Sporting de Gijón-UD Las Palmas: Superioridad de líder (0-1)

El equipo amarillo gana con autoridad y solvencia en Gijón con un autogol de Cali y recupera la primera plaza. Álvaro Jiménez y Moleiro se estrellan con el larguero.

Solvencia de líder. La UD Las Palmas que pasó por el mítico El Molinón-Enrique Castro 'Quini' no fue excelsa, pero sí lo suficientemente buena y superior como para llevarse el partido en un campo siempre difícil aunque sólo sea por la energía que desprende a favor del equipo local, hoy muy venido a menos. Más allá de la pobreza del Sporting, Las Palmas fue capaz de sobreponerse a la ausencia de dos de los mejores jugadores del equipo, Mfulu y, sobre todo, Jonathan Viera, para ganar y recuperar la primera plaza, empatado a puntos con el Alavés. Lo hizo con un gol de carambola, de Cali en propia puerta poco antes de la media hora, pero bien pudo haber conseguido alguno más por acciones exclusivamente propias. Las formas, en cualquier caso, fueron buenas.

Y, por supuesto, también el fondo, porque el cuadro amarillo dejó claro que también sabe ganar sin sus líderes y con un autogol. De alguna manera, la UD Las Palmas se ha acostumbrado a ganar. La sensación de superioridad en todo momento es el gran mérito de un equipo que ya funciona solo. Su arquitecto, Xavi García Pimienta, ya sólo tiene que modularlo. Cuando más feo era el choque llegó la ventaja y a partir de ahí el choque fue un monólogo. Álvaro Jiménez, antes del descanso y Moleiro, al comienzo de la segunda parte, se estrellaron con el larguero. Ocasiones para hacer el segundo hubo, pero a cambio de no aprovecharlas, apenas sufrió. Otra gran virtud.

Moleiro por Viera

Premió el técnico catalán a Florin Andone con la titularidad después de haber visto portería en el derbi, y por lo demás, lo previsto: Fabio por el sancionado Mfulu y Moleiro como interior en ausencia de Viera. El que entró en la banda fue Álvaro Jiménez y no Óscar Clemente, lo que implicaba que Pejiño, autor de dos goles contra el Tenerife desde la derecha, actuaría por la izquierda.

Afectó al barbateño, acostumbrado últimamente a partir desde el otro costado. Sus primeros intentos de profundizar por la banda fueron inertes, aunque como casi todo el juego, de uno y de otro, en el primer cuarto de hora. Rojiblancos y amarillos se tanteaban sin hacer daño. Las interrupciones, la lentitud y la falta de precisión caracterizaban el choque, insulso, desacorde con el buen ambiente en las gradas, de uno y otro bando, pese al frío y la llovizna. Ambas aficiones recordaban que había un partido de fútbol.

Pases arriesgados y autogol

Lo más parecido a una ocasión de gol fue un pase muy arriesgado del portero Cuéllar a Insua que no interceptó Andone por milímetros. De haberlo hecho, habría tenido espacio y tiempo para marcar el primer gol amarillo en el ecuador del acto inicial. Pero llegó muy poco después, en una gran acción colectiva que terminó de la manera más fea, con un tanto en propia puerta, pero igual de gustosa.

Pejiño y Moleiro combinaron en el centro del campo hasta que el tinerfeño brindó un gran pase en profundidad a Sergi Cardona, que llegaba como un loco por la izquierda. El catalán controló y se deshizo de Cali con suma facilidad para llegar a la línea de fondo, dentro del área chica, donde se nubló. Eligió resolver la jugada con lo que debió haber hecho segundos antes, con un pase hacia atrás. Tuvo suerte, porque Cali, lejos de enmendar su pasividad, introdujo el balón en su propia portería con no se sabe muy bien qué parte del cuerpo. El caso es que fue gol y la UD puso el partido donde quería (26').

Sólo entonces el Sporting trató de dar un paso al frente, pero sin claridad alguna. Intentó percutir sobre todo por las bandas, con centros laterales atrapados en su mayoría por Álex Domínguez, que cantó en al atajar uno de ellos, sin embargo, el árbitro pitó una falta de Otero que no fue.

Ocasiones

Con espacios arriba ante un rival tembloroso, el partido estaba para casi sentenciarlo. En el primer tiro a puerta de los amarillos Álvaro Jiménez estuvo a punto de conseguir el segundo gol con un gran disparo que se estrelló en la parte superior del larguero. Si tuvo la oportunidad fue gracias a la presión que ejerció Loiodice sobre Rivera, al que dejó en ridículo con dos robos en cinco segundos (37'). Alguno se pregunta todavía cómo es posible que la UD, hace no mucho, pagara un sueldo astronómico al asturiano.

Álvaro volvió a tener en sus botas otro gol antes del descanso producto de otro error grave de Cuéllar en un pase sencillo. El cordobés interceptó la pelota y regateó al portero, pero prefirió regalar el tanto a Andone antes que apuntárselo él y desechó el regalo. La generosidad, sólo a veces, no es buena. Con esa cierta desazón por no haber cerrado el choque Las Palmas se fue al descanso con todo a favor ante un rival desquiciado, sometido a juicio por su gente y sin aparente capacidad de reacción.

La buscó con la misma receta que en la primera parte, a base de empuje, corazón y centros laterales. Zarfino estuvo a punto de alcanzar uno que venía desde la izquierda puesto por Cote, pero era demasiado poco para inquietar a una UD muy sólida en la parcela defensiva. Los cuatro, más Fabio por delante, ofrecieron un gran nivel.

Como también los de arriba, a la espera del momento perfecto para el siguiente gol. Pudo haber llegado en otra ocasión clara, esta vez de Moleiro, pero bajo la misma fórmula de la tranquilidad, el toque y el movimiento. Así, el balón llegó al tinerfeño en la frontal, desde donde lanzó un disparo con el interior que se estrelló otra vez en el larguero, en esta ocasión en la parte frontal. Andone, que alcanzó el rechace, no estuvo fino y chutó a la nubes (55').

Sin sufrimiento

Pasaban los minutos y la UD Las Palmas seguía sin sufrir. Aplacó el intento de revolución rojiblanca con aplomo y mucha posesión, con sentido, y confiada en que volvería a tener ocasiones a la contra para lograr el segundo. Así lo vio García Pimienta, que cambió a los extremos: entraron Marvin por la derecha y Óscar Clemente por la izquierda. Moleiro y Loiodice, mientras, hacían lo que querían en el centro del campo.

Del otro lado, los cambios de Abelardo apenas cambiaron el devenir del encuentro, simplemente porque Las Palmas era mucho mejor. Arriba, abajo y en el medio. En la portería no tanto, porque si bien Cuéllar había estado calamitoso, Álex Domínguez volvió a cantar por arriba. Hizo penalti por salir mal y el colegiado lo pitó, pero el catalán y la UD se salvaron porque hubo fuera de juego en el lanzamiento de la falta. Gracias VAR.

Marc Cardona y Vitolo dieron un respiro a Moleiro y a Andone en el tramo final. Las Palmas sólo sufrió en una acción en la que una serie de despejes mal hechos dejaron el balón en las inmediaciones de la portería durante varios segundos, pero fue mayor el susto que el peligro. La mejor ocasión del partido para el Sporting llegó al filo del minuto 90, pero Álex Domínguez esta vez sí estuvo acertado: gran lanzada a la derecha y paradón.

Incidencias: partido correspondiente a la decimoctava jornada de LaLiga SmartBank, disputado en el estadio El Molinón-Enrique Castro 'Quini' ante 16.940 espectadores.

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