Entrevista |

Antonio Lizana: «En España el sistema no reconoce a los músicos»

El saxofonista de Cádiz vuelve a Gran Canaria con dos conciertos inéditos en el Auditorio Alfredo Kraus junto a la Perinké Big Band

El músico, Antonio Lizana

El músico, Antonio Lizana / LP/DLP

El músico gaditano Antonio Lizana regresa a Gran Canaria para pregonar su jazz aflamencado. En esta ocasión, presenta Quimera un recital en el que trabaja junto a la Perinké Big Band. Dos funciones programadas en la Sala Jerónimo Saavedra del Auditorio Alfredo Kraus hoy y mañana a las 20.30 horas, que sirven como preludio de estreno a una serie de nuevos arreglos musicales. Así lo cuenta en esta entrevista para LA PROVINCIA/DLP. ¿Quién sabe si en un futuro cercano Antonio Lizana volverá al Archipiélago para incorporar folclore canario a su jazz flamenco?

Pisa suelo grancanario en medio de un siroco atípico primaveral.

Aterricé el pasado domingo. Llegué por la noche, bastante tarde, pero he pasado unos cuantos días aquí. Incluso he ensayado dos días con la Perinké Big Band.

¿Hay buena sinergia?

Sí sí. Conocí a su director Ximo Martínez hace varios años, en un concierto que tuve en Las Palmas de Gran Canaria. En ese momento él me hablo de este proyecto. De hacer música mía y trabajar como músico invitado por la Perinké Big Band. Quizás de eso hará como tres años.

¿Se han adaptado bien a su jazz flamenco?

Ellos están saliendo de su zona de confort porque los arreglos originales tienen un componente bastante sólido de flamenco. La música que yo hago. Rítmicamente, melódicamente son sonidos enraizados en el género. Para ellos esto es algo novedoso. Aunque pueden leer las partituras porque son músicos profesionales, culturalmente les es lejano. Entonces, el trabajo de los ensayos está siendo, sobre todo, intentar transmitirles un poco de ese paisaje, de ese contexto cultural para que entiendan muy bien desde dónde está compuesta esa música.

Perinké Big Band es la primera banda canaria que versiona sus canciones.

Los arreglos que hemos hecho los estrenamos en Quimera en la Sala Jerónimo Saavedra del Auditorio Alfredo Kraus. Después ya los seguiré trasladando a otras bandas, pero lo estrenamos hoy en el Rincón del Jazz.

¿Qué puede esperarse el público?

Voy a hacer un recopilatorio de todos mis discos, según los temas que me parecía que podían funcionar mejor para este tipo de formato. Es algo así como un 'Grandes éxitos' a Big Band.

Suele girar por el Archipiélago, pero esta vez se atreve con el Auditorio Alfredo Kraus.

La última vez estuve el año pasado en Fábrica La Isleta. Por suerte, llevo viniendo a Gran Canaria más de diez años sin faltar. Ya sea para el Festival de Jazz de verano, o para el Festival de Saxos de Teror. Llevo viniendo muchos años porque tengo amigos aquí. Cada vez que vengo me quedo unos días más y aprovecho para ver la isla.

En general, ¿cuál es su visión de la música?

Es una forma de vida, de relacionarte con los demás. Tengo la suerte de que me dedico a esto por completo, al directo. Imagínate que cada fin de semana, y a veces semanas enteras como pasa ahora que estoy en Las Palmas de Gran Canaria, estoy en sitios diferentes y la música te genera experiencias diferentes a como cuando viajas sin ella. El viaje siempre te abre la puerta a gente sensible, inquieta, con mente abierta. La música me ha favorecido la creación muchísimas amistades por todas partes. Las etiquetas nos ayudan a ubicarnos culturalmente. Flamenco o jazz suenan cerrado, pero esas palabras no tienen que ver con la música en sí.

Hace que el saxofón suene flamenco y lleva el estilo por todo el mundo. Francia, Azerbaiyán, Mali, China...

La música es una. Cuando va a otra parte del mundo si hay alguien que tiene buen ritmo, que tiene conocimiento de la armonía y que puede tocar un instrumento, al final no hay estilo, porque música es una nada más. Es verdad que dependiendo de dónde vengas culturalmente vas a darle un sello, pero no deberíamos de entender los estilos musicales como cajitas independientes.

¿Conoce el folclore canario?

Todavía no. Otras veces que he estado aquí se han generado quedadas de músicos y siempre hay gente que toca música tradicional. Lo que he visto me encanta.

¿No se anima a incluir unas chácaras o un timple en el concierto?

Me encantaría [risas]. La verdad que creo que el puente sería fácil de hacer.

¿Por qué lo dice?

Hay algunas melodías que se han adaptado ya para el flamenco. Pa' La Gomera se canta en el flamenco. "Dices que te vas para La Gomera, pero no me llevas", [canta con quejío flamenco]. Para el próximo estreno aquí, queda abierta la posibilidad de incluir folclore canario, [risas].

¿Es más de estudio o de subirse al escenario?

Soy más de girar. La gran mayoría del tiempo lo dedico a estar de viaje y estar tocando por ahí. Es verdad que siempre uno lleva un cuaderno de notas y va apuntando lo que quiere grabar. Entonces llega un momento, cada dos años, de encerrona e ir al estudio para plasmar todo lo que hemos estado haciendo durante el año. Pero no puedo negar que vivo de los directos.

¿Y grabar de gira?

Es lo que más hago. Muchas veces no me puedo permitir ponerle una pausa a mi vida para grabar un disco. Hacer parones sería lo ideal. Voy al estudio entre semana, cuando estoy de gira por ahí. Aprovecho también ya que tengo a los músicos juntos. Muchas veces después del subidón de los conciertos acabamos en el estudio y grabamos. No me puedo permitir tres meses de parón para componer y arreglar la música.

¿Se refiere económicamente?

Sí, porque en España el sistema no reconoce a los músicos. Por ejemplo, en Francia tengo muchos compañeros residentes. A ellos se les considera como músicos, que son autónomos, y el Estado entiende que hay un tiempo en el que estás ofreciendo conciertos, y otro en el que estás en casa componiendo. Todo eso queda recogido y dependiendo del número de conciertos que hagas se te permite un tiempo remunerado para dedicarlo a trabajar en tu música. En España no ocurre así. Trabajamos como autónomos y si paras es bajo tu cuenta y riesgo.

Si no hay repertorio nuevo, tampoco hay conciertos.

En mi caso es así. Se elabora un disco que sirve como impulso para presentarlo de gira un tiempo razonable. Lo que dure la inercia de ese trabajo. Además, cuando ya llevas dos años tocando la misma música en directo surge de manera natural querer cambiar el repertorio. Viene todo junto y una cosa afecta a lo otro.

Con respecto al género flamenco, ¿opina que se 'ha comido' al folclore andaluz?

Reconozco algunas cosas dentro del flamenco que vienen del folclore, como los villancicos de Navidad, las sevillanas o las rumbas. Son cosas que vienen de la música popular y se acoplan al repertorio flamenco. Pertenecen mucho al pueblo, pero es que como al final los autores flamencos los han interpretado tan bien se ha fusionado una cosa con la otra. Digamos que el centro de gravedad que crea el flamenco es tan potente que quizás se ha apropiado un poco del folclore.