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CRISIS DEL CORONAVIRUS Entrevista

"Hemos llamado uno a uno a los pacientes más frágiles"

"He tenido pacientes que simplemente me llaman para saber cómo estoy y pedirme que me cuide", comenta esta médico de familia

Estefanía Pérez Quintana en su consulta del centro de salud de Moya. LA PROVINCIA / DLP

Cuando empezó la crisis sanitaria por el Covid-19, ¿qué tipo de información le demandaban los pacientes de edad más avanzada?

Llegaban a la consulta por otros motivos, pero me preguntaban por el coronavirus. Querían saber si el virus era tan grave como decían o si iba a llegar aquí con tanta fuerza como a Italia. Desde entonces intentamos trasmitir tranquilidad y sosiego, pero desde el principio recomendábamos evitar acudir a lugares muy concurridos, lavarse las manos con frecuencia, explicábamos la manera correcta de toser o cómo proceder si notaban algún síntoma.

¿Le parece que la información sobre el coronavirus está llegando correctamente a las personas mayores o habría que abrir una vía nueva para llegar a ellos específicamente?

Desde atención primaria se está haciendo todo lo posible. Nosotros tenemos un listado de los pacientes más frágiles y hemos hecho un seguimiento estrecho de esos pacientes. La enfermera de enlace de Moya, que es compartida con el centro de salud de Guía, ha cogido el listado y los ha llamado uno por uno para ver cómo estaban y preguntarles si necesitan alguna recomendación.

¿Qué tipo de consultas son las que están recibiendo en estos días?

He tenido pacientes que simplemente me llaman para saber cómo estoy yo y para pedirme que me cuide. Estamos atendiendo todas las consultas por teléfono y las principales dudas tienen que ver con temas como la renovación de la receta o dudas sobre la medicación. Estos días no estamos atendiendo tantas llamadas sobre sintomatología nueva. Lo que sí han aumentado son los cuadros de ansiedad y depresivos en personas que ya los tenían de base y necesitan el ajuste de la medicación.

¿Cómo es su interacción con los pacientes?

Piden cita telefónica a través del 012 y los llamamos por teléfono. Ellos nos cuentan el motivo de la consulta, aunque algunas veces necesito que acudan al centro de salud porque tengo que explorarlos, dependiendo del cuadro que presenten. Les recomendamos que vengan con mascarilla y si no tienen a la entrada les damos una. Hay otros a los que les podemos resolver la consulta telefónicamente. Siempre evitamos que acudan al centro, tanto por ellos como por nosotros.

¿Las personas de edad avanzada se han acostumbrado a recibir atención médica a través de una llamada telefónica?

Lo entienden perfectamente. Muchas veces cuando les decimos que tienen que venir a la consulta, nos piden, por favor, que les mandemos algo para no tener que venir, porque tienen miedo. Lo han aceptado muy bien.

¿Le es posible poner cara a los pacientes a los que atiende?

Llevo más de dos años en el centro de salud de Moya y ya conozco a casi todos los pacientes, por lo que sí que les puedo poner cara. Este sistema no va a desmoronar la relación médico-paciente.

¿Ha notado una disminución en el número de consultas que recibe diariamente?

Sí, ahora tengo algunos huecos libres y estamos dando cita para el día siguiente. Antes tenía una lista de espera de más de una semana. Estoy atendiendo a unos 30 pacientes al día, entre los que tienen cita y los que llaman al centro de manera espontánea.

Cuando esta situación extraordinaria termine, ¿cree que se verán modificados los protocolos en la atención a los enfermos?

Hay pacientes que en esta crisis sanitaria han descubierto la cita telemática, que hasta el momento ni la consideraban, ni la tenían presentes. Yo creo que por la comodidad de ellos, alguno empezará a recurrir a este sistema. Pero, sobre todo, las personas mayores seguirán viniendo a consulta. Sinceramente, si me dan a elegir, yo prefiero cita presencial, porque el paciente nos transmite información muy valiosa con el lenguaje verbal y con el no verbal si está en la consulta. Esto se pierde con la cita telefónica.

¿Hacen videollamadas?

De momento no, pero no extrañaría que con el tiempo se lleguen a hacerse así las consultas.

¿Qué importancia tiene la presencia de los centros de salud en pagos alejados de las zonas urbanas?

Tienen muchísima importancia. En Fontanales, la farmacia y el centro de salud, en el que voy los lunes y viernes, somos las únicas referencias sanitarias que tienen. El farmacéutico hace una importante labor porque si un paciente se queda sin medicación, él se la dispensa o se ponen en contacto conmigo. A mi sorprende muchísimo el gran respeto de los pacientes y el trato que me dan. Había trabajado en otros centros de salud, pero ahí da gusto trabajar. El hecho de que sean tan respetuosos hace que yo me sienta más cercana a ellos y que haga el trabajo con más cariño y amor.

Como profesional del sector sanitario, ¿ha sentido la necesidad de ayudar en primera línea con los pacientes de coronavirus?

Ahora mismo no. No me lo planteo porque tengo un niño pequeño, mis padres son muy mayores y mi suegra también es mayor. Si hubiese sido en otra etapa de mi vida, seguramente sí. Pero ahora tengo que combinar mi faceta de médico con la de madre.

Uno de los principales problemas en los hospitales de referencia ha sido la falta de material de protección para los equipos médicos y de enfermería. Esta carencia también se ha hecho notar en los centros de salud.

Tenemos poco material, pero con el poco que tenemos nos hemos apañado. Los pacientes que se sospecha que tienen Covid-19, no acuden al centro, solo tenemos contacto telefónico con ellos y los notificamos como sospecha. Nos ha llegado algún paciente con síntomas de coronavirus y en ese caso sí que hemos tenido que vestirnos con los equipos de protección, pero han sido muy pocos. Contamos, además, con la colaboración del Ayuntamiento de Gáldar que nos hizo llegar una decena de pantallas faciales de las fabricadas en impresoras 3D.

¿Cómo hacen el seguimiento de los pacientes diagnosticados con Covid-19?

Los llamamos para ver cómo evolucionan sus síntomas, si tienen fiebre o no y si tienen alguna necesidad que podamos resolver. También tenemos que gestionarles el parte de baja laboral. Si tienen confirmado el coronavirus se tienen que negativizar a través de una prueba. Sin embargo, si solo están en sospecha de tener el virus y están aislados, una vez están asintomáticos les damos el alta, pero tienen que pasar al menos catorce días desde que empiezan los síntomas.

¿Considera que se tendrían que haber tomado las medidas más restrictivas antes de lo que se hizo para evitar la expansión de la pandemia en el país?

Sí. Teníamos que haber reaccionado unas semanas antes, desde que vimos lo que pasaba en Italia teníamos que haber visto que los siguientes éramos nosotros. De hecho, los modelos matemáticos están ahí y todos los países han llegado tarde al confinamiento. China llegó tarde, Italia llegó tarde y España llegó tarde y se podrían haber evitado muchos casos. También entiendo la parte política, porque cuando en España había pocos casos parecía imposible decirle a la población que se encerrara en sus casas. Hubiera sido una medida difícil de entender.

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