Un agujero reconocible

La UD ha encajado once goles en los últimos seis partidos | Es el más batido de Segunda en ese tramo | Ayer, nueva ración de caos

El gesto de desconsuelo de Álvaro Valles, abatido, tras encajar el segundo tanto nazarí, obra del delantero Uzuni.   | | LOF

El gesto de desconsuelo de Álvaro Valles, abatido, tras encajar el segundo tanto nazarí, obra del delantero Uzuni. | | LOF / Paco Cabrera

Paco Cabrera

Paco Cabrera

El cuadro grancanario dejó por última ocasión la portería a cero en Andorra (0-0), el pasado 3 de marzo. Era líder. Había recibido quince dianas en treinta duelos. Una muralla de acero. Pero el rigor saltó por los aires. Once tantos recibidos en 35 días. Tener el balón, sin intensidad, es un atajo al abismo.    

Una zaga de cartón.Legionarios de plastilina. Nueva oda a la irresponsabilidad. Once tantos encajados en los últimas seis contiendas ligueras –ante Málaga CF (2-2), CD Tenerife (4-1), Sporting (1-1), Albacete Balompié (1-2), Real Oviedo (1-1) y Granada CF (2-1)–. Un dato maligno. Mientras Pimienta pregona a los cuatro vientos ‘ser un equipo reconocible’ y el apego al dogma del balón –como si no existiese vida extraterrestre más allá del planeta cruyffista–, la UD estira su decadencia. El 3 de marzo, en la disputa de la 30 ª jornada ante el Andorra en el Nacional (0-0), el cuadro amarillo dejó su portería a cero por última vez en esta edición liguera. Era la 19ª ocasión que el rigor defensivo ganaba la batalla. Diecinueve cerrojazos.

En ese punto kilométrico de la competición, treinta encuentros y 2.700 minutos, la UD había recibido quince tantos (0,5 por duelo) y era el menos batido –tenía en el casillero quince victorias–. Figuraba como líder de Segunda.Eran tiempos de vino y rosas. Seis contiendas después, no queda rastro de la solidez de la muralla de acero.

Once goles recibidos (1,83 de promedio) en 35 días. En esa secuencia de seis enfrentamientos, un único triunfo en el Carlos Belmonte, tres derrotas y dos igualadas. Los mismos varapalos que en las treinta contiendas ligueras anteriores (reveses ante la SD Huesca, Burgos y Albacete). Desde que la UD se entregó a la posesión estéril, abrazar el balón para no cumplir con el sacrificio defensivo, la caída libre es incuestionable. En el infierno nazarí, más de lo mismo. Centro lateral de Neva, Valles se queda a media salida, y Sergi Cardona le deja el balón en bandeja de oro a Óscar Melendo (15’). Una cadena macabra de despistes.

Pero antes, el propio exjugador del RCD Espanyol, Puertas y Uzuni ya pudieron adelantar a los nazarís. Al déficit de nervio y presencia ofensiva –el primer tiro amarillo fue de Nuke a la media hora–, cabe sumar concesiones inadmisibles. El 2-0 es una deserción en toda regla del lateral Marvin Park –que no figuraba titular desde el 3 de marzo en Andorra–. El exjugador del Madrid entrega el esférico a Uzuni en la medular, ante la pasividad de Nuke Mfulu. El pichichi de la categoría puso el turbo, solo Coco pudo seguirle, y superó sin complicaciones a un Valles, que otra vez, estaba fuera de sitio.

Dos puñaladas en 26 minutos. Dos regalos. El otro Palacio de los Juguetes. En sintonía con el descosido del Heliodoro (tres tantos encajados en los primeros 45’). Cierto es que Coco recortó distancias (50’) y tuvo el empate tras una asistencia de Viera. Pero antes del 2-1, en el debut realizador del lanzaroteño, Valles sacó una mano milagrosa ante Puertas y Uzuni malogró un tanto cantado.

Difícil aspirar al ascenso directo con la rémora de once tantos en seis jornadas. En el citado tramo, la UD es el más goleado de la categoría. El sábado llega el Levante al Gran Canaria (17.30, #Vamos) y la primera premisa es recuperar el cerrojo. Lo demás, cuentos chinos. El Granada aprovechó los despistes diabólicos del escudo irreconocible. Cemento al agujero. Tiembla el dogma de Pimienta. Cada estornudo es gol. Presumir de estilo vale de eslogan. El millar de fieles amarillos de La Alhambra perdió la respiración. Solo piden no conceder fotogramas cómicos.

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