Un mirador teldense de origen filosófico y con premio

El proyecto del Estudio Romera para la playa de Malpaso ha quedado finalista del Premio Internacional de Arquitectura de Rosa Barba

Incorpora una planta en peligro de extinción

Imagen aérea del mirador de Malpaso, en Telde.

Imagen aérea del mirador de Malpaso, en Telde. / DAVID RODRÍGUEZ

Mientras leía a los filósofos presocráticos al arquitecto Pedro Romera le surgió la idea para crear el nuevo Mirador de Malpaso, en el municipio grancanario de Telde. «Ellos plantearon que la Tierra estaba hecha de cuatro materiales: fuego, sol, viento, tierra y aire», explica. Por ello, los cuatro extremos del mirador tienen el símbolo de cada uno de los elementos en un sistema de coordenadas. «Una está orientada al mar, otra hacia la tierra, la cumbre, que es un eje espectacular, otro es viento, en el noreste, y el otro es fuego, que es el atardecer, el sol más radiante», añade. La propuesta ha quedado finalista del Premio Internacional de Arquitectura del Paisaje Rosa Barba de la Fundació Banc de Sabadell, integrado en la Bienal Internacional de Arquitectura del Paisaje de Barcelona.

El arquitecto quería realizar el mínimo impacto en el espacio para que el paisaje hablara por sí solo. «Es un simple elemento con cuatro ejes que te permite sentarte y una gran superficie de 700 metros [de jardín]», detalla. «Planté vegetación que ya está casi extinta, son lotus, es una planta que está en la playa de Jinámar y que se nutre con agua salada y está en vías de extinción», indica. La degradación de la costa canaria ha producido que especies como las que se pueden encontrar en el mirador vean disminuidas su población. «En el Archipiélago tenemos un litoral magnífico, pero muy degradado, por lo que si somos capaces de recuperarlo convertiremos a la isla en un espacio de una extraordinaria belleza», añade. 

Para incluir el Lotus kunkelii, conocido popularmente como yerbamuda, en su proyecto tuvo que solicitar las semillas al Jardín Canario, que las almacena. Es un endemismo que está casi extinto y que el Cabildo de Gran Canaria replantó entorno a 2014 en el Sitio de Interés Científico (SIC) de Jinámar. 

Recuperación ambiental

Para el trabajo se incorporó un equipo multidisciplinar para que las condiciones fueran las idóneas en el 70% de espacio que ocupa la zona ajardinada. Por lo tanto, el espacio pavimentado es menor y ejemplifica «el concepto de erosión». La planta también cumple una función práctica, y es que además de embellecer el paisaje evita «la continua erosión del terreno que pudiera poner en peligro los límites físicos del borde costero evitando desprendimientos».

El arquitecto Pedro Romera.

El arquitecto Pedro Romera. / Jose Carlos Guerra

La iluminación del mirador se suministra a través de placas fotovoltáicas para causar el menor daño al plantea. «Era muy fácil haber hecho un mirador gigante, espectacular, con rampa, pero he querido ir de telonero, y en cambio, nutrirlo con mucha vegetación e incorporar los cuatro elementos de los filósofos presocráticos que tenemos en Canarias y son magníficos», comenta. Por ello, la superficie pavimentada es mínima respecto a la vegetación que crece a su alrededor y que es la antesala perfecta para las vistas de la playa del municipio.

Cuando el Estudio Romera ganó el concurso público, el arquitecto se dirigió hasta el lugar para visualizar el proyecto y que el paisaje permaneciera en su mente. «Un enclave cambiante, en continua erosión, y con numerosas cualidades paisajísticas», define el arquitecto el espacio en el que está ubicado el mirador. «Todos ellos próximos al yacimiento arqueológico, que pone en valor a cada uno de ellos a través del reconocimiento de los límites de la intervención», comenta. Precisamente el objetivo del proyecto era aportar regeneración al ecosistema marino canario, para que se «regenere la biodiversidad» mientras los visitantes pueden disfrutar de unas vistas privilegiadas, ya sea al mar, la cumbre o la puesta de sol que dejará sin palabras a más de uno. 

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