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Telde

"Si me necesitasen volvería sin pensarlo"

La neuróloga Norma Hernández se jubila tras 40 años en la profesión en plena crisis sanitaria

La neuróloga Norma Hernández en su consulta, con un ramo de flores que le regalaron para celebrar su jubilación LP/DLP

Norma Hernández siempre ha estado comprometida con su profesión. Los 40 años en los que ha practicado la medicina se les ha pasado rápido, pues la pasión por atender y cuidar a las personas se desarrolló en ella desde que era pequeña. El pasado viernes, 14 de agosto, se despidió de sus compañeros del CAE de El Calero (Telde), centro en el que ha ejercido como neuróloga durante 15 años, para comenzar una nueva etapa de su vida: la jubilación.

En estos tiempos tan duros para el sector sanitario, en los que el coronavirus ha puesto patas arriba a un gran número de centros de la salud, finaliza su periodo como médico. "No dudaré en volver si las cosas se complican y necesitan mi ayuda", afirma con convicción, pues aunque ha llegado la hora de dejar atrás el mundo laboral al cumplir los 65 años considera que el deber prevalece.

"Para mí la medicina es algo totalmente vocacional", admite con emoción. Hernández es originaria de la ciudad de La Habana, en Cuba. "Allí los estudios son gratuitos, por lo que cada uno se forma en lo que quiere y yo escogí ser médico", asegura. Se graduó en 1984 de la especialidad de neurología en el Instituto de Neurología y Neurocirugía de La Habana y, aunque ejerció durante varios años en su país de origen, no tardó en decidir que quería buscar una mejor vida en España. "Yo no pienso en la política porque soy médico; sin embargo, mi país a nivel económico estaba muy mal y necesitaba sacar adelante a mi familia", rememora.

Su valentía le impulsó a elegir Canarias como lugar de residencia y coge un avión sola en 2001 esperando que las cosas le salgan bien. "Escogí Gran Canaria porque sabía que tenía ascendencia de esta Isla, aunque nunca los encontré", sostiene, recordando que los inicios fueron duros. Sin embargo, la necesidad de buscarse la vida le llevó a adquirir una gran experiencia profesional y finalmente pudo traer a su familia. "Vinieron mi madre y mi hija; ahora ella es médico también y trabaja en el 112", cuenta orgullosa.

Hernández sostiene que aunque siempre pudo ejercer la medicina, no fue hasta el año 2005 cuando pudo comenzar a actuar como neuróloga. Su título no fue convalidado hasta cuatro años después de su mudanza, lo que le obligó a trabajar en diferentes clínicas y consultas privadas. "También he pasado por prácticamente todos los ambulatorios de la Isla haciendo atención primaria como médico general; sólo me quedaron La Aldea y Artenara, porque me dan mucho miedo las curvas", cuenta con gracia.

Segunda familia

Tras la experiencia pudo por fin comenzar a ejercer su especialidad mediante el Hospital Insular, que no tardó en derivarla al área de consultas del CAE de El Calero, en el municipio de Telde. "Ahí he estado en los últimos 15 años y ha sido maravilloso", confiesa con alegría, refiriéndose también a toda la plantilla como su segunda familia. La pena ha sido despedirse en una etapa en la que parece que toda ayuda es poca. "Yo pensaba que no iban a admitir jubilaciones este año y lo veía lógico, pero como poco a poco la situación fue mejorando se acabó cambiando de idea", aclara.

La doctora recuerda con miedo la peor etapa de los sanitarios en la lucha contra el covid-19. "Los mayores de 55 años no realizamos urgencias, nos derivan a partir de esa edad a consultas y los más jóvenes se ponen al frente; en este sentido he estado más tranquila y además podía realizar una parte de mi trabajo por vía telefónica, aunque ha sido complicado porque en neurología hay muchas afecciones que necesitan tratarse físicamente", explica. Hernández no ha parado en los últimos meses y asegura que la experiencia ha sido dura.

"Un compañero de neurología se puso enfermo de coronavirus, todos estábamos un poco asustados pero teníamos claro que no podíamos parar ni un solo día", añade, destacando esta situación como la que mayor impacto le ha causado en toda su carrera. "Es algo insólito; no se conoce bien el virus y nos daba mucha angustia, sobre todo ver la cifra de muertos", asevera.

Hernández comienza una nueva etapa, pero asegura que no dejará de lado la medicina Es miembro de la Sociedad Española de Neurología y no piensa despegarse del colectivo ni dejar de aprender. "En todos estos años me he seguido formando, acudo a congresos y leo nuevos estudios de mi materia para seguir aprendiendo", concluye.

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