La lluvia vuelve a Guía para festejar el día de las Marías

La tradición y los reencuentros llenan las calles de Guía para festejar uno de los días mas emotivos 

2.000 personas se dieron cita en la procesión y posterior romería 

Guía celebra la romería y procesión por el día de las Marías

Carla Gil/Andrés Cruz

Juan Rodríguez tiene las puertas de su casa abierta desde por la mañana. Desde las 06.30 horas le sonó el despertador para desayunar con tranquilidad y prepararse para ir a comprar el pan «para hacer los bocadillos de chorizo de Teror». Un domingo especial en Guía, donde la lluvia volvió a hacer acto de presencia para conmemorar, una vez más, el día de las Marías en el municipio. Los paraguas, la lluvia tímida y los bucios fueron protagonistas en una jornada festiva y familiar, donde los vecinos de Guía salieron a la calle para vivir con ilusión una de las fiestas más antiguas y con historia a sus espaldas. 

Está a punto de comenzar la romería y Juan Rodríguez ya está preparado. Sentado en un taburete junto a su casa, a la entrada se puede ver cómo una mesa está perfectamente preparada para la ocasión, y es que este vecino de Guía tiene como tradición abrir las puertas de su casa para que todo el que quiera comparta con él una jornada que resulta especial por el significado que esconde. 

A sus 77 años, Juan conserva muchos recuerdos del día de las Marías, y aunque es inevitable que alguna que otra lágrima se le escape, consigue transmitir sus sentimientos hacia esta festividad. «Yo recuerdo que la primera vez que vine junto a mis padres tendría unos nueve años», explica. «Durante todo este tiempo, todo ha cambiado muchísimo, pero aún así, hoy en día todo sigue siendo muy especial», dice. 

El cumplimiento de una promesa. Así describen muchos de los vecinos de Guía lo que significa el día de las Marías. Una tradición que ha ido de padres a hijos, y donde las familias completas se reúnen para revivir «el milagro de la Virgen». Perfectamente ataviados con la ropa típica canaria. Esa es una de las normas principales para que los guienses se sientan como en casa, pues creen que es una de las cosas que se deben cumplir para que las tradiciones sigan estando presente. 

Mercedes Rosa González, Seferino Piti y Urbita Sosa conocen a la perfección lo que significa este día. Nacidos y criados en Santa María de Guía, llevan toda la vida sintiendo la festividad, y es que desde muy pequeños sus familiares les inculcaron el día. «Venimos de familias de campesinos y agricultores. Esto es el cumplimiento de una promesa, de algo muy grande y es una obligación venir cada año y estar presente en todos y cada uno de los actos», explican.«Aquí no vale vestirse de cualquier manera», cuenta Mercedes Rosa. «Si vas a venir a ver a la Virgen tienes que estar bien ataviado con la ropa canaria, porque esto es una romería, no una ronería», asegura Seferino. 

Los bailes canarios se adueñaron de las calles de Guía

Los bailes canarios se adueñaron de las calles de Guía / Andrés Cruz

El fín de la festividad, tal y como resumen este grupo de amigos, es que «todo el campo le pidió a la Virgen que se eliminara la langosta, y se utilizó el bucio y los tambores para hacerlo, por eso la procesión va acompañada de estos dos elementos». Y sin lugar a dudas, los ahí presentes cumplieron con esa tradición, porque desde cada esquina se podía escuchar el sonido de los bucios, como si de una conversación entre dos personas se tratase. 

Mari Carmen Mendoza espera en una de las calles paralelas a la parroquia para que de comienzo la romería. Nacida en Guía, asegura que «este día es una fiesta que tanto yo como el resto de guienses vivimos con emoción cada año, porque es la tradición desde 1811». La presencia de la lluvia fue el motivo de conversación, pues a pesar de que había estropeado un poco la fiesta, la falta de agua en la Isla hizo que hasta muchos lo agradecieran. «Como nos hace falta la lluvia y la fiesta es para eso, podríamos decir que se ha cumplido todo el pronóstico», asegura Mari Carmen. 

Tradiciones

Entre recuerdos de antaño, Mari Carmen hace referencia a hace un tiempo atrás, cuando la celebración se centraba en un sólo día, que era el domingo. «Esto cada vez se ha convertido en una fiesta mayor, pero no hay duda de que la romería es mucho más familiar, cuando todos nos reunimos». Un cúmulo de emociones es lo que viven cada mediados de septiembre los vecinos de Guía, que ven en las tradiciones un reflejo de la sociedad actual, donde apenas se cumplen las costumbres de los antepasados y todo va, poco a poco, degenerándose hasta el punto de olvidar lo que un día significó en el pueblo una fiesta como lo es las Marías de Guía. 

Mari Carmen Mendoza: «Nos hace falta lluvia y la fiesta es para eso, por lo que se ha cumplido el pronóstico»

Un día en el que familiares y amigos vuelven a reencontrarse, e incluso los que viven en otras islas se toman la obligación de volver al municipio en el que hace muchos años, se hizo realidad el milagro. Una jornada dominical en la que a muchos les suena el despertador desde bien temprano, para poder cocinar todo con tiempo, planchar los trajes de canarios y vestirse para la ocasión. 

De padres a hijos

Entre una variedad de colores causados por los trajes típicos, destacan personalidades de todas las edades, desde los más mayores que viven con la nostalgia del recuerdo este día, hasta los más pequeños, que agarrados de las manos de sus madres, padres, abuelos o tíos viven por primera vez una experiencia que probablemente les acompañe durante toda la vida. Es el caso de Dolores Arencibia, que intenta transmitir a su hija de tres años el sentimiento que le inculcaron a ella sus padres hace mucho tiempo, cuando le enseñaron la importancia de vivir y disfrutar al máximo los días en los que uno se siente realmente feliz. Y el día de las Marías, sin duda, lo es para ella, que recuerda lo que su padre, ahora fallecido, le transmitió. 

«Es un día muy emotivo para nosotros porque recordamos a la familia y a las tradiciones, y esto es demasiado». Al igual que hizo su padre con ella hace unos años, Dolores también va a cumplir con la tradición de padres a hijos, y tiene como objetivo hacer que su hija sienta lo mismo que ella hacia la fiesta de las Marías. «La niña nació en pandemia, por lo que hasta ahora todo ha sido muy clandestino hasta el año pasado, que se celebró tal y como siempre ha sido».

Juan Rodríguez abre cada año las puertas de su casa para que todo el que quiera vaya y se tome algo con él

Este año, sin embargo, es el primero en el que la pequeña Ana está viviendo el día de las Marías con más conciencia. Vestida con un traje típico canario rosa y en brazos de su madre, Ana confiesa que le gusta mucho este día, y que lo que más le ha gustado es «ver y estar junto a la Virgen», algo que a su madre, Dolores, le llena de orgullo. Todos creen en el origen de la festividad, cuando la Virgen de Guía salvó todas sus tierras y cosechas de la cigarra berberisca. Una fiesta de la que los vecinos se sienten orgullosos porque, tal y como comentan, «la hace el pueblo y no las corporaciones». 

Judit Díaz participa cada año tanto en la procesión como en la romería, y es que según comenta, «las tradiciones es algo que debemos preservar para mantener vivo lo que es nuestro». Su primera vez celebrando las Marías la recuerda en el año 1990. Por aquel entonces, ella tenía diez años y tiene tan presente ese momento en su mente, que incluso recuerda lo que llevaba puesto. «Llevaba una falda de rayas azules con un fajín negro y una camisa blanca», rememora nostálgica. 

Aunque su presencia es fija cada año, Judit no está muy convencida de cómo ha empezado hoy, pues según confiesa, ha llegado tarde a todos lados y no a podido ver con claridad la salida de la Virgen de la iglesia. Junto a ella, Ricardo Brito confiesa que es su segunda vez en la fiesta de las Marías en Guía, y que el pasado año se estrenó por partida doble. «No había ido a ninguna romería ni fiesta popular en toda mi vida, y el año pasado lo probé y me gustó, porque todos mis pensamientos se derrumbaron», confiesa. Y es que Ricardo tenía otra percepción de las fiestas tradicionales, algo que cambió de lleno hasta tal punto que ahora no tiene previsto fallar a las Marías.

Y así, entre el sonido de los bucios, los reencuentros y el tímido olor a lluvia finalizó, un año más, la fiesta de las Marías. Un día que para los vecinos de Guía los significa «todo» y que definirían como «entrañable», «emocionante» y «para la eternidad». 

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