FIESTAS FUNDACIONALES : HIJO ADOPTIVO

Antonio Marrero Hernández: "El Gobierno canario tiene que aprovechar el talento acumulado que hay en la universidad"

El catedrático de Organización de Empresas fue uno de los impulsores de la creación de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria en 1989

Antonio Marrero Hernández, en la playa de Las Canteras.

Antonio Marrero Hernández, en la playa de Las Canteras. / JUAN CASTRO

Las Palmas de Gran Canaria otorga al catedrático de Organización de Empresas Antonio Marrero Hernández (Arucas, 1948) el título de hijo adoptivo por su labor en pro de la creación de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria con motivo de la celebración de sus Fiestas Fundacionales. El que fuera presidente de la Caja insular de Canarias se muestra agradecido por el premio, que cierra una etapa de su vida profesional y personal.

¿Qué significado tiene para usted este premio?

Es emocionante que me lo hayan dado y estoy agradecido. No lo esperaba, reconozco que es muy importante que la ciudad, el Ayuntamiento, me haya tenido en cuenta en este momento de mi vida. De alguna manera significa el cierre de un ciclo, en el que creo se han hecho muchas cosas para la sociedad, y también en mi vida profesional, que ha sido muy intensa y de la que me siento muy orgulloso. Soy un canario que defiende Canarias, que forma parte de mi ADN, como de todos los que viven en Canarias y son canarios.

Redondea como usted dice un ciclo de su vida profesional y personal

Exactamente. Es el culmen de una etapa de mi vida; ahora estoy jubilado. Me reconocen unos méritos que agradezco con total sinceridad. Me siento muy emocionado. Uno se da cuenta que a lo largo de la vida ha desarrollado una serie de labores que ahora han sido reconocidas por el Ayuntamiento. Desde que empecé a trabajar en la refinería de Tenerife, en el departamento de administración y finanzas; luego en la Caja insular de Ahorros, donde realice labores de planificación y control de presupuesto. Dirigí también el Centro de investigación económica y social, el famoso CIES, que jugó un papel importante en Canarias y en la determinación de los puntos principales del Régimen Económico y Fiscal de Canarias. Un centro de referencia en los años 70, 80 y 90 del pasado siglo. Estuve también en la Facultad de Economía como catedrático, donde fui decano y vicedecano. También fui uno de los fundadores de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria junto a Jerónimo Saavedra, Beatriz González, Juan Manuel García Falcón, y vicerrector de la universidad. Junto a Juan Diaz impulsé además la Fundación universitaria y fui miembro también de su Consejo Social. Además de decano del colegio de Economistas.

El premio se lo otorgan precisamente por su trabajo en que existiera la Universidad en Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) al margen de la de La Laguna

Por muchas cosas, creo. En 1987 creamos una comisión promotora, de la que fui presidente, para favorecer la creación de la Universidad de Las Palmas, que fue un ejemplo de organización porque logró aglutinar a toda la sociedad de esta isla y de Fuerteventura y Lanzarote. Se logró formar un equipo en el que había personas a la que hoy hay que reconocer su labor y, a riesgo de no nombrar a todos, estaban Juan Díaz, Rubio Arroyo, Beatriz González, Francisco Quintana, Juan Manuel García. Confluyeron también los intereses de los medios de comunicación, de las asociaciones de vecinos, de los sindicatos y de los empresarios para lograrlo.

¿A quiénes se tuvieron que enfrentar?

A personas y grupos de la sociedad de Tenerife que no creían necesario la creación de una universidad en Las Palmas. Pero era una necesidad y se vio claramente el primer año de funcionamiento 1989-1990, que se aumentó el numero de alumnos en 10.000. Al año siguiente pasaron a ser 19.000. Fue una lucha dura porque tuvimos que enfrentarnos contra todos aquellos intereses de Tenerife, intereses insularistas, que no veían necesaria su creación. Pensaba que la Universidad de La Laguna tenía que existir, aunque fueran con centros en Las Palmas. Pero esos centros estaban degradados, tenían un déficit de infraestructuras, de profesorado y de medios bibliográficos. Se creó por ley, y fue la segunda que se hizo por iniciativa popular, que yo mismo defendí en el parlamento y que apoyaron todos los grupos regionalistas y partidos políticos.

¿Y cómo ve la ULPGC ahora con esa perspectiva que da el tiempo y tras esa lucha?

La auguro un buen futuro, aunque tiene que adaptarse a los tiempos modernos, realizar investigaciones de interés para la sociedad canaria y que esa investigación se transfiera a las empresas y esté apoyada por el gobierno canario. Y para eso se necesita un plan financiero, con apoyo también europeo. Hay que apoyar a los grupos de investigación, conectarlos a través de las transferencias con la empresa. La universidad tiene que abrirse más a la sociedad, huir del corporativismo; cosa difícil, y debe de haber una colaboración real y sincera con el empresariado porque eso trae sinergías para ambas partes. Ese es el futuro de la universidad. No debe perder su visión humanística pero tiene que responder de una manera dinámica a los retos que le exige la sociedad moderna. El gobierno debe de aprovechar el talento acumulado que hay en la universidad para que esa investigación aplicada se transforme en planes estratégicos para nuestro desarrollo. No se concibe una universidad y una sociedad que no tengan formación dual. La formación profesional y universitaria deben estar entrelazadas y unidas conjuntamente, coordinadas con las empresas de la sociedad. Los estudiantes deben aprender en parte trabajando.

Fue catedrático de Organización de empresas en la Facultad de Economía ¿Cómo ve el mundo empresarial del siglo XXI?

Las empresas son básicas en el modelo productivo y, en Canarias, estamos en un mundo de pequeñas y medianas empresas. Están sometidas al marco económico de nuestra región, que es muy frágil por ser insular, pequeño y estar tan fragmentado. Y además con el reto de la lejanía. Por tanto, debemos basarnos en ese modelo económico diversificado. Tenemos que lograr inversiones, aprovechar la situación geoestratégica que tenemos con África y potenciar el turismo de calidad.

¿Las empresas canarias no han explotado todavía la cercanía con África?

No, Canarias tiene grandes potencialidades frente a África y eso hay que explotarlo. Por ejemplo en turismo, educación, nuevas tecnologías, comercio y sanidad.

Fue presidente ejecutivo de la Caja insular de Canarias 2001-08 ¿estaba tan politizada como decían?

Yo intente hacer una labor profesional y especializada y creo que lo conseguí en esa etapa. Como en todas las empresas, en esa etapa también hubo problemas pero no hubo especial conflictividad. Tanto el director como yo intentamos alejarla de los conflictos políticos. Yo no sufrí la politización, además no lo admitía en la Caja. Actuamos y trabajamos con total independencia, basando nuestra decisiones y determinaciones, que fueron muchas, en criterios profesionales. No tuvimos influencia de ningún partido político en aquella época.

¿Qué factores cree que determinaron la desaparición de las cajas de ahorro pese a ser tan importantes para los ahorrados españoles?

Las cajas de ahorros jugaron un papel importante en el desarrollo económico y social de nuestro país y, en especial, en Canarias. Tanto como motores de financiación como a través de la obra social. Las cajas funcionaron bien en los años 70, luego con Fuentes Quintana se liberalizaron en 1977, y con el desarrollo económico español de los 70 y 80 el crecimiento de estas instituciones fue exponencial. Representaban el 40% de los depósitos del sistema financiero español y ocurrió un hecho significativo que fue la crisis de 2008, independientemente de que todas las economías capitalista atraviesan crisis más o menos profundas. Esa fue, sin embargo, determinante para el cambio de las pautas económicas, políticas y culturales de España, y de los países occidentales. La crisis financiera fue tremenda, una crisis de deuda y evidentemente hubo un exceso de inversiones en el sector inmobiliario. La Caja insular de Canarias no tenía un exceso de inversiones propio en el sector inmobiliario pero al contraerse esa oferta por la crisis, la demora y el endeudamiento de las cajas creció de una manera desorbitada en el año 2009, 2010 y 2011. Las cajas no estaban capitalizadas porque no tenían capital social, no tenían reserva para hacer frente a las nuevas necesidades producidas por las perdidas que estaban ocurriendo en esos años.

¿Estaban obsoletas?

Sí. Lo que habría que haber hecho antes era inyectarlas capital. No podían hacer frente con las reservas que tenían a esas necesidades financieras que se originaban por las perdidas que se producían. Sus activos, que eran los inmovilizados, que en los años anteriores se habían comprado de una manera tremenda, habían perdido valor. Sus balances estaban desequilibrados. Y, ante eso, se intentó fusionarlas. Y ese proceso culminó con la desaparición prácticamente de todas. Las que quedan, o se han transformado en fundaciones, o funcionan como bancos con accionistas. Cada una con sus particularidades. La única solución que había en ese momento es que la Confederación de cajas de ahorro hubiera ejercido el liderazgo de crear una caja única a nivel del estado español pero era difícil por los intereses encontrados y los personalismos. En aquel momento había que hacer un acto de generosidad pero nadie quiso porque los cargos son los cargos. Se tomó una solución para resolver el problema, entre comillas, desbarajustado; unas se unieron con otras, y, al final, lo que ocurrió fue un oligopolio.

Con esta trayectoria tan extensa, ocupando cargos tan importantes ¿qué hace ahora que está jubilado?

Tengo una pequeña finca de aguacates y me dedico a su cultivo, todavía dan pocos, unos 2.000 kilos. Me compré un terreno por el Cenobio de Valerón y soy feliz en el campo.

¿No echa de menos nada de su anterior etapa?

Bueno, tengo muchos amigos de la universidad, me reúno con ellos. En su momento, me dediqué en cuerpo y alma a la universidad y creo que entre los errores tuve algún acierto. Creo que luchamos por una facultad de Económica que hoy es modelo. Hay muchos catedráticos que han salido de ahí, y creo que en muchas áreas somos un referente de investigación como es en el caso del Turismo.

¿Cree que las personas deben jubilarse y dar paso a los más jóvenes?

En la sociedad, y no lo digo con resentimiento, no se valora y se tiene en cuenta la experiencia de personas que de alguna manera tienen la autoridad de los años. Eso es un bagaje acumulado que hay que aprovechar. 

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