Termómetro Jonathan Viera

El mejor partido del capitán en 2023, clave en la mejoría insuficiente de Las Palmas

Pejiño dispara a puerta ante la oposición de Lluís López en una acción del partido de ayer entre el Zaragoza y la UD. | | LOF

Pejiño dispara a puerta ante la oposición de Lluís López en una acción del partido de ayer entre el Zaragoza y la UD. | | LOF / Pablo Fuentes

Jonathan Viera jugó bien y la UD jugó bien, porque ambas cuestiones van siempre de la mano. La mejor versión del capitán en todo 2023 supone una esperanza para los amarillos en el tramo final.

Desde hace ya mucho tiempo el termómetro de la UD Las Palmas es Jonathan Viera. Si el capitán está bien, el equipo está bien, y si no lo está, el grupo lo nota. En la primera parte de la temporada el gran estado de forma de todos tapó las ausencias de su líder cuando estuvo lesionado, pero cuando bajaron el nivel las hicieron más notorias. Pasaba que el de La Feria no había mostrado una versión buena, o al menos acorde a lo que acostumbra, en toda la segunda vuelta, pero ayer salió a La Romareda con otro cara, otro aire, y volvió a ser el mejor. Sin alardes, pero el mejor. Y por eso el amarillo mejoró sus prestaciones.

En 10 minutos Viera ya había tenido una ocasión de gol clara para marcar –disparó desviado desde dentro del área cuando tenía todo a favor para marcar– y había dejado solo a Sandro frente al portero con un pase en profundidad extraordinario. Dos destellos del mejor Jony presagiaban un dominio total de los amarillos, como así fue, al menos durante la primera parte, en la que el ritmo que imprimió al juego el ‘21’ fue clave en la superioridad manifiesta de la UD.

En un momento en el que ya sólo importa ganar, el partido sirve para constatar que la UD no está muerta

Fue de más a menos, hasta que un cierto bajón físico comenzó a lastrarle, pero volvió a ser ese jugador que acelera o desacelera cuando conviene al equipo, que no falla pases, que hace regates, que encara y que marca, porque aunque fuera otra vez de penalti, llevaba ya cinco jornadas sin ver portería –en la segunda vuelta, desde enero, ha marcado tres goles desde el punto fatídico y uno en jugada, ante el Ibiza–.

La mejoría, sin embargo, no sirvió para que Las Palmas lograra el triunfo cuatro partidos después porque un nuevo regalo, esta vez en forma de resbalón de Álvaro Lemos, que brindó el gol a Bebé, le puso por debajo en el marcador cuando no lo merecía. Luego le devolvieron el presente con un penalti por una mano tan absurda como clara que el VAR debió resolver mucho antes –el juego estuvo parado alrededor de cinco minutos–. La importancia, una vez más, de la portería a cero.

Tampoco ayudó, y es una cuestión igual de evidente, la falta de puntería, sangrante ayer porque el equipo generó las suficientes ocasiones de gol como para haberse llevado el triunfo. En un equipo acostumbrado a ganar a través del juego, crear peligro era el primer paso para dejar atrás la crisis de resultados –una victoria en nueve encuentro–, pero la ceguera ante el gol fue casi total.

A falta de cuatro jornadas para la conclusión del campeonato lo importante ya es ganar, da igual la manera de hacerlo, y la UD no lo hizo, pero el empate de ayer en La Romareda al menos sirvió para constatar que el equipo, caído en los últimos meses, no está muerto. Lo dice el termómetro Viera.

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