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Los test del coronavirus se reinventan

La prueba de referencia es la PCR pero los antígenos ganan puntos de fiabilidad en 15 minutos | El CRISPR es más veloz que la PCR y más preciso que el rápido, en ensayo

La pandemia no solo nos ha obligado a cambiar el estilo de vida, la forma de trabajar y de relacionarnos con los demás, sino que incluye en nuestro día a día nuevos términos científicos que nos llevan a hablar de PCR, test rápidos o anticuerpos. Porque la lucha contra el Covid-19 no solo se centra en la búsqueda de una vacuna, sino en la búsqueda de medicamentos que permitan curarlo y, sobre todo, en la detección precoz de la enfermedad dado el elevado número de rebrotes y personas asintomáticas que la transmiten. Una terminología que el Consejo de Enfermería y expertos en microbiología se afanan por explicar.

El diagnóstico de infección por Sars-CoV-2 es una de las bases fundamentales para el manejo de la enfermedad Covid-19. Exponen que en la actualidad se realiza mediante dos tipos de pruebas, las virológicas -con mayor certeza diagnóstica- y las serológicas, en busca de anticuerpos. Para las virológicas las muestras se toman de la saliva o del tracto respiratorio superior, generalmente, y suelen realizarse a personas que tienen síntomas o han tenido contacto estrecho con algún infectado. Las serológicas parten de una muestra de sangre y buscan identificar si la persona ha estado en contacto con el virus y ha generado anticuerpos.

Ante la pregunta de ¿cuándo hacer cada prueba? Florentino Pérez, presidente del Consejo General de Enfermería, recomienda que durante el periodo de incubación -aproximadamente la primera semana desde la posible infección- se recurra a las pruebas virológicas, pero pasado este tiempo, aconseja las serológicas.

Los test PCR.

La denominada Reacción en Cadena de la Polimerasa con Transcriptasa Inversa (Rtpcr) es la prueba virológica por excelencia en la detección del SARS-CoV-2. Además de ser la más conocida ofrece, en la actualidad, una fiabilidad superior al 97% y permite detectar el mayor número de asintomáticos. Su precio es de los más caros, 120 euros en un laboratorio privado. Busca material genético y localizan dos o tres genes del virus, ARN. La muestra la recoge personal sanitario con un hisopo (bastoncillo) que se introduce en la nariz o la boca del paciente, aunque se ha iniciado la “autotoma” de saliva que permite al paciente remitirla al laboratorio. Una iniciativa científica aplicada en Canarias permite una técnica de pooling (agrupar muestras) y hacer veinte PCR a la vez, lo que facilitará grandes cribados. La “autotoma” evita tener que movilizar al personal sanitario o que el enfermo se desplace.

Test rápidos de antígenos.

Es el último avance científico en cuanto a las pruebas virológicas. Resulta muy parecida a la PCR, pero en vez de detectar el RNA del virus detecta las proteínas que produce ese RNA. La Comunidad de Madrid va a realizar un millón de estos test del laboratorio Abbott. La ventaja que tiene es que se trata de una prueba muy rápida, con resultados entre 10 y 15 minutos, y mucho más barata, con un coste de menos de 5 euros por cada prueba. El problema radica en que no es tan sensible. Cuando se compara su sensibilidad con la PCR se mueve entre un 93-96% (el 93,3% en el caso de Abott). Es decir, un 4% de personas asintomáticas o con “poco virus” pueden escapar al encontrarse poco antígeno. Los expertos apuntan que los resultados del estudio de Madrid serán muy importantes al tratarse de una población muy amplia. Se han probado ya en servicios de Urgencias con sintomáticos pero su eficacia con los asintomáticos está todavía por ver. Resulta de gran interés su uso en aeropuertos, estaciones o lugares de mucha confluencia de personas dada la rapidez de su resultado.

Test serológicos en sangre.

Permiten identificar si la persona ha estado en contacto con el virus y ha generado anticuerpos, mediante muestras de sangre que se toman bien directamente de la vena o de la yema de un dedo. El principal problema que presenta este test es que los anticuerpos del Covid-19 suelen desaparecer en unos meses, por lo que no se sabe si las personas han pasado o no la enfermedad. De ahí que apenas pueda descubrir asintomáticos, aunque la prueba se haga a muchas personas. No quiere decir que quienes han pasado la enfermedad no tengan inmunidad contra el coronavirus. Los expertos inciden en que lo importante no es localizar anticuerpos, sino que estas personas tengan inmunidad celular, si bien en este momento no hay métodos para evaluarlo. Por este motivo el “pasaporte inmune” que algunos promovían para quienes estuvieran “libres” de Covid-19 es impensable a estas alturas.

El Crispr, una fórmula en fase de ensayo.

Investigadores siguen a la búsqueda del mejor método para detectar a los contagiados de Covid-19. Reducir los tiempos en la obtención de resultados y abaratar costes centran los nuevos proyectos. Es el caso del Crispr, una variante de las PCR. Se trata de un sistema de edición genética en fase de ensayo y que parece funcionar muy bien pues resulta seis veces más rápida que la PCR y más preciso que el test de antígenos, con una fiabilidad del 95% para detectar casos positivos y del 100% para los negativos. Además, un informe del grupo de análisis científico del Instituto de Salud Carlos III, indica que la PCR, pese a su fiabilidad, tiene limitaciones, pues se trata de una prueba que exige equipamientos y personal especializados, que debe realizarse en laboratorios acreditados y que puede tardar más de un día en dar los resultados. Entre las ventajas del Crispr resaltan la posibilidad de hacer la prueba en el mismo lugar donde se toma la muestra, el desarrollo de kits diagnósticos más sencillos y accesibles, reducir el tiempo de entrega de resultados y un menor precio por prueba que la RT-PCR.

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