Biología

Revelan el misterio del árbol tropical que camina

La “palma andante” está fijada en su lugar de germinación, aunque es capaz de estirarse y extenderse un poco para buscar la luz

Raíces en forma de “zancos” de Socratea exorrhiza, en el Parque Nacional La Amistad, Costa Rica.

Raíces en forma de “zancos” de Socratea exorrhiza, en el Parque Nacional La Amistad, Costa Rica. / Crédito: Ruestz / Wikimedia Commons.

Pablo Javier Piacente

La denominada "palma caminante" o Socratea exorrhiza es un árbol de América Central y del Sur que según distintas versiones podría "caminar" y erguirse en determinadas situaciones: ahora, este mito parece haber sido resuelto bajo criterios científicos. Según los investigadores, aunque el árbol puede crecer rápidamente y crear nuevas raíces para lidiar con la pérdida de estabilidad, en realidad no se mueve ni camina.

Desde hace décadas se conocen y se han transmitido historias en distintos países americanos en torno a la existencia de un “árbol que camina” en las selvas tropicales de Perú o Costa Rica, entre otros sitios. Se trata de una palma conocida con el nombre científico de Socratea exorrhiza: esta especie vegetal es capaz de desplegar grandes raíces sobre la superficie en forma de “zancos”, una característica que otorga una ilusión de movimiento o desplazamiento. ¿Puede decirse entonces que el árbol “camina”?

En busca de luz

De acuerdo a un artículo publicado en Science Alert, el mito se inició sobre 1980, cuando los antropólogos John H. Bodley y Foley C. Benson detallaron el increíble comportamiento de la planta en un artículo científico. Bodley y Benson indicaron que al ser derribadas por la caída de árboles o ramas, algunas palmas en el este del Perú pueden "enderezarse" y "caminar" sobre el terreno. Aparentemente, serían capaces de escapar de su punto de germinación, algo que contradice la estructura y la forma de obtener nutrientes que caracteriza a las especies vegetales.

Los científicos indicaron que las palmeras perseguían la luz del Sol a través del bosque utilizando una docena de raíces que brotaban de sus troncos elevados: en ocasiones, dichas raíces se encuentran a varios metros del suelo. Cuando se desprenden o se pudren, las “patas” más nuevas pueden explorar áreas de terreno que están un poco más lejos de su ubicación original.

Sin embargo, aunque algunos científicos han avalado el trabajo de Bodley y Benson, otros han encontrado una explicación más racional. En 2005, el ecólogo tropical y experto en palmas Gerardo Ávalos publicó un estudio en el que concluye que Socratea exorrhiza en realidad no se aleja de su lugar de germinación. En otras palabras, no “camina” ni se traslada.

Más altura y estabilidad

Ávalos y sus colegas revelaron que cuando la “palma caminante” es derribada por alguna razón, puede desarrollar rápidamente nuevas raíces para hacer frente a la pérdida de estabilidad, pero eso no significa que se movilice o cambie de ubicación. En consecuencia, las raíces que surgen en altura son formas de extenderse para acaparar luz, buscando sitios con mayor acceso a este recurso vital para cualquier especie vegetal.

En el mismo sentido, Ávalos destacó que las grandes raíces en forma de zancos tardan mucho tiempo en desarrollarse y crecer. Por lo tanto, ese plazo temporal sería imposible de congeniar con la idea de un desplazamiento tan rápido. En 2007, otro estudio sobre esta misteriosa especie llegó a la misma conclusión que Ávalos y su equipo.

Más allá de esto, aún subsiste una gran pregunta: ¿por qué la “palma caminante” desarrolla esas raíces en forma de zancos o “patas” de gran extensión si no es para trasladarse? Distintos investigadores han argumentado que en los densos bosques tropicales, las raíces “zancudas” de Socratea exorrhiza permiten a la especie incrementar más fácilmente su altura y estabilidad, sin necesidad de desarrollar un tronco más grueso.

La pregunta sigue sin respuesta.