Semana Santa 2024

La lluvia obliga a cancelar la procesión del Cristo de la Salud y la Virgen de la Esperanza

La DANA obliga a regresar las tallas a la iglesia a medio camino

Los costaleros y nazarenos lloraron desconsoladamente por el infortunio

Cancelada la procesión del Cristo de la Salud y la Virgen de la Esperanza por las fuertes lluvias

La Provincia

Pasó lo que todos temían, la lluvia provocada por la DANA canceló la procesión del Cristo de la Salud y la Virgen de la Esperanza de Vegueta. Los costaleros no pudieron evitar romper en lágrimas cuando a toda prisa se vieron obligados a devolver las tallas a la iglesia de Santo Domingo. El Cristo había llegado a la calle Reyes Católicos, cuando el chaparrón repentino obligó a dar media vuelta. Por su parte, la Virgen seguía su paso en la plaza. 

No solo los costaleros y nazarenos lloraron desconsoladamente, los fieles no pudieron ocultar su tristeza y decepción en una de las citas más esperadas de la Semana Santa capitalina. Ha sido un año entero de trabajo, que ha finalizado en una hora. Unas primeras gotas tímidas habían mojado la talla de Jesús nada más salir. Sin embargo, la levedad del chispeo no hizo prever la fuerte lluvia que dejó empapada a las tallas tan solo una hora más tarde. Al entrar en el templo los costaleros se abrazaron entre ellos para darse ánimos. «La moral está por los suelos», declaró uno de ellos. 

En unos primeros instantes los fieles se agolparon en el interior de la iglesia y dieron ánimos a los costaleros y nazarenos. Sin embargo, la iglesia tuvo que ser desalojada para terminar de reubicar las imágenes y secarlas. «Tenemos que bajar al Cristo porque ha cogido una buena mojadura y no es bueno porque es una talla que tiene su valor», explicó el capataz del paso del Cristo, Jorge González. 

Un año de esfuerzo

«La lluvia estaba prevista para hoy al mediodía, y resulta que por la mañana, que era cuando tendría que haber llovido, no llovió», lamenta. Los principales estragos de la DANA tuvieron lugar en el sureste de la Isla, y la capital durante casi todo el día de ayer se libró de la lluvia hasta ese preciso instante.

Los costaleros han trabajado durante un año para que todo saliera perfecto en el día de ayer, sin embargo, las inclemencias del tiempo han sido imposibles de evitar. «Sobre todo el último mes hemos venido todos los días para ensayar. Ha sido un desconsuelo enorme», asegura González.

«¡Qué pena!», exclama Alicia junto a sus familiares que sacan rápidamente un paraguas. «Vinimos en familia, es la primera vez que nos reunimos todos porque hace poco nos mudamos a Vegueta», explica. Aunque todos son creyentes, su madre es la más devota, conoce todas las procesiones y las tallas que acompañan, por lo que era la más ilusionada por la cita. «También he estado en las procesiones andaluzas y ellos lo viven más porque es algo más tradicional, pero aquí también tenemos nuestra forma de vivirlo más en silencio y con más respeto», comenta Alicia resguardada de la lluvia

Las hermanas Irene y Lucía Sánchez no se pierden este encuentro desde hace 20 años. «Te emocionas mucho en esta procesión, es una de las veces al año que uno se emociona», comenta Irene. «Sobre todo la devoción, la elegancia de las tallas, la música y los militares que tienen una gran disciplina la convierten en una de las mejores», apunta la otra hermana.