El submarinismo a veces crea mundos paralelos. Las profundidades marinas se confunden con la superficie terrestre y nacen figuras que denominan lugares conocidos para el viandante pero ignoradas por el profano del buceo. Si en una conversación captada por casualidad en el Muelle Deportivo escuchásemos a varias personas charlando sobre una visita a La Catedral, nuestra memoria dibujaría en nuestra mente la fachada de la monumental obra que se alza sobre la plaza de Santa Ana e incluso, con toda probabilidad, nos pintaría a alguno de los famosos perros modelados por el escultor inglés, Adrián Jones, que vigilan su portal; pero este grupo de personas recordaría algo muy distinto.

Al Norte de La Isleta, a la altura del Roque Ceniciento, se erige La Catedral, uno de los templos del submarinismo de Gran Canaria y uno de los lugares más apreciados por las personas que practican el buceo recreativo en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria.

"En todas partes existen espacios de buceo conocidos como catedrales", reconoce Gorka Gutiérrez, uno de los propietarios de Buceo Canarias y miembro de la Asociación de Empresarios de Buceo de Gran Canaria. "Se les llama así por la similitud de formas que mantienen con uno de estos edificios: tienen bóvedas, arcos y ese juego de luces contrapuestas" tan característico de estas grandes edificaciones tan características de los periodos del Románico, del Gótico y del Renacimiento.

La Catedral se puede describir como una gran cueva que se erige sobre el lecho marino, a unos 40 metros de profundidad y que su zona más cercana a la superficie se encuentra a unos ocho metros. A la zona de buceo se tarda en llegar unos 20 minutos en embarcación desde el Muelle Deportivo de Las Palmas y, como reconoce Gorka, "lo primero que te llama la atención cuando fondeas el bote es el relieve del conjunto que se adivina en el fondo".

En ese momento, las ganas de sumergirse y perderse por las grutas volcánicas de este mamotreto de la naturaleza son impresionantes. Las inmersiones que se pueden hacer a La Catedral, "si se quiere ver bien", especifica Gorka, "oscilan entre cuatro y cinco" (véase infográfico).

"Lo primero que se ve es la bóveda que se encuentra en mitad del mar rodeada por zonas más profundas", explica. Esta parte de La Catedral se haya a unos 15 metros bajo la superficie, pero si se bucea hasta el fondo y se entra en el interior de este templo volcánico, se alcanza una profundidad de 22 metros.

"Los contraluces y las bóvedas que uno puede ver mientras bucea por dentro son tan impresionantes que te sobrecogen", asegura. "Cuando uno llega hasta ahí tiene cierta sensación de pequeñez".

La pregunta que se hacía el filósofo y matemático francés Blaise Pascal sobre la condición humana: "¿Después de todo qué es el hombre en la naturaleza?, nada en relación con la infinidad, todo en relación a la nada. Un punto central entre la nada y el todo", adquiere su significado si desciende hasta la zona conocida como el Arco.

En el fondo, a unos 40 metros de profundidad, uno descubre un gran arco de unos 30 metros de altura. "Es como mirar de repente un edificio de diez pisos de altura que se eleva en medio del océano", revela Gorka. Mientras que el resto de esta enorme zona de buceo puede ser visitada por submarinistas de nivel iniciado, esta última ya requiere mayor experiencia por la profundidad que se alcanza.

La Catedral, sin embargo, no es una zona de buceo pensada para disfrutar de una vida exuberante. Gorka asegura que la sobrepesca ha diezmado la población marina de esta zona. "Los pescadores sabían que esta zona, por este conjunto de cuevas, era apta para albergar vida y la explotaron hasta dejarla casi vacía", afirma. Este instructor de submarinistas -máster instructor- asegura, sin embargo, que aún se pueden encontrar "grandes chuchos de hasta dos metros de diámetro, algún banco de bogas, bicudas y medregales". Con un poco de suerte, "en alguna de las cuevas se puede ver alguna que otra langosta canaria". Todo ello pese a reconocer que "no es un sitio en el que la vida sea el principal atractivo, sino las formaciones volcánicas y los contraluces que crean las aberturas en la roca".

La visita a La Catedral "es una de las inmersiones más bonitas que se puede hacer en Las Palmas de Gran Canaria y de las más demandadas", reconoce Gorka.

La ciudad ofrece a los turistas amantes del buceo hasta 25 sitios para hacer submarinismo. La mayoría de ellos requiere de varias sesiones para disfrutarlos en su totalidad, "lo que hace de Las Palmas de Gran Canaria un lugar excelente, de los mejores de Canarias, para practicar submarinismo recreativo", reconoce Gorka. De hecho, cerca de La Catedral se pueden ver otros lugares para hacer submarinismo como Las Grutas, el Roque Ceniciento y La Burbuja.

Sin embargo, la belleza que encierra La Catedral no se puede apreciar siempre. "Pese a que es una de las inmersiones más demandadas, también es una de las más complicadas porque es difícil que las circunstancias sean las adecuadas para ir", comenta. "Es una de las zonas menos accesibles porque se encuentra al noroeste de la Isla, justo por donde entran los alisios, y es un lugar en el que hay mucho oleaje", reconoce. Además, "a priori no es una de las recomendadas para iniciarse en el mundo del buceo".

En esos días en el que las condiciones del mar no son las mejores, la única forma de acudir a visitar La Catedral es con un grupo de buceadores experto pero, tal y como reconoce Gorka, "hay que tener en cuenta que el buceo recreativo es para disfrutar y si las condiciones no son buenas,lo mejor es esperar a otro día".

Las personas que practican submarinismo crecen día a día. "La gente debe darse cuenta de que los paisajes marinos están ahí para disfrutar de ellos", afirma Gorka. "En Las Palmas de Gran Canaria tenemos una Catedral preciosa que requiere de una inversión económica para que se mantenga en buen estado, pero en ésta, bajo el mar, no hay que gastarse nada", resalta.

Este submarinista propone que las administraciones locales y regionales se impliquen más en la promoción del buceo como una de las ofertas turísticas de Gran Canaria. "Ahora mismo no hay ninguna subvención para las escuelas y clubes de buceo aunque es cierto que la concejala de Ciudad de Mar, Mimi González, tiene buena predisposición para con nosotros y no puedo hacer más que quitarme el sombrero por su colaboración, pero hace falta más porque, en comparación con La Restinga (El Hierro), donde los políticos han abierto la mente, no se aprovecha nada el submarinismo", sostiene.