Sevilla como catapulta

En 2015, con el mismo dos de 12, la UD logró su primer triunfo ante a su próximo rival

Paco Herrera y Aythami en el UD-Sevilla del 23 de septiembre de 2015.

Paco Herrera y Aythami en el UD-Sevilla del 23 de septiembre de 2015. / LP

No hay drama en la UD Las Palmas, pero sí una cierta preocupación por resolver cuanto antes los problemas que tiene, sobre todo en cuanto a la falta de gol alarmante –sólo uno en cuatro partidos– y los errores defensivos de bulto –una mano absurda de Javi Muñoz y un intento de despeje horrible de Benito– que le han costado las dos derrotas del curso hasta ahora, en Valencia y en Gerona. El último precedente del equipo en su primera temporada tras lograr el ascenso vale como ejemplo para el optimismo: después de un arranque idéntico, con dos puntos de 12 posibles, reaccionó luego hasta conseguir la salvación. Y lo hizo desde el quinto partido de aquel curso 2015-16. El rival, precisamente, era el Sevilla, el siguiente que espera a los amarillos el próximo 17 de septiembre en el Ramón Sánchez-Pizjuán.

Hay una diferencia importante: hace ocho años la cita fue en el Estadio de Gran Canaria y esta vez no, algo que, en principio, pone a los amarillos en cierta desventaja, toda vez que debe buscar el primer triunfo no sólo ante un conjunto de Champions, sino también en un escenario de los más complicados de España, si bien los hispalenses perdieron en su campo los dos partidos que ha disputado hasta ahora, frente al Valencia y el Girona, dos rivales que, precisamente, ganaron a Las Palmas.

Aquel partido que dio aire al grupo entrenado entonces por Paco Herrera tuvo lugar también en el mes de septiembre, entre semana, el día 23. La UD venía de perder en la primera jornada frente al Atlético de Madrid (1-0) en el extinto Vicente Calderón, de empatar en la segunda contra el Levante (0-0), de igualar ante el Celta en Balaídos (3-3) y de caer en casa, en este caso con el Rayo Vallecano de Paco Jémez (0-1).

La actuación de la UD en aquel choque fue casi perfecto, con un dominio total de la situación en cada momento, mejor desempeño defensivo y eficaz en el área contraria. Roque Mesa, en la primera parte, y el central paraguayo Antolín Alcaraz, que abandonaría la disciplina amarilla meses después por continuos problemas físicos, los mismo que tenía cuando llegó, fueron los autores de los tantos de Las Palmas; un 2-0 frente al Sevilla de Unai Emery campeón de la Europa League que calmó las aguas, pero que no supuso una progresión continuada en el equipo.

Triplete de caídas

Todo lo contrario: tres derrotas consecutivas, frente al Barcelona n el Camp Nou (2-1), el Eibar en el Gran Canaria (0-2) y el Getafe en el Coliseum (4-0), esta con estrépito y con el vestuario ya muy lejos de su entrenador, llevaron a Miguel Ángel Ramírez, que entonces tenía a Toni Cruz como director deportivo y a Luis Helguera como secretario técnico–, a fulminar a Paco Herrera en busca de un cambio definitivo.

Llegó Quique Setién y poco a poco llegaron los resultados, hasta tal punto que, con una racha de seis triunfos en siete partidos –sólo el Real Madrid fue capaz de ganar a la UD– entre finales de febrero y mediados de abril, logró la permanencia de manera holgada. La tendencia al alza, ya con el equipo más asentado todavía y la llegada de Prince Boateng como refuerzo estrella, Las Palmas dio que hablar al mundo entero por su juego, que para los que no pudieron ver a la gran UD de finales de los 60 y los 70 fue el mejor de la historia.

Ahora el contexto es distinto. Pimienta cuenta con el apoyo del vestuario, al menos por ahora, y también del club. Hay confianza total en que los resultados llegarán. Y el Sevilla puede volver a servir como catapulta.

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