Comercio

La Feria Km.0 de Gran Canaria vuelve a sorprender: Café ‘made in’ Maspalomas y bombones de leche de cabra

Cientos de personas vuelven a ser fieles a esta cita para hacerse con las mejores producciones de la isla e impulsar el desarrollo de la economía insular

Feria Km. 0

X. L.

«¿Pero qué voy a plantar yo café, muchacho?», respondió el tirajanero Antonio Jesús Pérez a un conocido suyo cuando en 2019 éste le propuso adentrarse en el mundo de los cafetales. Pero muy poco tuvo que esforzarse para convencer a este apasionado de la agricultura que se quedó con aquel runrún en la cabeza y enseguida le entró el gusanillo. «Usted planta café en El Tablero y se da, y si lo planta en la zona del Faro de Maspalomas, también se da; eso sí, hay que tener cuidado con el calor», sostuvo este domingo durante su participación en la Feria KM.0 celebrada en el recinto ferial del Cruce de Arinaga. 

La cita de los productos de cercanía volvió a congregar este fin de semana a cientos de grancanarios y turistas deseosos por hacerse con las mejores producciones y elaboraciones de la tierra, un notable interés que sin duda contribuye a impulsar el desarrollo de la economía insular y que provocó que el recinto ferial estuviese hasta la bandera desde primera hora de la mañana. Medio centenar de empresarios volvieron a ofrecer sus mejores cosechas y creaciones en productos como frutas, verduras, panes, quesos, mieles, vinos, especias, patés, mermeladas, dulces, aceitunas, cervezas, sal, gofio, helados, sidras y licores, entre otros alimentos.

Más de uno se quedó sorprendido con las propuestas, como Pamela, una joven italiana residente desde hace dos años en el municipio de Mogán que no dudó en parar un minuto en el puesto de café de La Sureña, la marca con la que Antonio Jesús Pérez y su hija Rosa Coloma Pérez comercializan el café cultivado en Maspalomas. «Está buenísimo, tiene un sabor más rico que otros cafés», sostuvo. El sorbo que degustó Pamela procede de una finca ubicada en el Barranco La Negra en la que estos productores tienen ya unos 700 cafetales que producen unos 3.000 kilos de café al año.

Medio centenar de productores participan en una edición con notable afluencia de público

«El café se cultiva en cualquier lado menos donde hace frío o muchísimo calor, pero hay que tenerlo bien protegido, lavarlos para evitar que la calima afecta a los granos y mantener a raya las plagas de hormigas», explica Antonio Jesús, quien además cuenta que la temperatura ideal para su cultivo es entre los 20 y los 30 grados. «Yo monté un invernadero y le quité a los cafetales el 74% de los rayos ultravioletas». Todas esas características, además de mantener los cafetales en las cercanías de árboles frutales, hacen que su producto tenga aromas a canela, papaya y naranja.

Es la segunda vez que estos tirajaneros participan en la Feria KM.0 pues hasta ahora daban a conocer su producto vendiéndolo a amigos y conocidos. «Y aquí mi mejor publicidad es simple: tenga usted un vaso», señala Antonio Jesús, quien sostiene que por ahora no va a comercializar su producto en los supermercados sino con la venta directa y que además a futuro quiere impulsar las visitas turísticas a su finca.

Emprendimiento

A apenas un metro de este puesto, Dailos Cabrera, un vecino de Telde, compraba unos bombones elaborados con leche de cabra. Habitual de esta feria en sus distintas ediciones en los diferentes municipios de la isla «porque siempre pruebas cosas nuevas, nunca hay dos cosas iguales, cada feria es diferente», Dailos adquirió esos bombones porque «son muy suaves y se nota que son de leche de cabra de verdad, pura y dura». Su creadora es Ulrike Berg, una mujer «de pasaporte alemán pero fataguera de corazón» desde 1995 que hace apenas cinco meses empezó, bajo la firma ¡Ñoos!, a comercializar un licor de leche de cabra y gofio, además de los bombones.

«A mi me gusta mucho el Baileys pero no quería que fuese de fuera, lo quería hacer con productos de aquí», señala. Así que empezó a experimentar. «Yo quería trabajar con la materia prima de aquí, porque tenemos una riqueza increíble, y como me encanta cocinar y me encanta probar nuevas combinaciones de receta, pues me animé», cuenta la empresaria.

Así, mezcló leche de cabra, azúcar caramelizada, gofio y ron blanco y salió este licor. «Es como el desayuno que nos hacían las abuelas», bromea. Además de esta bebida ideó dos variedades de bombones: uno de leche de cabra con azúcar caramelizada y gofio, con un ligero sabor a dulce de leche, y otro de leche de cabra con chocolate y chili, con un toque picante. Por ahora solo vende sus productos de forma directa en las ferias de kilómetro cero y el año que viene lo hará también en la feria Gran Canaria Me Gusta en Infecar. Además, esta empresaria cuenta con un puesto de souvenir en el mercadillo de Mogán.

Entre las cientos de personas que durante la mañana de este domingo se acercaron hasta el recinto ferial del Cruce de Arinaga estaba Sagrario Benítez, una vecina de Las Palmas de Gran Canaria que se marchó de allí con las bolsas cargadas. «Mire, mire, dos panes de Agüimes, queso y aceitunas de Santa Lucía de Tirajana y naranjas también de ese municipio; esto va a ser mi almuerzo de hoy, es sencillito pero de la tierra», relata una mujer que es habitual de este tipo de ferias. «Para mi es muy importante consumir productos de aquí, de lo nuestro, aunque a veces sea un poco más caro», señala Sagrario, «también vengo mucho a la Feria del Sureste, me encanta». «¡Ah! Se me olvidaba, también me llevo unas galletas, que soy muy golosa», bromea.

Ulrike Berg empezó con su licor hace cinco meses e Isaac Bernal con su bebida en noviembre

 Entre el medio centenar de productores presentes en esta feria los hay con una amplia experiencia en su sector, pero también empresarios que han emprendido en sus negocios recientemente. Es el caso de la marca Kombuxa con X de 10, creada el pasado mes de noviembre en el municipio de Firgas y que se ha convertido en la primera en comercializar en las islas esta bebida de origen asiático con casi 3.000 años de historia.

«La kombuxa es una bebida fermentada que se hace a base de té negro, agua y azúcar a la cual se le aporta una colonia bacteriana para que se inicie la fermentación; a lo largo de 17 días el producto se transforma y elimina el azúcar y ahí se le aportan flores, zumos de frutas o licuados para aportar un sabor, un color y un aroma y que la bebida se gasifique de forma natural», explica Isaac Bernal, gerente de la empresa, «no tiene alcohol y es probiótica, diurética y reguladora de la tensión; es una bebida alternativa y saludable». Por ahora tiene cuatro sabores: flor de lavanda; limón, jengibre y hierbahuerto; manga y piña y coco.

Esta bebida, señala el empresario, está teniendo muy buena aceptación y además de en ferias también se puede encontrar en distintos negocios de restauración, herbolarios o centros de nutrición de la isla. «Siempre encontramos zumos, refrescos y todo tipo de bebidas alcohólicas, pero nunca una bebida saludable y con mucho sabor; poco a poco», añade.

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