El cortometraje 'Doce Miradas sobre Tías', el sábado 17 en la 1 de TVE

Un puzle diverso, amplio y con el que se logra saber algo más sobre la vida real de personas a las que les tocó vivir y padecer los llamados años ruines en el municipio de Lanzarote

'Doce Miradas sobre Tías'

La 1 de TVE en Canarias emitirá el próximo sábado 19 de noviembre a las 13.10 el cortometraje Doce Miradas sobre Tías. El documental de 17 minutos recoge los testimonios de 12 vecinos del municipio lanzaroteño. Un puzle diverso, amplio y con el que se logra saber algo más sobre la vida real de personas a las que les tocó vivir y padecer los llamados años ruines. El documental, con guion y dirección de la periodista Concha de Ganzo, da voz a mayores que regalan lo mejor que tienen: sus recuerdos. Pequeñas joyas que cuentan la historia real de Lanzarote y de Canarias.

Solo que hay que escuchar el testimonio de Domitila Padrón de 99 años para entender las enormes dificultades que se vivieron en islas tan sedientas como Lanzarote. Las palabras de Domitila resultan tan reveladoras y auténticas que provocan dolor. Su relato, a pesar de la forma tranquila en la que lo cuenta, deja con mal sabor. Aquellos años ruines fueron tan malos para tantos. Ella recuerda que cuando no había agua podían ir de noche a una finca cercana “a beber, solo a beber, no para llevar”. Lo cuenta sin rabia, asumiendo esta realidad. Al igual que un rebaño de cabras, su familia saciaba su sed en esa charca ajena.

Pasiones

Y al hablar de Tías hay que hablar de los pescadores de La Tiñosa. Emilio Pérez y Modesta Marrero ofrecen esa visión entre la nostalgia y la dureza de aquellos que sienten pasión por la mar.

Y algo en común en las mujeres. La mayoría va a la escuela unos años y de inmediato tienen que ponerse a trabajar, en la casa, en el campo, y lo ven normal. Era lo que se hacía. Sus penurias son tantas que por no tener no tenían ni bragas. Ángela Pérez Fernández cuenta que se hacía las bragas con la tela de los sacos de azúcar que venía de Cuba.

Para ofrecer otros enfoques aparece Lázaro Martín con ese amor desmedido que siente por la iglesia de La Candelaria, una pasión que le viene de familia, su padre también se dedicó a cuidar de la imagen. Con Juana Saavedra se rompe la uniformidad del relato. Representa a la mujer adelantada a su tiempo en todo: en ponerse minifalda, en separarse, en abrir un negocio y en luchar mirando siempre hacia adelante.

Urbelindo como encofrador ofrece esa otra realidad que supone el gran cambio. De apenas ganar unas perras, en el campo, en la mar, cuando logra trabajar en el hotel Fariones de Puerto del Carmen llega a tocar el cielo. Dice que su sueldo como encofrador era de rico. Hasta su padre se quitaba de la puerta para dejarlo pasar. Urbelindo García supo adaptarse a ese otro mundo que acabó por sepultar al otro, cuando la llegada del turismo y de las desaladoras cambió la realidad y la dureza de la isla.

El elenco

Emilio Pérez Fránquiz. Pescador de La Tiñosa

Ángela Pérez Fernández. Trabajó en el campo y cuidó de sus hermanos

Urbelindo García Hernández. Sobre todo, fue encofrador, trabajó en los grandes hoteles de Tías y de Lanzarote

Caridad Cejas Machín. Campesina indomable, cuida de su hijo con problemas graves, atiende a sus cabras y conduce

Josefina Gopar Hernández. Puso una tienda en La Tiñosa, tuvo que aprender algunas palabras en inglés para atender a los primeros turistas.

Domitila Padrón Bermúdez. Tiene 99 años, es la mayor. Y dibuja una realidad que provoca dolor. Ella no se queja.

Modesta Marrero García. Pescadora. Apasionada del mar y sus artes. De La Tiñosa.

Juana Saavedra Umpiérrez. Una adelantada a su tiempo, es la más joven de todos, pero ofrece una mirada distinta. Es la gran revoltosa.

Lázaro Martín Bermúdez. Carpintero y guardián de la iglesia de La Candelaria.

Blanca Nieves Borges. Se hizo artesana por vocación, y con 50 años se inscribió en la Escuela Pancho Lasso de Arrecife para aprender y hacer curso sobre telares.

Antonia García Álvarez. Trabajó en el aeropuerto como limpiadora. Y cuidó de sus padres, de su tía, y de sus hijos, dos de ellos con discapacidad.

Matula García Hernández. Su madre llegó a tener 15 hijos, y ella como hermana mayor tuvo que ponerse a los mandos de la casa. Cómo no llegaba al fuego se subía en un banquito. Jamás se quejó.