26.000 firmas para que en el Risco de Famara se recuerde a las gracioseras

Dos vecinos de La Graciosa solicitan al Cabildo, Teguise y Haría que coloquen una escultura que homenajee a las mujeres de La Graciosa

Varias mujeres de La Graciosa que subían al risco hace unos 70 años. | | FOTO DE JAVIER REYES ACUÑA

Varias mujeres de La Graciosa que subían al risco hace unos 70 años. | | FOTO DE JAVIER REYES ACUÑA / LA PROVINCIA / DLP

La Provincia

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Más de 26.000 firmas de apoyo para reconocer la importancia de las gracioseras en la historia de su isla y de Lanzarote. En algo más de un mes, en la plataforma social Change.org se han ido sumando apoyos a la iniciativa promovida por Rafael Hernández y Miguel Páez, dos vecinos de La Graciosa. Ambos presentaron su petición por escrito el 8 de marzo para que el Cabildo de Lanzarote y los ayuntamientos de Haría y Teguise erijan una escultura en el Camino de Las Gracioseras en el Risco de Famara, adonde estas mujeres subían para vender pescado por los pueblos de Lanzarote.

La demanda vecinal, con el ánimo de sumar apoyos, ha ido publicando, desde el 10 de febrero hasta el 7 de marzo, fotos, vídeos y artículos de prensa que ponen en valor el papel que la mujer ha tenido para la comunidad graciosera.

Los dos vecinos de La Graciosa han solicitado un encuentro con representantes de las distintas instituciones para presentarles y planificar la propuesta. La intención es trabajar conjuntamente en el diseño, el lugar donde se instalaría, la financiación y los permisos necesarios para colocar la escultura pretendida.

En su campaña en Change.org describen así el lugar: “Hay un precioso rincón en la Isla de Lanzarote por el que transitaban, con una pendiente de más de trescientos metros, las mujeres de La Graciosa que día a día traían el pescado que habían capturado sus hermanos, padres y maridos, para poder venderlo o hacer trueque con ellos. Atravesaban el Risco de Famara, muchas veces descalzas, cargadas, con cestas en la cabeza, para llegar a todos los pueblos del norte de Lanzarote y regresaban igual de cargadas con legumbres, tubérculos o cualquier otro producto que habían comprado o intercambiado. Todo ello lo hacían en lo que se conoce como “el camino de las gracioseras”.

Los promotores quieren trasladar su agradecimiento a todas aquellas personas que han apoyado la iniciativa.