Adiós al primer presidente de Canarias

Jerónimo Saavedra, un alcalde tranquilo para un mandato convulso

Saavedra ilusionó a la ciudadanía con la candidatura a Capital Europea de la Cultura y duplicó las escuelas infantiles en la ciudad, aunque las disputas internas y la crisis económica lastraron la gestión

Vídeo: Llegada del coche fúnebre con el féretro de Jerónimo Saavedra a las Casas Consistoriales | Foto: De izquierda a derecha, Carolina Darias, Joan Busquets y Jerónimo Saavedra miran la maqueta para transformar la desembocadura del Guiniguada.

C. E. P.

«La música me va gustando», dicen que respondía Jerónimo Saavedra a los periodistas, entre bromas y veras, cuando trataban de confirmar, vía telefónica, su candidatura a la Alcaldía de Las Palmas de Gran Canaria, una noticia inesperada que cayó como una bomba a pocos meses de las elecciones locales de 2007, cuando todo el mundo daba por hecho que el cabeza de lista sería Arcadio Díaz Tejera.

Fue su última batalla política y la ganó con mayoría absoluta. Arrasó en aquellos comicios y gobernó el que sería uno de los mandatos más convulsos de la ciudad, por los enfrentamientos entre los miembros de su equipo. Fueron tantos y de tal calibre las pugnas, que las oficinas municipales de León y Castillo, pasaron a llamarse el ‘hotel de los líos’, pero Saavedra siempre aparecía con su eterna sonrisa, como si la cosa no fuera con él y quitando hierro al asunto

Fueron su incapacidad para neutralizar los problemas internos que lastraban la gestión, así como la deuda heredada del mandato anterior y los duros efectos de la grave crisis económica que le estalló nada más llegar, los que dilapidaron su mayoría absoluta en las siguientes elecciones.

Jerónimo Saavedra

Jerónimo Saavedra / LA PROVINCIA / DLP

Resucitado para alcalde

Y es que cuando todo el mundo lo daba por muerto para la política activa, Saavedra fue resucitado por un grupo de compañeros del PSOE, convencidos de que la candidatura del que había sido el primer presidente de Canarias era la única capaz de ganar la plaza de la capital.

Y acertaron, porque además de los votos de la izquierda, Saavedra arrambló también con muchos votantes de derecha. El dos veces presidente del Gobierno canario y dos veces ministro debió pensar que gobernar Las Palmas de Gran Canaria sería pan comido, pero nada más llegar se topó con una realidad muy diferente: la «anarquía organizativa», como la denominó él mismo, y la falta de técnicos cualificados que empantanaban la gestión. Pero lo que más empañó su imagen fueron las luchas intestinas en las que se enzarzó su equipo nada más iniciado el mandato.

Enfrentamientos internos

El primer enfrentamiento explotó a los dos meses entre la primera tenienta de alcalde, Teresa Morales, y el jefe de Gabinete, Miguel Ángel Saiz, que se extralimitaba en sus funciones, mientras Saavedra se limitaba a calificar las peleas de «celos y pulsos», que dio por resueltos en una «terapia de grupo». A las broncas entre Morales y Saiz se sumaron las provocadas por el edil de Hacienda Rodolfo Espino, al que sus compañeros acusaban de desestabilizar al gobierno por sus disputas en torno al recorte del presupuesto.

Saavedra tardó dos años en tomar cartas en el asunto, tras llamar a su histórico delfín Sebastián Franquis para que coordinara el gobierno, y en una decisión salomónica hizo majo y limpio con Saiz, Morales y Espino. La edila Marcela Morales les seguiría poco después. Una muestra de la equivocación de Saavedra al elegir su equipo se refleja en que la inmensa mayoría no repitió en 2011. 

Teresa Morales achaca las peleas al grupo de gente del que se rodeó el alcalde. «A veces, las personas que le rodeaban hicieron que las cosas fueran difíciles. Yo no digo que tuviera desavenencias personales con él, que alguna tuve, pero aquello era imposible con todo el equipo que tenía alrededor».

La crisis de Guaguas

A los problemas internos se unió la crisis de Guaguas Municipales, que Saavedra estuvo a punto de privatizar, lo que provocó una movilización popular, además de los problemas que hubo durante un periodo para pagar la nómina a los guagüeros.

El exalcalde intentó también vender el 29% de las acciones de Emalsa que tenía el Ayuntamiento a los socios privados, una operación que finalmente no salió adelante.

El pacto con Barrios

No se sabe si fue su talante democrático o el temor ante las desavenencias entre los miembros de su equipo lo que le llevó a firmar un pacto con Nardy Barrios, entonces líder de Compromiso, pese a no necesitarlo.

El acuerdo se rompió meses antes de las elecciones de 2011, al dejar los socialistas como residencial el suelo del Canódromo, otro de los pufos urbanísticos del Partido Popular, que le explotaron a Saavedra durante su mandato

Capital europea 2016

En el haber de Saavedra hay que destacar el impulso que le dio a la candidatura del municipio para lograr ser capital europea 2016. El regidor logró ilusionar a la ciudadanía y el municipio estuvo entre las cinco primeras ciudades que optaba al nombramiento, pero San Sebastián se llevó finalmente el galardón, justo en el año en que ETA se reafirmó en su decisión de cesar la violencia.

El exalcalde Augusto Hidalgo, que también fue concejal con Saavedra, resalta el acierto de aquella decisión, que tuvo que ver con el empeño de Saavedra por extender la cultura y la educación. «Como alcalde siempre tuvo en su cabeza defender la cultura y la educación. Hizo que la ciudad fuera candidata a Capital Europea de la Cultura porque había un poco de complejo de inferioridad y frente a ese sentimiento, él aseguraba que esta ciudad tenía una gran potencialidad cultural».

Capilla ardiente de Jerónimo Saavedra en las Casas Consistoriales de Las Palmas de Gran Canaria

Capilla ardiente de Jerónimo Saavedra en las Casas Consistoriales de Las Palmas de Gran Canaria / Juan Carlos Castro

Impulso a la educación infantil de cero a tres años

En el ámbito educativo, Hidalgo destaca su apuesta por la educación infantil de cero a tres años, pese a que no se trata de una competencia municipal. «Hizo una apuesta por promover la educación y multiplicó por dos la oferta educativa de cero a tres años. Cogió los fondos del Feile y construyó cinco escuelas nuevas, que hoy son la joya de la corona de la ciudad. Para él la educación era clave, porque la cultura entraba por la puerta de la educación».

Hidalgo intenta quitar hierro a aquellos enfrentamientos. «Los debates y disputas internas del partido se reflejaban en la gestión del gobierno», reconoció, aunque se mostró convencido de que «el paso del tiempo irá limando los aspectos que tienen que ver más con las disputas y se centrará más en la gestión. Aquel fue un mandato convulso, con muchas tensiones de partido y un año después de empezar a gobernar explotó la crisis económica y entramos todos en una vorágine terrible, donde los presupuestos desaparecieron y los recursos económicos se recortaban. Fue una época muy dura para gobernar, pero estamos hablando de que era un verdadero tótem , una referencia, y lo ha sido hasta el final».