El factor de jugar con los mejores

La UD vive un cambio radical con la entrada de Loiodice y Moleiro en el centro del campo

Moleiro se posiciona de tal manera que parece dispuesto a lanzar a portería, pero posteriormente rectificó su postura y regateó ante la mirada de Carlos Isaac y Olaetxea.

Moleiro se posiciona de tal manera que parece dispuesto a lanzar a portería, pero posteriormente rectificó su postura y regateó ante la mirada de Carlos Isaac y Olaetxea. / LOF

David Rodríguez

David Rodríguez

Pimienta reacciona en la segunda parte con la introducción de Enzo y Moleiro en el terreno de juego y sentó a unos erráticos Clemente y Kaptoum y remonta el partido al Albacete.

Cuando se dio a conocer el once titular de la UD Las Palmas aparecieron cinco nombres distintos a los que García Pimienta utilizó en la anterior jornada frente al Sporting de Gijón. Enrique Clemente, Álvaro JiménezMarc CardonaSandro Ramírez y Coco comenzaron la contienda en el Carlos Belmonte confirmando el ataque de entrenador que le dio al técnico amarillo y que tras una primera parte para olvidar e introducir a Loiodice y Moleiro en la segunda, el guión cambió por completo para sumar los tres puntos en Albacete tras remontar el tanto inicial de Dubasin (1-2).

Podría parecer una lectura ventajista el hecho de que precisamente Moleiro y Enzo fueron los dos revolucionarios del equipo amarillo para que le dieran la vuelta al marcador, sobre todo porque venían de unos partidos atrás en los que no estaban rayando a su nivel; pero es que los cambios que realizó ayer el entrenador catalán supusieron un cambio radical de la escuadra que dirige respecto a los jugadores por los que fueron sustituidos.

Pimienta tiene un ataque de entrenador y sustituye a cinco jugadores de inicio con respecto al Sporting

En una primera instancia fue el 10 el que dio el relevo a un Kaptoum que todavía no se sabe muy bien qué aporta en el campo, por mucho que Pimienta se empeñe en decir que el camerunés ayer «jugó un partidazo» y que es un «grandísimo jugador». Moleiro se puso en el balcón del área para manejar el balón como un péndulo de un lado a otro, dio una opción más de disparo y tambaleó a la defensa rival.

Así llegó el gol de Sidnei. Porque el tinerfeño sacó la varita en la medialuna del área, habilitó a Sandro para que sacara un zarpazo que se convirtió en córner y el brasileño remató posteriormente.

El empate fue el producto de proponer algo, no solo correr por el pasto y dar un pase de seguridad u horizontal. Se probó fortuna y se encontró el premio. Volvió a aventurarse Las Palmas por los senderos de los recursos primitivos de este deporte: juego aéreo, tiros lejanos y sacar petróleo tras las jugadas a balón parado.

Presión alta

A la vez que entró Moleiro al campo lo hizo Sergi Cardona, otro de los que últimamente estaba un poco gris dado su potencial. Pero lo hizo por un Enrique Clemente al que esa tonalidad cromática le queda lejana en la comparativa directa. El lateral zurdo mantuvo a Carlos Isaac en su latifundio y estiró a la UD para facilitar la presión alta al rival, además de ensanchar la línea horizontal con la que Jonathan Viera y Sandro comenzaron a disfrutar de su juego.

Un elástico que se había agrandado a lo largo de los 105 por 68 metros que mide el tapete del Carlos Belmonte gracias a lo que abarca Marvin Park cada semana. Locomotora Beamen –ver la película Un domingo cualquiera– llevaba ya un cuarto de hora desequilibrando el esqueleto que puso Rubén Albés en el tapete verde por el costado diestro y con Cardona la melé amarilla ya era infinita.

Así encontró la verticalidad que había anunciado Pimienta que tenía que explotar su equipo para poder recuperar la senda de la victoria. Esa que se le estaba atragantando en los cuatro últimos partidos y que tampoco oteaba lejos de Siete Palmas desde el 14 de enero, cuando también supo cómo remontar al Ibiza (1-2) después de que el entrenador amarillo diera con la tecla de los cambios.

Los goles amarillos llegan tras centros al área; Las Palmas vuelve a sumar a través de otros recursos

Pero a todo esto faltaba el ejecutor que le dio la vuelta a la tortilla, que esta vez fue francesa a pesar de que Enzo lo hizo a través de un papazo. El parisino ingresó en el campo en detrimento de un Álvaro Jiménez que no es que ayer jugara mal, pero que al menos con el cambio de cromos permitió que Marvin tuviera el recorrido necesario y por dentro se sumara un hombre más para plantar una muralla en el medio y complicarle la circulación del cuero al Albacete.

En la jugada del 1-2 se vislumbró perfectamente ese trazado formado con Moleiro y Enzo en la segunda línea. Viera centró al área, uno de tantos que realizó ayer Las Palmas y que parecía un pecado para los amarillos jornadas atrás, Bernabé despejó de puños y el medio galo esperaba con la caña para soltar el latigazo directo al cajón.

En definitiva, la remontada llegó cuando Pimienta puso a los mejores jugadores de los que disponía ayer en el banquillo para alcanzar de nuevo la segunda plaza de la clasificación. Y eso que ni Pejiño ni Fabio estaban disponibles y todavía se espera la divinidad del Messias Viera.

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