Bocados de felicidad y esperanza

En el Día Mundial de los Abuelos, los residentes del hogar de las Hermanitas de los ancianos desamparados prueban los platos clásicos de la Dorotea

Para algunos de ellos, esta ha sido su primera salida desde la pandemia

La propietaria del local,  Ana Fernández, junto al chef, Juan Alonso, y a un grupo de los residentes del asilo.

La propietaria del local, Ana Fernández, junto al chef, Juan Alonso, y a un grupo de los residentes del asilo. / José Pérez Curbelo

A unos minutos de la ajetreada y ruidosa Calle Mayor de Triana, en Las Palmas de Gran Canaria, se esconde una tasca que no deja indiferente ni a las personas que pasan, a paso ligero, frente a sus robustas y altas puertas de madera ni a aquellas que se atreven a degustar su sabroso menú, repleto de platos clásicos versionados. En el interior de Dorotea, situada en el número catorce de la calle General Bravo, Ana Fernández, la propietaria, corta sobre una tabla que se encuentra junto a la barra una hogaza de pan artesanal en rebanadas. Ana y su equipo ultiman los detalles para recibir a unos comensales muy especiales: los residentes del hogar de las Hermanitas de los ancianos desamparados.

Con motivo del Día Mundial de los Abuelos, que se ha celebrado este miércoles, y que además coincide con su santo, Ana quiso invitar a comer a personas mayores que viven en residencias y que "no reciben visitas de sus familiares". Para algunas de ellas, esta ha sido su primera salida desde la pandemia. "Creo que es el mejor regalo que me puedo hacer, tanto a mí como a ellos", explicaba Fernández.

Una comida para festejar a los mayores

Entre risas, un grupo de veinte ancianos que viven en una casa de esta congregación, llegaba en guagua al pintoresco local acompañados de varias voluntarias y de sus muletas y andadores. Vestidos con sus mejores galas, saludaban a Fernández y le daban las gracias por la invitación.

Una vez sentados en los mullidos asientos de piel blanca, el pequeño local se llenó de su habitual alboroto. Las dos camareras, uniformadas con una llamativa camiseta fucsia con el nombre del recinto y su logo, un gorro graciosero, entraban y salían de la barra haciendo malabares con botellas de refresco, zumos e, incluso, varias copas de vino tinto y algunas cañas.

Mientras el chef, Juan Alonso, y el resto de cocineros comenzaban a preparar los distintos platos frente al calor de los fogones, los comensales abrían boca con pan, bromas y muchas ganas de degustar los platos más clásicos de Dorotea.

"Contagiar" de solidaridad

Tortilla de papas; cochino con salsa tonnato, una salsa italiana de atún; croquetas de la casa; albóndigas de carne de vaca madurada y puerros cocinados a baja temperatura. Esto es lo que comieron Francisco García, Pedro Santana, Carmen García y sus compañeros o como los llamas Francisco, "su familia". "Hemos seleccionado los platos menos extraños. Los más suaves de digerir", comentó Ana al respecto.

Francisco García, de 80 años, vive en el asilo desde hace tres años. Su pelo, cubierto por las canas, contrasta con sus coloridas gafas azules y su alegre sonrisa. García comentó que la residencia se ha convertido en su casa y sus compañeros en su familia. "Estoy muy contento de estar aquí con mis compañeros", dijo Francisco mientras miraba a su amigo Pedro Santana, con quien compartió mesa.

Francisco García, a la izquierda, junto a su compañero y amigo, Pedro Santana, de 90 años.

Francisco García, a la izquierda, junto a su compañero y amigo, Pedro Santana, de 90 años. / José Pérez Curbelo

Carmen García es otra de las residentes del hogar, situado en Tafira. Con su caña en la mano, manifestó que tanto la comida como la bebida estaban "muy ricas", especialmente "la galletita" que acompañaba al primer plato, el cochino en salsa de tonnato. Sus compañeras de mesa, Carmen Ortíz y Conchita, no pudieron evitar asentir ante las palabras de García.

Esta comilona acabó con lo más esperado: el postre. Un tradicional e irresistible mousse de chocolate, servido con unas tortas de aceite. También con la esperanza de que otros hosteleros se "contagien" y secunden la iniciativa que Ana Fernández y la Dorotea han puesto en marcha, gracias a la colaboración de Gumidafe, que se ha encargado del transporte de los ancianos, y de Fund Grube, que les ha obsequiado con unos packs con distintos productos.

Suscríbete para seguir leyendo