbres; las medidas han de ser paulatinas, deben aplicarse poco a poco para que de tiempo a asimilarlas hasta poder, con el paso de los meses y años, lograr el objetivo final: un sistema que se pueda mantener permanentemente para siempre.

Taller de permacultura.

Taller de permacultura. / LP/DLP

Alcanzar este sistema, que puede ser desde una finca o una casa hasta un barrio o una ciudad, no es una tarea sencilla en el mundo en el que vivimos. Por ello, cualquier pequeño gesto es relevante y hay que «empezar muy pequeño» tal y como indican los principios del científico e investigador australiano Bill Mollison, cofundador de este enfoque sistémico y holístico para diseñar ecosistemas humanos sostenibles que es la permacultura.

Junto a este principio se encuentran otros como el de la observación, el trabajar con la naturaleza y no contra ella, el de buscar el mínimo cambio para el máximo esfuerzo o el de que el rendimiento de un sistema es teóricamente ilimitado. David Holmgren, el otro creador de este enfoque, también propone sus principios entre los que están dejar de producir residuos, usar y valorar la diversidad, usar los bordes y valorar lo marginal o usar y responder de forma creativa al cambio. Aunque, para empezar, la permacultura se rige por tres principios éticos principales: cuidar de la tierra, cuidar de las personas y el reparto justo y equitativo.

Mientras explican este enfoque bajo el sol de la tarde capitalina, Kathy, Joao y Raquel junto a Manuel Cabezudo, miembro de Atlas, también son conscientes de que debido a la precariedad y a la falta de tiempo, no todo el mundo puede aproximarse a este modo de vida. «Vivimos en las Islas Canarias, aquí los indicadores socioeconómicos no son los mejores, hay cosas que no le podemos pedir a la población», declara Cabezudo a la vez que señala el privilegio que supone el tener tiempo para, por ejemplo, invertirlo en un huerto urbano en alguna terraza.

La Permacultura permite una mayor optimización y aprovechamiento de los recursos en todos los aspectos de nuestra vida.

La permacultura permite una mayor optimización y aprovechamiento de los recursos en todos los aspectos de nuestra vida. / LP/DLP

Desde la Asociación Atlas, se han querido sumar a esta iniciativa porque además de asociación cultural, también se consideran una asociación medioambiental que está en permanente colaboración con colectivos enfocados a la soberanía alimentaria o a la agroecología. «La permacultura tiene una visión de configurar redes de apoyo mutuo», explica Manuel, «y en este momento de crisis medioambiental toca reflexionar sobre términos como la seguridad alimentaria. Hay lugares que los expertos llaman oasis, lugares donde la crisis medioambiental se puede solucionar un poco, lugares como Gran Canaria», puntualiza.

Para Raquel, parte de sus esperanzas están puesta en la educación y en encuentros como el que están preparando para la semana que viene. Tanto ella como sus compañeros saben que se están dirigiendo a una minoría de la población. «Hay mucha gente que ni siquiera ve necesario un cambio, piensan en su trabajo, su coche y su casa», declara Kathy.

Y, por otro lado, hay personas a la que les ocurre todo lo contrario y a las que se refiere Manuel, gente que sufre lo que se conoce como ecoansiedad, es decir, secuelas psicológicas producidas por la crisis climática como el riesgo a sufrir un cataclismo ambiental. «Este encuentro también ayudar a reducirla», señala.

Porque la permacultura se centra en soluciones a nivel local, en crear lazos con aquellos que nos rodean, en acercarnos de nuevo a la naturaleza. Para que aprovechemos mejor el potencial de lo que tenemos alrededor, para que nos sintamos menos solos y solas junto a esas personas que intentan, con pequeños gestos diarios, que vivamos en un mundo mejor.

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