La capitalidad cultural europea de 2016 ha sido objeto de polémica por el apoyo a ciudades candidatas por parte de varios ministros, como la de Cultura. Se ve que la primera criba está cerca.

- Sí, hoy mismo [por el pasado martes] la ex alcaldesa de La Laguna y diputada le ha preguntado a la ministra por las declaraciones que hizo en Cáceres, y le ha conminado a ser neutral. Primero fue el ministro Moratinos defendiendo su ciudad de Córdoba, la ministra de Investigación y Ciencia defendiendo su San Sebastián y ahora la ministra de Cultura diciendo que Cáceres está perfectamente preparada para ser candidata, ¿a que viene decir eso?

- No procede.

- Claro que no procede. Yo le he pedido a José Blanco [ministro de Infraestructuras] cuando estuvo hace un mes en el congreso [regional del PSC-PSOE]: "Oye, diles a tus colegas que sean absolutamente neutrales y, en particular la ministra de Cultura, que designa a seis nombres del jurado, de los trece, y esos nombres ya están enviados a Bruselas". Aún no he logrado filtraciones de quiénes son esos seis. Estoy a punto (risas)...

- Le iba a preguntar si estaba ya haciendo todo el 'lobby'.

- Hombre, cuando estuve en Bruselas hace un mes me dijeron los dos que tenía el Parlamento [Europeo] designados, porque lo son por varios años. Estamos a ver los del Consejo, que nombra otros dos, más uno el Comité de Regiones y dos la Comisión [Europea].

- La candidatura pareció en origen algo 'marketiniano'. Pero ha conectado con muchos jóvenes. Con los no tan jóvenes, de entrada está la marca de que Las Palmas no ha sido la gran ciudad, la gran capital, con la Autonomía, de modo que aunque no acaban de creerse que pueda ser capital cultural europea, sí lo desean.

- Sí, yo tengo esa misma impresión, existe un sentimiento callado... ya nos hemos colocado en primer lugar en el número de votos ciudadanos de apoyo por Internet, con el veintitrés por ciento, por delante de Córdoba, que era la primera. Lo hemos alcanzando esta semana. Y esto a pesar de que aquí mucha gente tiene un carácter tirando a tímido, reservado, siempre a ver qué pasa. Entonces es muy importante salir de esa reserva porque uno de los factores que más influyen en la decisión del jurado es la participación ciudadana. Y pensando que no se trata de un año y que acabado 2016 la cosa vuelve a la rutina, al nivel medio que tenemos, que es bastante bueno en actividad cultural. No, Bruselas quiere que la capitalidad cultural sea un punto de arranque, respondiendo a las exigencias de la cultural del siglo XXI, que no tienen nada que ver con la del siglo XX. Supongo que esto sorprenderá a los que habitualmente forman parte de la clientela de los espectáculos culturales tradicionales...

- ¿A qué exigencias se refiere en concreto Bruselas para hacer de estas ciudades dispositivos culturales del siglo XXI?

- A que ven la cultura como un factor de desarrollo económico y de creación de empleo. Nadie lo piensa así, piensan, ¿año tal? Pues vamos a poner más conciertos, más teatros, museos. Bruselas te dice que no se trata de eso, que la actividad que venimos desarrollando se puede mejorar de aquí al 2016, pero lo que les importa es la proyección de futuro. En junio pasado y de nuevo en el acto conmemorativo del veinticinco aniversario de las capitales culturales, con Melina Mercuri, todos los directores generales de las que ya lo han sido, más los de aquellas ya designadas, han insistido en el valor económico del proyecto y en la perspectiva de la cultura para crear empleo. Y esto enlaza con las llamadas empresas creativas.

- Bueno, todos los sectores del Estado del bienestar (educación, sanidad, cultura) son intensivos en empleo. Es como hacer obra pública. Y más eficaz.

- Claro, es que esto ya no es el artista a la manera clásica, una obra que se cuelga o una escultura que se pone, sino que es lo audiovisual combinado con el mimo, con el teatro, interdependiente todo, en muchos aspectos arte fugaz, transitorio, que habrá que grabar porque si no los museos nunca sabrán lo que hubo aquí, una performance o una instalación. Es un cambio que afecta incluso a la concepción de los museos de arte contemporáneo que se están diseñando, estamos en un momento muy importante con la sociedad global. Porque la sociedad industrial se acabó -lo abordé ayer en [la conferencia que impartió] en el Club Siglo XXI [en Madrid]- estamos ya en las ciudades en red, que se tienen que apoyar en Internet, como instrumento de comunicación, construcción, intercambio, cohesión. Esto antes no se nos pasaba por la cabeza.

- Son las posibilidades de los cambios en la lógica centro-periferia, el lado positivo de la deslocalización geográfica. Ya no es tan importante dónde se hagan las cosas sino qué cosas se hagan, quiénes estén detrás, ¿no?

- Basta pensar en las videoconferencias, que están en sus comienzos. Me hablan de que puede haberlas ya con seis lugares distintos participando; imagínese la cantidad de viajes que van a desaparecer, de reuniones de técnicos. Esto va a tener una repercusión importantísima, no sólo económica sino en la concepción del tiempo, el modo de trabajar.

- ¿Cómo es el calendario de la primera selección, en 2010?

- Estamos citadas todas las ciudades candidatas para la última semana de septiembre en Madrid. Aunque algunas de las quince han desistido, como las tres asturianas. Seremos como diez. Habrá una entrevista con proyecciones, con una parte reglada sobre las características europeas de cada ciudad y cómo desarrollar la idea de Europa y los ciudadanos, la participación... Espero que quedemos entre las tres o cinco que pasen a la fase siguiente; será entonces cuando nos visiten y entiendan la propuesta.

- Las Palmas ha presentado una oferta innovadora. La idea de ciudad-isla, que refiere el fin de la distinción campo-ciudad, el ya citado nuevo valor de la periferia y la más intensa multiculturalidad de España, un factor central para la construcción de la nueva identidad europea del XXI.

- Somos la frontera sur más al sur de Europa. La oportunidad de que la capitalidad cultural europea salga a un territorio insular localizado a cien kilómetros de un continente que preocupa e interesa a la UE, que es África. La posición nuestra se vierte hacia el África del futuro y hacia un pasado y un presente de Latinoamérica, una relación que aún está pendiente de una reactualización.

- Ésta es la primera entrevista que concede usted en su nuevo despacho de las Casas Consistoriales. Su rehabilitación es una relectura contemporánea de un edificio colonial. ¿Simbolizaría quizás una voluntad de regreso al cosmopolitismo atlántico?

- Sí, sí. Efectivamente, ahí está, la clave. Y la dimensión multicultural la tenemos desde siempre, porque fuimos conquistados por normandos, genoveses, andaluces y este fenómeno de llegadas de distintas culturas, étnicas, etcétera ha sido una constante a lo largo de cinco siglos, incluyendo los últimos treinta y dos años de democracia. Y eso ha ido configurando el carácter. Es significativo que esta plaza en la que estamos [de Santa Ana] sea distinta de las plazas mayores de la Península. Tiene la Catedral en frente del Ayuntamiento, y el poder judicial al lado. Es el modelo de planta de ciudad colonial que se implantó primero aquí y luego se exportó a América. Entonces el flujo hacia América es indiscutible pero es que, además, en Las Palmas se dan la interculturalidad y la multiculturalidad, porque ha habido pueblos que se han integrado, practicando intercambios y ha habido un producto mestizo nuevo que ha hecho evolucionar a la propia cultura canaria y luego otros que han decidido mantenerse aislados, piense usted en la colonia hindú, con la que apenas existen los matrimonios mixtos.

- Lo interesante de eso es que si bien Europa se ha vuelto enteramente multicultural, Canarias tiene una experiencia de sedimentación histórica de ese fenómeno que ya es global.

- Totalmente, y lo que en Nueva York siempre vimos como una realidad distinta era un anticipo, en definitiva, un adelanto de lo que es ahora Europa, se mezclen o no se mezclen, convivan y con el coste de superación de racismos que también tuvieron que desarrollar. ¿Quién identifica las Ramblas de Barcelona de hace diez años con las Ramblas por la noche hoy? Nadie. Y lo que no vale es adoptar una actitud xenófoba. Ahora, además, con el auge asiático, China, ¿quién va a llegar antes a África? ¿Europa o China? De momento parece que China. Y detrás del negocio va la cultura. A Canarias llegaron los flamencos a por la caña de azúcar y se trajeron sus tallas pictóricas [religiosas] y su cultura. Siempre es así.

- ¿Qué se está encontrando, cómo está viendo usted las ganas y la capacidad de la gente de crear, de hacer cosas, dentro del plan de creatividad cultural ciudadana que están desarrollando?

- Yo me he encontrado con una gran imaginación y creatividad joven en esta ciudad, no podía imaginar que existiese. Está participando notablemente por ejemplo en el proyecto Uno por Uno, obras que están creando los ciudadanos por toda la ciudad, cultura popular de barrio. Y lo intercambiaremos con la ciudad polaca de Gdansk, en el Báltico, que es el otro país candidato, pues Bruselas exige que entremos en interrelación con una ciudad del otro país al que le toca en 2016. Vamos a montar, no quiero avanzar mucho, espectáculos de luz y sonido, de agua, de música y ballet en las grúas de contenedores del puerto de La Luz, para darles una dimensión estética e incorporarlas a la cultura de la ciudad, pues ahora se ven como enemigas del paisaje urbano. Y toda esta creatividad ciudadana la queremos articular con el proyecto del Parque de las Artes o la Creación, el antiguo y famoso cuartel Manuel Lois de Infantería de Marina, en el barranco de Tamaraceite.

- ¿Y ahí qué van a hacer?

- Van a restaurarse varios pabellones para que sea un punto para toda la gente que quiere crear, ensayar, intercambiar experiencias en las más diversas expresiones artísticas, que tengan espacios adecuados. Habrá también un pequeño auditorio al aire libre, habrá huertos ecológicos también. Vamos a invertir cinco millones de euros, estamos ya limpiando y metiendo la infraestructura, la fibra óptica... Y ya respecto de la otra cuestión que plantea Bruselas, la europeidad de la ciudad, tenemos las aportaciones de ingleses y europeos en general con una intensidad y continuidad no común en España en el desarrollo histórico de la ciudad, que la hizo estar a la vanguardia del país.

- Repasemos las críticas a su gestión cultural. La primera es que en tiempo de crisino se puede dar más dinero a la ópera, hacer grandes 'Electras', multiplicar lo del Womad, como usted hace. Y, mientras, el Museo Canario, un símbolo, agoniza.

- Sí, me molesta mucho, porque me critican que la haya reducido y luego que incremente para algunas actividades. Hemos pasado en 2009 de suprimir, por exigencia del presupuesto que recibí. Suprimimos el Tenorio, el Festival de Música y Danza, se bajó lo del Festival de Cine y las aportaciones a entidades también se redujeron. Eso fue el debut, y luego vino la crisis y la merma de ingresos. Pero hemos logrado el equilibrio presupuestario a finales de 2009. Eso permite mirar con otros ojos e invertir en Cultura y crear empleo. Insisto, hace falta mucha gente, electricistas, montadores, empresas de esto, de aquello, y vendrán turistas, cientos de personas al Womad desde Tenerife, usarán taxis, y dormirán en hoteles, cenarán en restaurantes. Y además si exportamos buenos proyectos culturales devuelven dinero. Ya tenemos firmados los retornos de Electra con el Teatro Español de Madrid, que luego va al Festival de Teatro de Mérida, y otros surgirán. Claro, entender la cultura como proyectos de treinta mil euros es vivir es una etapa superada. Respecto de la ópera, mire, alcaldes anteriores han gastado muchísimo más en conciertos populares como el de Shakira. Mientras, con la ópera, aun cuando se está llenando cuatro días el teatro, con abonos y estudiantes, hay gente obtusa que reduce su crítica a eso, a que le doy más a la ópera porque es lo que a mí me gusta. Pues no señor.

- Además, la opera ya no es un producto de la cultura burguesa. Eso ha cambiado mucho, las barreras entre alta y baja cultura están saltando por el aire.

- Por supuesto. Cuatro funciones de opera son cuatro mil espectadores. ¿Es que tenemos una élite social tan numerosa? Entonces. Claro que hay mucho más que hacer por democratizar ciertas expresiones culturales. Pero relacionar cultura con crisis me parece una demagogia y una ignorancia típica de pseudo-izquierda. ¿Acaso no mantuvo desde el principio de la Revolución Fidel Castro al ballet de Alicia Alonso? ¿Y la Alemania del Este se llenó de teatros ya en plena reconstrucción tras la guerra? ¿No es la cultura una demanda social que hay que atender? Sobre el Museo Canario, primero no es del Ayuntamiento. Damos una subvención, que este año bajó veinte mil euros y en cuanto hubo unos ahorros se los aporté. Y, además, en cuanto tengamos más fondos aportaré lo que otros alcaldes comprometieron para la ampliación del museo, pero que nunca dieron. Y este reconocimiento de deuda, que no son cincuenta mil euros, sino una suma muy elevada, lo hago aquí.

- Por último, una critica de la oposición es que una empresaria, Dania Dévora, monopoliza todos los grandes encargos.

- No tiene justificación, porque si tenemos una buena empresaria organizadora de espectáculos culturales, reconocida a nivel internacional con Grammy son méritos adquiridos. Y si surgen siete más, que ojalá, yo estaré dispuesto a atender y a contratar lo que tenga calidad. Claro que la cultura, en todas sus vertientes, tiene que estar en manos de profesionales para que realmente esté a la altura de nuestra ciudad y de lo que Las Palmas deba llevar fuera como producción canaria. La mera buena voluntad y los aficionados pertenecen ya al pasado.