Santa Brígida

Batalla para realzar la gesta del Batán

Santa Brígida se compromete a dar más brillantez a las celebraciones de la victoria contra Van der Does

Bravo sostiene que es el mayor episodio histórico de la isla

Batalla del Batán, en Santa Brígida

J. M.

La Batalla del Batán, la gesta de la población grancanaria que repelió la invasión holandesa de 1599 y puso en fuga al almirante Van der Does, es para muchos el principal acontecimiento político y militar ocurrido en Canarias. Sin embargo, muchos isleños desconocen su importancia o la ignoran. El municipio de Santa Brígida pretende iniciar otra batalla para que se valore ese episodio y se recuerde a los que dieron su vida.     

Una docena de miembros de la Asociación para la Divulgación Histórica de Canarias (ADHC) recrearon ayer en el parque municipal de Santa Brígida los duelos a espada y cuchillo que se libraron hace 424 años en los bosques y riscos del Monte Lentiscal. A un lado, holandeses con armaduras relucientes y plumajes en el casco. Al otro, isleños con lanzas y ropajes más ligeros.

Minutos después, una quincena de mujeres, unas ataviadas de damas de alta alcurnia y otras de campesinas, se reunieron en círculo para ejecutar el baile de la bandera, una danza de la época. Durante dos días, en las calles de la villa satauteña y en la finca El Galeón se han rememorado los hechos acaecidos entre el 26 de junio y el 8 de julio de 1599, unos días determinantes en el devenir de Canarias, de España, de Europa y hasta de América, pues ahora solo se puede imaginar cómo sería el Archipiélago canario si los holandeses hubiesen conquistado la isla y cortado a Felipe II las comunicaciones con ultramar.

El Batalla del Batán quizá decidió el futuro del imperio español y de todo lo que vino después, pero hasta ahora solo se conocen y valoran los sucesos de aquellos días por el empeño de unos pocos historiadores y militares.

Mariam Perdomo, presidenta de la ADHC, es una de esas entusiastas que quieren que la gesta de los grancanarios se dé a conocer a los actuales habitantes de la isla y figure con letras mayúsculas en los libros de historia. «Queremos hacer una recreación histórica de aquellos días dramáticos, tanto en los aspectos militares como civiles, en que toda una población fue desplazada cuando atacaron la ciudad de Las Palmas», relató.

Su asociación pretende impulsar la participación ciudadana en torno a ese episodio histórico. «Todos los que interpretan un papel son voluntarios y la mayoría se ha hecho su propia ropa», explicó Perdomo, quien subrayó que los trajes se han confeccionado tras investigar en los documentos de la época. «Hay poca información sobre eso, sobre todo es complicado averiguar cómo iba vestida la clase baja, pues no hay muchas referencias escritas», comentó.

La presidenta de este colectivo consideró que la Batalla del Batán «no se conoce lo suficiente», pues se habla mucho de corsarios y luego esa idea se asocia a los piratas del Caribe. «Pero no estamos hablando de nada de eso, fue una flota de más de 70 barcos, que es prácticamente un ejército, y no está claro que no fuera realmente una expedición militar; fueron unos días muy dramáticos porque no estaban recogidas las cosechas, fue un golpe brutal para toda la isla y el Real de Las Palmas tardó muchos años en levantar cabeza por todo lo que se perdió», añadió.

El ataque de Van der Does, según Perdomo, está muy bien estudiado y documentado, pero quizá queden datos por conocer, sobre todo en los archivos holandeses. Los voluntarios de su asociación se han propuesto añadir nuevos personajes cada año, ayer una yerbera tras indagar en documentos sobre el uso de plantas medicinales en aquella época.

La idea de dar mayor relevancia a la Batalla del Batán se repitió en los discursos del acto conmemorativo en la plaza de Santa Brígida, la ofrenda floral a los caídos y el desfile militar por las calles del casco de la villa.

Batalla para realzar la gesta del Batán

Batalla para realzar la gesta del Batán / Jesús Montesdeoca

Reconocimiento

Tanto el nuevo alcalde, José Miguel Bravo de Laguna, como el coronel del Regimiento de Infantería Canarias 50, José Ignacio Valverde, coincidieron en que la batalla contra la flota holandesa ha sido el acto político y militar más relevante en toda la historia de Gran Canaria. A su juicio, merece un mayor reconocimiento por parte de la sociedad, en especial por la valentía que mostraron los isleños ante un adversario más numeroso y mejor preparado.

Bravo de Laguna se comprometió a impulsar desde el Ayuntamiento una mayor brillantez a la conmemoración y empezará ya el próximo año, en que se cumple el 425 aniversario. «Hay que celebrar un acto que implique a toda la sociedad porque fue algo que marcó la historia de Canarias y de España en sus relaciones con América, señaló el alcalde satauteño, quien recordó que Antonio Romeu de Armas, gran historiador tinerfeño y, por tanto, poco sospechoso de exagerar los méritos de Gran Canaria, «ya dijo que la batalla fue el acontecimiento político, militar y naval más importante de Canarias».

«Aquel 3 de julio de 1599, según los cronistas, había más calor que hoy, y quizá eso fue positivo para vencer a los holandeses, pero hay que recordar que Van der Does disponía de 78 navíos y unos 12.000 hombres entre soldados y marineros, mientras que en toda la isla había una población de 15.000 personas y en Las Palmas solo vivían 5.000; piensen en la enorme desproporción, en la diferencia numérica y de armamento», destacó Bravo de Laguna en su discurso.

A su juicio, la victoria en la Batalla del Batán «no solo fue por el calor y por el cansancio de los holandeses tras la travesía por mar, sino sobre todo por el valor, el coraje y la valentía de los defensores de nuestra isla».

Otro vecino de Santa Brígida, el geógrafo Álex Hansen Machín, también se ha involucrado en dar a conocer los detalles de ese episodio histórico a través de conferencias y de nuevas investigaciones, como un estudio titulado El Paisaje y el ataque de Van der Does a Gran Canaria.

Hansen señala que los holandeses, tras rendir la ciudad de Las Palmas y adentrarse en la isla para conquistar todo el territorio, tuvieron numerosos factores en contra, unos naturales provocados por los isleños que les hicieron frente.

Corte de acequias

entre ellos cita «un día de calor insoportable» para la tropa invasora, probablemente un tiempo de sur, que los grancanarios agravaron al cortarle las aguas de las acequias y enturbiarlas; el desconocimiento del territorio; la dificultad del relieve por la pendiente y el desnivel, unos 450 metros hasta el Monte Lentiscal; el sustrato de picón en el ámbito que hoy conocemos Tafia; el elevado número de las tropas holandesas para un terreno montañoso donde resultaba difícil moverse y mantener la unidad; o la división en dos grupos de los soldados, cuya vanguardia formaría una avanzadilla de unos 1.500 hombres.

Además, según el geógrafo, «también influyó el factor sorpresa de las tropas españolas ocultas en la frondosidad del bosque; el hostigamiento continuo con escaramuzas y golpes de suerte y sorpresa no sólo en el día de la batalla, sino también en todos los anteriores, mermando la moral del invasor; así como la valentía y el mejor conocimiento del terreno de los insulares». Sin descartar tampoco el mucho vino y ron que los isleños pusieron a disposición de los holandeses después de conquistar la capital.

Al no llegarse a ningún acuerdo ni rendirse la isla, el día 3 julio las tropas de Van der Does iniciaron el asalto al centro de Gran Canaria por el camino de La Vega, al mando del comandante Gerardt Storm van Weenen, ascendiendo por el Lomo de San Roque, Pico del Viento, Tafira Baja y Tafira Alta hasta las orillas del Monte Lentiscal, cuyos límites se pueden cifrar aproximadamente al pie de la Montaña de Tafira, y quizá algunos por el cañón del Barranco Guiniguada. El número de militares holandeses ascendía a unos 3.000 ó 4.000 hombres.

Según las crónicas recopiladas por Hansen para concretar los paisajes de la batalla, al llegar al cruce del camino de la Vega con el de Atalaya, actual intersección de la carretera del centro con la de Marzagán, el comandante Gerardt Storm escogió este último, decidido a internarse más en el Monte Lentiscal y alcanzar así Santa Brígida.

Se formó un escuadrón de avanzadilla de 1.500 holandeses al mando del capitán Diricksen Cloyer, que se detuvo inseguro a la altura de la actual Cruz del Inglés. A la altura del cerro de El Batán, el jefe de los resistentes, Antonio Pamochamoso, había dado la orden de detener la retirada hacia el interior de sus tropas, unos 300 hombres entre militares profesionales y milicianos.

«Al poco iniciaron como táctica el toque de tambores y el airado de las banderas para confundir y atemorizar al enemigo, al tiempo que Pamochamoso daba órdenes a sus capitanes de hostigar y escaramuzar escondidos en la espesura del bosque al enemigo, arcabuceándolos, tirando piedras, gritando y atacando sin ser vistos», sostiene Hansen en su estudio.

En su huida, las tropas holandesas tuvieron que abandonar una compañía que con ánimo de pillaje había descendido por el barranco del Dragonal y a otros muchos hombres que se habían desperdigado por los campos. Los invasores caídos se calculan entre 1.400 hombres, según las fuentes holandesas, y unos 800 como máximo, según las crónicas españolas.

En la imagen de arriba, voluntarios de la Asocación para la Divulgación Histórica de Canarias recrean la Batalla del Batán en el parqie municipal de Santa Brígida. Debajo, miembros de ese colectivo durante el baile del sombrero. A la izquierda, llegada a la ofrenda floral del coronel José Ignacio Valverde, el alcalde José Miguel Bravo de Laguna y el cronista Juan José Laforet. Debajo, preparación de dos paellas para el almuerzo popular jnto a la Casa del Vino. |

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