Un tablero con piezas cambiadas

Pimienta no negocia la idea de juego y coloca a jugadores en posiciones que no son sus naturales

Sandro y Munir de nuevo en banda

Sergi Cardona juega de central

Jonathan Viera, perseguido por Fran Pérez, del Valencia, ayer en Mestalla.

Jonathan Viera, perseguido por Fran Pérez, del Valencia, ayer en Mestalla. / LOF

David Rodríguez

David Rodríguez

Pimienta está llevando a cabo una serie de variantes durante el inicio liguero que tiene contrariado a ciertos jugadores. Munir y Sandro, llamados a ser delanteros centro junto a Kaba, siguen jugando por la banda, mientras Viera juega de todo. Pejiño está infrautilizado en un equipo que tiene sed de tiros a portería. Tantos cambios que ayer Segi Cardona jugó de central mientras Coco no tuvo ni un minuto de juego.

Si hay algo que está sorprendiendo en este arranque liguero de la UD pasa por la disposición sobre el terreno de juego que está teniendo Viera. El capitán siempre ha jugado por detrás de un delantero. Ahí, desde la zona del trequartista siempre encontró el último pase exquisito. Ahí, hace siete años, el 21, desquició al Valencia dando juego a Livaja, Prince Boateng o El Zhar. Ahora, a Pimienta le ha dado por agitar las piezas del tablero amarillo y Jony está sumido en una especie de falso nueve con libertad para jugar por todo el campo y ahí la magia made in La Feria no es tan efectiva.

El entrenador tiene claro que su idea de juego es innegociable. La posesión y la construcción ofensiva a través del pase es su credo y no va a variar. Lo ha dicho por activa y por pasiva y salvo contadas excepciones su sistema 4-3-3 es inamovible pase lo que pase sobre el terreno de juego y por cómo se comporte el rival.

Sin embargo existen algunas fallas en este arranque liguero. Y es que por mucho que se combine el balón entre los compañeros, el objetivo único de este deporte es el de alojar la pelota más allá de la línea de cal del portero rival y para eso no hace falta trasladarlo bajo el dominio del mismo. Ese fútbol ya existe y es americano.

Los narradores del partido ofrecieron un dato cuando Las Palmas realizó el primer disparo del partido. Contra el Mallorca el promedio de tiros que hizo la UD fue después de realizar 121 pases. Ayer, el primer intento amarillo llegó tras 180 toques entre los jugadores insulares. Un sobeteo exagerado.

Y es que pocos jugadores parece que quieran intentar disparar a portería. Ya no es que lo hagan desde lejos como lo hizo Julián Araujo de forma sorpresiva al poco de estar sobre el terreno de juego y lanzó un chupinazo desde unos 35 metros. Un lateral que se vino arriba de moral.

Es que el miedo incluso a tirar desde cerca es patente. Pimienta se lo recrimina a sus jugadores. Aun así, se puede medio entender que algunos de ellos no se atrevan a lanzar porque están experimentando unas sensaciones extrañas.

Poniendo el foco sobre Sandro y Munir, dos de los que supuestamente van a compartir las funciones de delanteros centro con Sory Kaba, en los dos partidos disputados hasta la fecha han jugado tirados a la banda. Desde ahí tienen que progresar con el balón y ya cuando están cerca del área no tienen la mente como para disparar.

Ninguno de los dos ex jugadores del Barcelona lo intentó ayer sobre el marco de Mamadarshvili. Los disparos fueron cuestión de Muñoz, Julián, Pejiño por doble partida –¿puede jugar más?– y uno de Viera que perdonó el 0-1 porque creyó que estaba en fuera de juego.

La pieza más importante del tablero de la UD no tiene el instinto asesino de un delantero. Él está para construir, dar el último pase e inventar genialidades que pueden ser gol. Pero no para rematar.

Tanto cambió el tablero ayer en Mestalla que a Pimienta le dio por ubicar a Sergi Cardona de central por un Mika Mármol que había sido de los mejores del plantel insular. Un jugador que de quedarse debe ser titular y terminó jugando junto a Álex y Benito como carrilero. Y Coco en el banquillo. Raro.

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