Lavarse las manos, un gesto sencillo y cotidiano, se ha convertido en una de las armas para combatir a la Covid-19. Eso sí, hay que hacerlo bien. Y es que la eficacia de esta acción radica en el tiempo y en un proceso adecuado que requiere de cinco pasos y, al menos, 20 segundos. Una técnica minuciosa que los alumnos de Educación Primaria (EP) de la sección de Tamaraceite del Colegio Claret aprendieron ayer junto a un grupo de especialistas médicos.
“No basta solo con echar jabón y meter las manos bajo el agua”, recuerda Francisco Domínguez, jefe del servicio de pediatría de Vithas Las Palmas y uno de los encargados de impartir el taller por las diferentes aulas del centro educativo donde, además, se han instalado una quincena de lavamanos en diferentes puntos para promover esta medida de cara a la prevención de contagios de coronavirus.
Una incitativa que también sirvió para que los pequeños aprendieran in situ el procedimiento. El hidrogel, pero también la pintura, se convirtieron en los mejores aliados para comprobar la eficacia de la técnica que, en el caso de José Valín Auyanet y Dácil Afonso Navarro, ambos estudiantes de 6º de EP, han interiorizado a la perfección. “Primero hay que mojarse las manos y después echarse el jabón y extenderlo muy bien por las palmas hasta que haga espuma durante unos 20 segundos”, explican. Los siguiente consiste en repetir el proceso en el dorso. “No hay que olvidarse de los pulgares ni de frotar bien entre los dedos”, apuntan antes de recordar que las uñas tampoco pueden quedar atrás. El último paso, después de revisar bien, es secar. Este procedimiento también se puede realizar con el hidroalcohol, tal y como aseguran los especialistas.
“Es importante que los niños incorporen este hábito a su vida diaria ya que con un lavado de apenas unos segundos no llegas a todos los recovecos de las manos y la probabilidad de que algún germen llegue a boca u ojos es elevada, ya que nos tocamos la cara una media de 3.000 veces al día”, asevera el jefe de Pediatría de Vithas Las Palmas. “Por eso”, prosigue, “es bueno que lo incluyan como rutina, no solo porque no sabemos cuánto va a durar esta situación sanitaria, sino porque esto también ayuda a evitar el contagio de otras enfermedades”.
Medidas
Con este objetivo, el Claret decidió llevar a sus aulas el taller que viene a reforzar las medida puestas en marcha por el centro. Y es que, además de lavabos, se han colocado dispensadores de hidrogel en todas las clases en las que se mide la concentración de dióxido de carbono. “Los alumnos también se relacionan en grupos burbuja diferenciados por petos de colores, así como se ha parcelado el comedor para evitar que se mezclen”, cuenta el director pedagógico del colegio, Ignacio Jiménez Vega. Todo sea por continuar manteniendo a raya al virus en la sección de Tamaraceite como hasta ahora.
