Hija Predilecta de Las Palmas de Gran Canaria

Juanita Hernández : «Yo creo que nací siendo artista»

La artista empezó a cantar en público con cinco años en plena posguerra y alcanzó la fama a través de Radio Las Palmas

Juanita Hernández, en su casa.

Juanita Hernández, en su casa. / Andrés Cruz

Apenas levantaba varios palmos del suelo cuando Juanita Hernández Torres ( Las Palmas de Gran Canaria, 1937) comenzó a cantar, un arte que, está convencida, nació con ella. Alcanzó gran popularidad en la isla a través de las ondas de ‘Radio Las Palmas’, donde inició su carrera artística. El próximo 23 de junio será nombrada Hija Predilecta de la ciudad.

Apenas levantaba varios palmos del suelo cuando Juanita Hernández Torres ( Las Palmas de Gran Canaria, 1937) comenzó a cantar, un arte que, está convencida, nació con ella. Alcanzó gran popularidad en la isla a través de las ondas de Radio Las Palmas, donde inició su carrera artística. El próximo 23 de junio será nombrada Hija Predilecta de Las Palmas de Gran Canaria.

Nació un Día de los Inocentes en La Isleta en plena guerra civil y apenas tenía cinco años cuando se arrancó a cantar en público, porque e realidad ella comenzó a entonar coplas siendo más pequeña aún, imitando a los artistas de la época que escuchaba a través de Radio Las Palmas, el más potente y casi único punto de conexión con el mundo exterior que existía entonces en esta isla.

Yo creo que yo nací siendo artista. Hay cosas que están en el alma y el alma nunca muere. No tengo boca para alabar a Dios”, sostiene la artista isletera con su eterna sonrisa cuando se le pregunta cómo germinó en ella su inclinación por el cante y el baile, un arte por el que llegó a ser extraordinariamente popular en la isla allá por los años cincuenta y sesenta.

Los más mayores que tuvieron la suerte de disfrutarla aseguran que era una gloria escucharla. También actuó como rapsoda y escribió alguna que otra poesía. 

Aunque abandonó su carrera artística hace ya más de 43 años, recuerda claramente cómo enloquecía el púbico cuando la escuchaba cantar en los entonces cines Cuyás y Avellaneda y también en Radio Las Palmas, la emisora que la hizo popular. A través de las ondas la cantante se metió en los hogares canarios y conquistó a sus oyentes. A los estudios de la radio, recuerda, también acudía el público a escucharla. La artista precoz también recorrió muchas plazas y sociedades de los municipios de Gran Canaria junto a la Orquesta Megías y otros artistas. En 2012, su barrio de La Isleta le rindió homenaje en agradecimiento a su arte y a las obras y festivales solidarias en las que ha seguido participando después de su retirada como cantante. 

Han pasado ya muchos años de aquellas actuaciones, pero a Juanita le encanta recordar a las nuevas generaciones que no han conocido su arte, el entusiasmo del público levantándose de sus asientos para aplaudirla cuando cantaba la canción Tres Veces guapa, un bolero que lanzó a la fama en 1950 el cantante Jorge Sepúlveda.

"Aquello era un delirio"

«Recuerdo que en el cine Avellaneda, el público se ponía de pie y aplaudía cuando yo actuaba, sobre todo cuando cantaba la canción Guapa, guapa y guapa. Aquello era un delirio. Me la hacían repetir hasta tres veces porque era una canción preciosa», resalta. En las crónicas periodísticas de la época se destaca su «soprendente creación de Tatuaje», otra mítica canción de Concha Piquer que interpretaba. A finales de los cincuenta y los sesenta del siglo pasado no había festival benéfico, actuación o juegos florales en la que no participara Juanita Hernández. «Mis hermanas también actuaban en el Cuyás en unas revistas musicales muy bonitas», rememora la artista, que también formó parte de los grupos folklóricos que cantaban y bailaban en el Pueblo Canario o acudían también al puerto de La Luz a recibir a los grandes cruceros que recalaban por esta isla. «Yo iba vestida de española», aclara.

La isletera está convencida de que si hubiera nacido en Madrid o Barcelona podría haber alcanzado tanta fama a nivel nacional como la cantante Marisol. Varias veces acudió Barcelona a actuar, siempre acompañada de su madre, así como a otras islas y a El Aaiún.

Su vida artística «pasó a un segundo plano», relata, cuando se casó con Humberto Moreno, con el que vivió felizmente más de cuarenta años hasta que falleció hace cinco. Con él tuvo un único hijo, Humberto, que le ha dado dos nietos. Las fotos de los chiquillos, que «son muy buenos», destaca, pueblan el salón de su casa y le hacen compañía a la multitud de retratos de todos los seres queridos con los que Juanita ha sido feliz. Entre ellos distingue a su hermana la mayor, «muy buena persona, que ya está en el cielo», al igual que sus hermanos.

Juanita era la más pequeña de una familia de once hermanos. Nació en la calle Pérez Muñoz, justo al lado de la iglesia de La Luz. «Éramos diez mujeres y un solo varón. Él era el rey del mambo», bromea con socarronería. Su padre falleció cuando ella tenía seis años, pero su madre fue capaz de sacarlos a todos adelante, con la ayuda de los hermanos mayores, que se tuvieron que poner a trabajar.

Desde el salón de su casa divisa parte de esa Isleta en la que nació, de la que no se puede desligar aunque no viva en ella. «Yo nací en La Isleta, allí me crié y también viví muchos años de matrimonio hasta que mi pobre esposo descansó», aclara. Se muestra encantada con el título de Hija Predilecta con el que la distinguirá la ciudad el próximo 23 de junio.

«Es un reconocimiento muy bonito», sostiene agradecida. Tropecientas años después de abandonar las actuaciones, Juanita volverá a asomarse a un escenario, el del Teatro Pérez Galdós, aunque en este caso será ella la homenajeada.

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