Misa, la niña del Yoñé

Juan Rodríguez, padre de la campeona del mundo, ‘Geli’, presidenta del club teldense, y Christian Granado, que jugó con ella en benjamines, relatan cómo se enamoró del balón

Juan Rodríguez, padre de Misa, Ángela Hernández, presidenta del CD Yoñé La Garita y Christian Granado, técnico de la cadena, señalan a la campeona del mundo en una formación en categoría Benjamín. | | JUAN CASTRO

Juan Rodríguez, padre de Misa, Ángela Hernández, presidenta del CD Yoñé La Garita y Christian Granado, técnico de la cadena, señalan a la campeona del mundo en una formación en categoría Benjamín. | | JUAN CASTRO / Pedro C. García

Pedro C. García

«Aquí la llamamos María Isabel y era un terremoto; un trasto. Hablo de ella y me pongo a llorar. Era la primera en organizar las fiestas de final de temporada. Formaba parte de esta gran familia», valora la jefa de la cadena teldense. Entró con cinco años y luego se fue al Femarguín. Sus ídolos eran Casillas, Ruud van Nistelrooy, Raúl Gozález. El blanco era su color. «Nunca vendrá a la UD, es del Real Madrid al cien por cien».

‘Si paro un tiro de Alberto Butra me pones de portera, Geli’. El inicio de todo. La primera parada de la campeona. El oro se forjó en La Garita. La frase es la primera casilla de la carrera futbolística de María Isabel Rodríguez Misa, campeona del mundo con España en Sídney en una hazaña sin precedentes. Ángela Hernández Cabrera Geli es la presidenta del CD Yoñé La Garita y evoca emocionada los primeros pasos futbolísticos en el campo de las Remudas con el equipo sureño. ‘No la vas a parar’, le respondió la mandataria. Pero sí lo hizo. «Y ese sábado jugó de portera, no le marcaron ningún gol, y desde entonces, siempre intenta ser la mejor en la portería».

La jugadora teldense, delantera en sus inicios, «era polivalente, no se cansaba y era goleadora. Era todo un trasto, un terremoto incansable. Se lesionó un niño y se quedaron sin portero, por ello Misa quiso demostrar de lo que ella era capaz, y jugar en la posición que siempre había querido», detalla la presidenta con una foto en un marco rojo de la jugadora grancanaria en sus manos.

Mientras tanto, su padre Juan Rodríguez, recién llegado de Sídney, donde presenció el concurso de la España de Jorge Vilda, recuerda los miles de entrenamientos. Carretera y manta. Kilómetros y kilómetros junto a la madre de la estrella Fefi Rivero, también testigo de la proeza de las campeonas en primera persona. Toma la palabra Geli, guerrera y con ganas de hacer justicia. «Destacaba, marcaba la diferencia. Los niños la elegían para que fuese su capitana porque sabían que era la mejor. Estamos muy orgullosos en La Garita, y en este caso, en el Yoñé, que Misa se acuerde siempre de dónde empezó a jugar, y lo lejos que llegó». Era la única niña, la que se comía el balón. La portería era suya. Es la historia de la niña del Yoñé.

Geli: «Me pidió que hiciese un Femenino porque no se quería marchar. Pero es que no había más niñas»

«Su abuelo era portero y ella se acuerda mucho de él. Esto viene de generaciones y gracias a él, ella decidió que quería jugar bajo palos», incide Juan Rodríguez. El padre y la presidenta quisieron acercar posturas sobre su cambio y su bienhacer de cancerbera en su carrera deportiva. Aclaran el origen del amor por paradas imposibles.

No solo en fútbol fue la primera, la actitud que tenía y tiene Misa se encuentra en cualquier ámbito de su vida: «Cuando acababan las temporadas, y organizábamos fiestas en la sede, Misa era la primera en llegar, en ayudar a colocar los trofeos, hinchar los globos y la última en irse», evoca Geli.

María Isabel 'Misa (i), en el equipo de Las Abejas del Yoñé La Garita.

María Isabel 'Misa (i), en el equipo de Las Abejas del Yoñé La Garita. / Juan Carlos Castro

Ajedrez, triatlón y basket

El papá Juan tira de memoria para acordarse de los duelos contra su hija. Sobresalía en todas las disciplinas. Polifacética. Del peón a la bicicleta. «En las fiestas del Yoñé, se organizaban encuentros padres contra hijos, eran partidos para disfrutar en familia y pasarlo bien todos, pero hasta en eso, ella quería ganar y demostrar que era la mejor (...) Además, María Isabel hizo triatlón y ganó varias carreras. También jugó al baloncesto, al ajedrez, y por último, al fútbol. Pero todos los deportes se le daban de maravilla». Pero la felicidad le esperaba debajo de un larguero.

Una iluminación. Quiero ser portera. Y ganar un Mundial. «Una vez se quedó mirando a los pibes que jugaban al fútbol [entre los que estaba el hijo de Geli], y dijo que quería jugar como ellos, no tenía más de cinco años», cuenta la presidenta. Encontró su teatro de los sueños. «Era una más del equipo, no la trataron diferente, iban todos juntos a la playa a coger olas, al parque, o a cualquier lugar donde pudieran tocar balón».

Juan Rodríguez: «Su abuelo era portero y ella lo venera. Esto viene de generaciones y está en los genes»

En un arrebato, le pidió que crease un Femenino para no marcharse de La Garita. «Me pidió innumerables veces que hiciera un femenino para no dejar el Yoñé, pero no había más niñas con las que poder contar. De tal manera, que cuando le llegó la oportunidad del CD Femarguín, se hizo la luz». Sin embargo, y con el permiso de Micky Sánchez, presidente del club de Arguineguín, gran pionero del fútbol femenino en el Sur, Misa es más blanca que la leche. «El equipo de su vida, no era ni más ni menos que el Real Madrid. Al que pertenece desde 2020, el escudo de su alma. «Nos juntábamos para ver los Clásicos cuando era ella pequeña, mi hijo era del Barcelona, y cuando ganaba el Madrid, María Isabel se reía de él por el resultado», bromea Geli. Incluso vestir el amarillo de la Las Palmas se antoja complicado.

«El Madrid es su club y no se marcharía ni a la UD, aunque primero debe tener Femenino» responde la presidenta sobre volver a Gran Canaria. Laten los recuerdos, vuelve el color blanco. «En su foto de la Primera Comunión, un balón y el escudo del Madrid», admite el padre, con el que comparte pasión por Las Palmas. Animaban a la UD en Segunda B en Siete Palmas.

Made in La Garita. Orgullo de pertenencia. El entrenador Christian Granado, con quién Misa jugó en benjamines, la recuerda como «una niña muy competitiva, que siempre quería ganar. La veías y decías, llega. Era diferente». Su baño en oro, le impresiona. «Es un honor decir que compartí infancia con una campeona. Su paso por La Garita no se olvidará».

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