La ULPGC distingue la investigación que aporta soluciones a problemas sociales

La Cátedra Telefónica premia la innovación tecnológica en el ámbito del aprendizaje inmersivo y la medicina de precisión

El director territorial de Telefónica en Canarias, Juan Flores (5i) y el rector Lluis Serra (7i) con todos los ganadores de los Premios de la Cátedra Telefónica 2024.

El director territorial de Telefónica en Canarias, Juan Flores (5i) y el rector Lluis Serra (7i) con todos los ganadores de los Premios de la Cátedra Telefónica 2024. / ULPGC

María Jesús Hernández

María Jesús Hernández

El aprendizaje inmersivo, la medicina de precisión, la cooperación en el ámbito de las ingenierías, y sistemas de comunicaciones ópticas inalámbricos basados en cámara con inteligencia artificial, son los ámbitos que han copado los reconocimientos en la séptima edición de los Premios de la Cátedra Telefónica de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, una iniciativa que pone en valor y da visibilidad a las mejores ideas, trabajos y proyectos desarrollados por la comunidad universitaria, que aportan soluciones a las principales necesidades sociales.

Los galardones, convocados cada año por la Cátedra Telefónica de la ULPGC y el Vicerrectorado de Estudiantes, Alumni y Empleabilidad, fueron entregados el pasado 2 de abril, en las categorías de Cultura Científica, Proyectos de Investigación, Innovación y Transferencia, y Proyectos de Innovación Educativa, así como de Proyectos de Grado y Posgrado, en un acto celebrado en la Sala de Piedra de la sede institucional, presidido por el rector de la ULPGC, Lluis Serra Majem y el director territorial de Telefónica en Canarias, Juan Flores.

Cultura Científica

El primer premio en la categoría de Cultura Científica recayó en la profesora de Ingeniería Química de la ULPGC, Ana María Blanco Marigorta, por el proyecto ELIMU, abastecimiento de agua y luz en una escuela en Kenia. Se trata de un proyecto de cooperación fruto de la colaboración entre la Universidad de Las Palmas y la Universidad de Nairobi, que ha permitido el autoabastecimiento de energía y agua de la escuela de primaria Timboni, en el distrito de Kilifila, en Kenia. Esta iniciativa ha sido posible gracias a la implicación de la Escuela de Ingenierías Industriales y Civiles (EIIC) de la ULPGC, donde un grupo de profesores y alumnado trabajaron durante todo el curso 2022/2023 en el diseño de una instalación fotovoltaica para el abastecimiento de energía y agua en una escuela de educación primaria de un poblado de una zona muy pobre de Kenia, en el sur del país, cerca de Mombasa. Se gestó tras una visita realizada por la profesora Blanco al país, comprobando que en el citado colegio, que contaba con 850 alumnos y 16 profesores, carecía de luz y agua. «Les hemos colocado placas fotovoltaicas para que tengan un hidrobombeo solar autónomo, de forma que ya no necesitan de la compañía eléctrica para tener agua en el centro, así como placas fotovoltaicas para que tuvieran también suministro autónomo de energía eléctrica, además de dotar de estanterías y mesas a la sala de profesores, arreglar el suelo y pintar las paredes». Para la coordinadora del proyecto ELIMU, una de las claves del éxito de esta iniciativa fue la implicación de muchas personas del entorno familiar y académico. «No hemos tenido una gran fundación detrás patrocinando el proyecto, sino que ha salido con la colaboración de muchos pocos, recaudamos los fondos a través de amigos, familiares y compañeros». Para Ana María Blanco, el premio de la Cátedra Telefónica, dotado con 1.000 euros, supone una ratificación del valor de las actuaciones llevadas a cabo, darlo a conocer y, sobre todo, una aportación económica que servirá como punto de partida al proyecto de este año, «porque nos gustaría que sea a largo plazo, no solo una actuación puntual en un colegio, queremos mejorar la calidad de vida de este poblado de pescadores, con muy pocos recursos».

El segundo premio Cátedra Telefónica en esta categoría recayó en Vicente Javier Díaz García, por el proyecto Bicipaseos Urbanos; y el accésit en el profesor José Juan Castro Hernández, por la iniciativa Okeanos – Revista de la Sociedad Atlántica de Oceanógrafos.

Investigación, Innovación y Transferencia

El ganador de esta categoría ha sido el profesor Carlos Travieso González, catedrático de Procesado de Señal y Reconocimiento de Patrones en la ULPGC, por el proyecto Implementación del gemelo digital en pacientes SARS-COV-2 como predicción pronóstica. Un premio que hace extensivo a todo el equipo del estudio integrado también por tres médicos intensivistas del Hospital Universitario Insular de Gran Canaria -José Blanco, Guillermo Pérez y Luciano Santana-. «Han premiado la excelencia de nuestro trabajo y es un gran reconocimiento a la labor que hacemos desde el punto de vista de la investigación», indicó Travieso. El proyecto nació a raíz de la pandemia del covid, para conocer el nivel de estrés y saturación en las UCI hospitalarias y anteponerse al posible colapso del sistema sanitario. «Lo que hicimos fue generar un gemelo digital con los pacientes covid que ingresaban en las UCI. Monitorizamos a cada uno, de forma que cada 15 minutos vamos captando datos. En el caso de los pacientes covid se captan 27 señales fisiológicas, con lo cual, el volumen de datos diario es tremendo y analizar todos esos datos es complicado. Mediante la inteligencia artificial, generamos esos gemelos digitales que nos daban información sobre la evolución del paciente a uno, dos y tres días para pronosticar su evolución, si iba a permanecer más tiempo en UCI, si se le iba a dar el alta..., e igualmente lo monitoreamos sobre los pacientes que están en planta para saber un poco, cuál era la carga que iba a tener, y con todo esto podríamos saber cuál era el nivel de ocupación o el nivel de estrés que iba a tener el servicio». Así, desarrollaron un sistema que hoy en día, superada la pandemia, es aplicable a otros ámbitos. «Una de las enfermedades más críticas dentro de las UCI son las enfermedades respiratorias, de forma que el sistema lo estamos extrapolando ahora a estas patologías, y el premio de la Cátedra Telefónica de la ULPGC es un impulso para seguir trabajando en esta línea». El profesor Travieso puso en valor la importancia de trabajar codo a codo la ULPGC y el Servicio Canario de Salud (SCS), de forma que el conocimiento que se genera en la Universidad tenga una aplicación directa en el sistema de salud, en este caso. «Estamos ante una transferencia directa, que nos ha permitido trabajar sobre ese concepto de medicina de precisión para tratar de buscar mayor eficiencia en el propio SCS. Creo que la tecnología y la medicina están condenadas a estar juntas para buscar esa eficiencia». El investigador recordó que el 70% del gasto del SCS lo copan las enfermedades crónicas. «Cuando aparece algún evento como la pandemia , los servicios se desbordan, y la tecnología y la inteligencia artificial pueden apoyar o mejorar los recursos para tener un sistema más eficiente», concluyó Carlos Travieso.

En esta categoría, el segundo premio de la Cátedra Telefónica fue para la profesora Daura Vega Moreno, por el proyecto Criminalística y Química: dos aliados inseparables en pro del sistema judicial; mientras que el accésit recayó en la profesora Rosa Batista Canino, por el proyecto Observatorio del Emprendimiento y la PYME de Canarias (OEPYME Canarias).

Proyecto de Innovación Educativa

El investigador Miguel Ángel Rodríguez Florido, coordinador de la Cátedra de Tecnologías Médicas de la ULPGC, obtuvo el primer premio de esta categoría por el proyecto AVRIR: Aprendiendo con VR Interactiva y Remota, que ha consistido en desarrollar una sala de autopsias virtual para la realización de prácticas del alumnado de la Facultad de Ciencias de la Salud de la ULPGC, fundamentalmente para enseñar anatomía y otras asignaturas básicas a los estudiantes de Medicina. Ante la escasez de recursos y la inviabilidad de utilizar cadáveres para la formación de los futuros médicos, la tecnología permite acercar ese recurso de forma inocua y de manera inmersiva, permitiendo al alumnado trabajar con un cadáver o incluso con un enfermo virtual. «Aquí lo que se está premiando es que el proyecto ya se ha implementado, la tecnología ya la hemos explorado, hemos visto la capacidad que tiene y cómo la podemos adaptar. Por lo tanto, este galardón es un reconocimiento por haber conseguido implementar el aplicativo dentro de las asignaturas de Medicina y una de Enfermería, como una herramienta docente de uso rutinario en el laboratorio de Anatomía», indicó Rodríguez Florido. Su equipo ha logrado dotar al Laboratorio de Anatomía de una tecnología de realidad virtual que permite la formación de forma interactiva y en colaboración, porque los estudiantes trabajan de forma inmersiva, como si estuvieran en una sala de autopsias. Las ventajas de esta tecnologías son muchas, dado que el o la estudiante puede aprender a coger una vía, hacer un masaje cardíaco, entubar a un enfermo..., sin necesidad de experimentar sobre un paciente, sino hacerlo en un entorno simulado. Parte de esa simulación la han transportado a un sistema digital basado en realidad virtual que posibilita no sólo trabajar sobre los contenidos académicos en un entorno simulado, sino que además, al ser digital, el profesorado puede monitorizar continuamente lo que hace el alumnado, y evaluar si ha conseguido y cómo, el reto propuesto para su práctica. «Por ejemplo, si un estudiante de Medicina tiene que hacer una disección abdominal, tiene que saber cuál es el protocolo de acceso a las diferentes capas del cuerpo, para ir diseccionando e ir aprendiendo cómo están colocados todos los órganos que forman el abdomen. Eso, si tuviera un cadáver lo haría sobre él, pero como es un recurso limitado al que no se tiene acceso, la alternativa que hemos encontrado en la Facultad es la emulación, hacemos un entorno inmersivo donde los estudiantes se meten, tienen la sensación de tener delante un recurso que podría ser un enfermo o un cadáver, y hacen la maniobra docente que corresponde». De esta forma, cuando cada estudiante inicie sus prácticas clínicas, bien en un hospital o en centros de salud, ya ha sido previamente entrenado en un entorno virtual que emula la consulta y están mejor preparados para actuar ante ciertas situaciones. Rodríguez Florido valora con satisfacción el premio concedido por la Cátedra Telefónica. «El reconocimiento por parte de una Cátedra que es hermana con la nuestra de Tecnologías Médicas, pero que viene de una empresa externa que es Telefónica, es una satisfacción y visibiliza la relevancia de nuestra tecnología para educar», subrayó.

El segundo premio en Innovación Educativa fue para David Morales Álamo, por el proyecto Grabación de clase síncrona como herramienta de estudio en asignaturas con contenidos de actividad física y salud; y el accésit, para Samuel Rodríguez Hernández, por el proyecto Aplicación de realidad virtual para la enseñanza de la anatomía de la columna vertebral.

Proyecto de Grado

Javier Santana Núñez fue distinguido con el primer premio en esta categoría por su TFG en Ingeniería Electrónica Industrial y Automática, titulado Design and evaluation of hypersespectral images registration techniques applied to breast cancer diagnosis -Diseño y evaluación de técnicas de registro de imágenes hiperespectrales aplicadas al diagnóstico del cáncer de mama-. «Es un reconocimiento que no me esperaba, pero es bastante importante y sobre todo inspirador para futuros trabajos académico y para continuar con el máster y con la tesis doctoral que voy a hacer», indicó el joven premiado. Su proyecto consiste en la extracción de anotaciones patológicas en muestras de cáncer de mama a través de un algoritmo para modificarlas, de forma que se puedan ajustar a imágenes hiperespectrales, las cuales permiten capturar más luz de las muestras y por lo tanto más información. «Estas muestras después se pasan a algoritmos de inteligencia artificial que son los que finalmente diagnosticarían el tipo de cáncer y el grado», señala en torno a este trabajo que, no sólo mejora la precisión diagnóstica sino que facilita el trabajo a los patólogos. Javier Santana, que acaba de terminar la carrera, trabaja actualmente como personal investigador en el Instituto Universitario de Microelectrónica Aplicada (IUMA) de la Universidad de Las Palmas, tarea que compaginará con sus siguientes retos académicos, que son el Máster en Sistemas Inteligentes y Aplicaciones Numéricas en Ingeniería y el doctorado, ya que tiene muy claro que su futuro está en la investigación. «Mi objetivo es continuar trabajando en el desarrollo de los algoritmos de inteligencia artificial para ser más precisos a la hora de detectar el cáncer».

El segundo premio en esta categoría recayó en Luca Yago Wolinsky Mancini, por el proyecto Estudio de la propagación troposférica en la banda VHF marina para la región Atlántico centro-oriental; y el accésit en Carla Beatriz Gutiérrez Ramos, por el TFG Tomographic evaluation of the bronchial and pulmonary vascular relationships in cats naturally infected of heartworm.

Proyecto de Posgrado

El ganador de esta categoría fue Cristo Manuel Jurado Verdú, por el proyecto Habilitando los sistemas de comunicaciones ópticas inalámbricos basados en cámara con inteligencia artificial: hacia la adopción masiva y el uso dual de cámaras como receptores. Se trata de su tesis doctoral cuyos resultados revolucionan el ámbito de la comunicación de los dispositivos electrónicos. La propuesta se centra en crear un enlace de comunicaciones entre una cámara y una lámpara -una fuente de luz LED- y favorece esta comunicación porque la cámara es capaz de detectar parpadeos sutiles, imperceptibles al ojo, de esta fuente de luz LED gracias a los mecanismos de adquisición secuencial conocidos como Rolling Shutter. «La innovación consiste en habilitar cualquier cámara para comunicarnos, con numerosas aplicaciones. Por ejemplo, un panel informativo de una marquesina de guaguas podría transmitir información del estado de las guaguas o del tráfico al teléfono móvil de un usuario que apunta con su cámara a este panel, como un código QR pero no es invasivo porque no se ve, es invisible», indicó el autor respecto a este proyecto que tiene numerosas aplicaciones, como habilitar nuevas comunicaciones, por ejemplo, para el cultivo de microalgas, -«reactores de microalgas que te envían con su luz a una cámara de vigilancia parámetros del cultivo así podemos hacer una monitorización»-, comunicación entre drones submarinos y buzos, o entre las cámaras de los vehículos y los faros de los coches... «Hay todo un ecosistema de nuevas aplicaciones que utilizan las cámaras como receptores ópticos, y no solo como generadores de imagen». Manuel Jurado acoge este premio como un reconocimiento de gran valor por parte de la Cátedra Telefónica de la ULPGC a la investigación de calidad que se desarrolla en el seno de la Universidad.

El segundo premio en Posgrado fue para Samuel Falcón Pulido, por el estudio Mejorando el rendimiento estudiantil a través del análisis objetivo de los mensajes docentes mediante el uso de inteligencia artificial; y el accésit para Mario San Miguel Montesdeoca, por Diseño de Circuitos Integrados de Microondas basados en tecnologías III-V para la reducción de costes y mejora de la eficiencia de las comunicaciones vía satélite.