La asociación ‘SOS Pinzón Azul’ alerta de las amenazas para la especie tras el último incendio de la Cumbre

Reclama al Gobierno de Canarias que permita la cría en cautividad y la reintroducción en pinares  

La asociación SOS Pinzón Azul de Gran Canaria ha reclamado este jueves «el desbloqueo» de las tareas de conservación de esta especie en peligro de extinción y la implicación de todas las administraciones públicas, especialmente del Gobierno de Canarias, en una estrategia de protección «real, consensuada y rigurosa» para evitar la desaparición de esta singular ave de los montes de la isla.

Este colectivo, formado por personas comprometidas con la conservación de este endemismo de Gran Canaria, alertó de que el aumento en la frecuencia y virulencia de los incendios forestales, como el sufrido el pasado mes de julio en el Cortijo de Huertas, que quemó unas 480 hectáreas del pinar que acoge al núcleo del pinzón azul en la Cumbre, «es una amenaza constante y creciente para la pequeña población» de la especie. Además, advirtió, «la poca conectividad de los pinares dificulta el desplazamiento de ejemplares y la colonización natural hacia otras zonas». 

Por tanto, según SOS Pinzón Azul, «el programa de reintroducción en otros pinares, como medida a corto plazo, y la restauración del hábitat creando pasillos corredores y nuevas masas forestales, como medida a largo plazo, son acciones urgentes que deberían estar llevándose a cabo y ya han sido recomendadas por los expertos en la especie que publican sus trabajos científicos en foros de alcance internacional».

La asociación afirmó que «gracias a la dilatada experiencia en la conservación de la especie se han adquirido los conocimientos y se dispone de las herramientas para desarrollar acciones directas para el beneficio de sus poblaciones, solo queda la voluntad real para hacerlo». 

La cría en cautividad realizada por el Cabildo y el refuerzo poblacional ha sido una acción recogida en los tres proyectos Life de la UE y los dos Planes de Recuperación dedicados a la conservación de la especie. «Sorprendentemente, al final del último Life, el Objetivo 2 sobre la cría en cautividad fue suspendido, a pesar de los buenos resultados previos y de ser la piedra angular de todo el proyecto, ya que los Objetivos 1 y 3 eran consecuencias directas de dicho Objetivo 2, como se puede ver en la propia web del proyecto», resaltó el colectivo, que recordó que «mientras tanto, el Gobierno de Canarias autorizaba la cría en cautividad y liberaciones de otras especies, como la paloma rabiche (Columba junoniae), especie que se distribuye por varias islas y no se encuentra en peligro de extinción, así como de perdiz roja (Alectoris rufa), especie alóctona introducida en la isla para fines cinegéticos con liberaciones de cientos de ejemplares cada año».

A partir del año 2020, terminada la implicación del Gobierno de Canarias tras la finalización del Life, la administración autonómica volvió a denegar las liberaciones de ejemplares nacidos en cautividad, «de nuevo con un argumentario poco consistente y a veces contradictorio». Esto supone «un enorme gasto para el Cabildo y un desperdicio de dinero público».

El pinzón azul de Gran Canaria (Fringilla polatzeki) es un pájaro endémico de los bosques de pino canario de esta isla y se encuentra catalogado En Peligro Crítico por el Libro Rojo de las Aves de España. Los últimos censos estiman una población de unos 430 ejemplares repartida en dos núcleos, Inagua y la Cumbre, convirtiendo a la especie en el pájaro más escaso de Europa.

Las primeras acciones de conservación, realizadas en la década de 1990 por el Gobierno de Canarias, consistieron en adquirir conocimientos básicos de la biología de la especie y la creación de bebederos artificiales, junto a la construcción de un centro de cría en cautividad con el objeto de reintroducir la especie en otros pinares. Aunque estas medidas contaron con financiación europea mediante dos proyectos Life (1993-1997 y 1999-2002), no se logró reproducir a la especie en cautividad y el conjunto de medidas no consiguió que sus poblaciones y área de distribución aumentaran.

El fuego en el Cortijo de Huertas destruyó una parte del hábitat del ave en riesgo de extinción

El cambio de competencias y de equipo de trabajo en la gestión de la especie supuso un importante hito en la historia de la conservación de este amenazado endemismo, pues el Cabildo de Gran Canaria fue capaz de iniciar, a partir de 2010, un programa de reintroducción gracias al éxito cosechado en la cría en cautividad gestionado por el propio Cabildo. Esta acción había quedado recogida en el Plan de Recuperación de la especie elaborado por el Gobierno canario, organismo que también ejerce una función de control y debe autorizar las liberaciones. El fruto del programa de reintroducción fue el establecimiento de una nueva población en otro pinar de la isla, la Cumbre, cuya información se encuentra en informes técnicos y publicaciones científicas.

El año 2012 marca otro hito en la conservación de la especie, aunque en esta ocasión debido a los obstáculos interpuestos en su correcto desarrollo. A pesar de los buenos resultados de las liberaciones realizadas por el Cabildo, el Gobierno canario denegó la liberación al medio natural de los ejemplares nacidos en el Centro de Cría. La prohibición fue motivada por una posible "catástrofe genética” según el Gobierno canario, a pesar de que los análisis realizados por laboratorios independientes indicaban justamente lo contrario. Un año más tarde (2013), la estrategia “conciliadora” del Cabildo insular consistió en hacer coparticipe al Gobierno de Canarias en el programa, para así hacerlos corresponsables y facilitar la aprobación de las solicitudes.

Desde entonces, el Gobierno canario ha autorizado las liberaciones en las que sus técnicos han participado. Sin embargo, durante estos años no se repusieron las parejas envejecidas y se dejaron enfriar huevos fértiles en el Centro de Cría, además se modificó sustancialmente la metodología de liberación que había resultado exitosa y se rompió el acuerdo de Custodia del Territorio con los propietarios de la finca donde se había instalado el jaulón de aclimatación y realizado las primeras liberaciones, lo que supuso la prohibición de acceso a la finca, necesario para el seguimiento de las poblaciones, y la pérdida por robo del jaulón de aclimatación instalado.

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