Llega la receta veterinaria a Canarias: estos son los productos para perros y gatos que solo podrás comprar con prescripción

Un cambio en la normativa estatal por parte del Ministerio de Agricultura y Ganadería obliga a las farmacias a rellenar un exhaustivo formulario para poder dispensar estos productos sanitarios

Los veterinarios defienden que la medida es fundamental e insisten que solo afecta medicamentos para filaria

Un podenco con su dueño.

Un podenco con su dueño. / Andrés Gutiérrez

Verónica Pavés

Verónica Pavés

Pastillas para prevenir pulgas, pipetas antiparasitarias y hasta un total de 65 productos sanitarios destinados a perros y gatos –tanto tratamiento como de prevención– necesitan receta veterinaria para ser dispensados. Desde el pasado 21 de enero, prácticamente cualquier medicamento que se compre en farmacia para animales de compañía necesitará tener el aval de un profesional, algo que hasta ahora era necesario y que muchos han considerado "un disparate" pero que los veterinarios defienden como "fundamental" para garatizar el bienestar de los animales de compañía.

Boticarios y veterinarios cumplen con una disposición adicional del Real Decreto 666/2023 que regula la distribución, dispensación y uso de medicamentos veterinarios. Esta normativa, que surge de una iniciativa del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, busca establecer un control sobre los fármacos veterinarios utilizados en la ganadería.  No en vano, el abuso en la utilización de antibióticos en la ganadería es uno de los motivos de las altas tasas de resistencias antibióticas en la población, pues estos productos acaban pasando, a través de la cadena alimentaria, a los humanos.

Esta norma afecta a los dueños de un total de 590.398 perros y 105.479 gatos en toda Canarias

Sin embargo, la nueva regulación va más allá del control de los antibióticos, ya que también incluye todos aquellos productos dedicados a librar a los canes y los gatos de los parásitos. "Ahora necesitamos la receta para todo, y hay muchas cosas para las que no tiene sentido", argumenta Galván, que advierte que esto es lo que ocurre "cuando las leyes se ejecutan desde despachos y sin pensar en la población general". Para la presidenta del Colegio de Veterinarios de Santa Cruz de Tenerife, María Luisa Fernández, sin embargo, la inclusión de estos productos tiene un sentido claro. "Los medicamentos antifilaria necesitan un control veterinario y todos estos productos necesitan supervisión", resalta. Como recuerda Fernández "el tratamiento de la filaria puede llegar a ocasionar la muerte de un animal si, por ejemplo, tiene esa misma enfermedad no diagnosticada". 

Los veterinarios creen que esta nueva norma va a conseguir que los animales cada vez gocen de mejores cuidados. "Con eso conseguimos que no se pase el tiempo entre toma y toma y que se mantenga un control más exhaustivo", insiste María Luisa Fernández, que considera que la población será "más responsable" con sus animales de compañía.  Esta decisión se toma, por tanto, con el pretexto de la estrategia One Health o Una única salud. Esta norma afecta a los dueños de un total de 590.398 perros y 105.479 gatos en toda Canarias. 

Más trabajo para las farmacias

Pese a que el cambio ha sido bien recibido por los veterinarios, no lo ha sido tanto entre los farmacéuticos. "Nosotros acatamos la orden, pero sin duda nos complica el trabajo", explica Manuel Ángel Galván, presidente del Colegio de Farmacéuticos de Santa Cruz de Tenerife. Los farmacéuticos eran conscientes de que pronto llegaría el momento de empezar a dispensar estos fármacos con receta –el Real Decreto es de julio del año pasado–, pero una vez implementada la norma, la forma de hacerlo ha resultado ser "más complicada de lo que esperábamos". 

En concreto, cada vez que un cliente solicita una pipeta o pastillas masticables para proteger a sus mascotas de las pulgas, las garrapatas y el gusano del corazón, a los farmacéuticos se les abrirá en la pantalla con un formulario en el que tendrán que incluir datos similares a los de una receta humana (como el identificador del veterinario y el número de receta), pero también otra información menos habitual como el nombre completo, DNI y hasta domicilio de la persona que lo vaya a dispensar. "Estas recetas, además, las tendremos que conservar durante cinco años, mucho más que una receta humana que tan solo tenemos que guardar tres meses", explica. 

Distintas visiones

Galván augura que esta nueva restricción va a jugar en contra del cuidado de las propias mascotas. "Mucha gente va a dejar de acudir a la farmacia, más aún en las zonas rurales, y esto puede ocasionar un problema de salud pública", insiste y sentencia: "esto ocurre por no ver la realidad ni velar por la comodidad de los animales". Algo que Fernández no cree que llegue a ocurrir, aunque admite que es una posibilidad. En todo caso, la veterinaria defiende que esta medida permite que la población sea "más consciente del nivel óptimo" de salud de los animales de compañía y garantiza su sanidad.

La norma también ha venido con un vacío legal en lo que se refiere a cobrar o no el servicio de dispensar una receta, provocado diferentes criterios en estas primeras semanas tras su implantación. Aunque el Colegio de Veterinarios no puede entrar a valorar sobre el coste de este servicio, Fernández considera "razonable" que se cobre por ello. "Si el profesional realiza un control, el servicio debería tener un coste", insiste la presidenta del Colegio provincial, que insiste en que se trata de "un valor añadido".