Esta UD Las Palmas cree en lo imposible (2-1)

El cuadro amarillo remonta en el minuto 97 con un golazo de Marc Cardona a pase de Joanthan Viera, suplente y que marca un penalti para empatar.

Douvikas, en el 67, adelanta al equipo celeste, que perdona y luego lo paga.

Alberola Rojas, protagonista al anular un gol a la UD de manera inexplicable y quitar un penalti al conjunto visitante

Araujo se retira lesionado

La fe de la UD Las Palmas no tiene límites. En un día en que el fútbol no le dio, cuando le habían quitado un gol de manera inexplicable y el rival no sólo le había perdonado hasta tres veces, sino que además se había adelantado en el minuto 67 de forma justa gracias a un gol de Douvikas, tiró de orgullo y empuje para no rendirse y sobreponerse de tal manera que acabó por remontar un partido que tenía negro (2-1). Tuvo que recurrir a Jonathan Viera, suplente por primera vez pero fresco en el tramo decisivo para marcar un gol de penalti en el 84 y dar otro a Marc Cardona, convertido en héroe, a 45 segundos del final. Otro día más de locura en el Gran Canaria, que estalló de alegría como ocho días atrás con el tanto de Kirian al Granada, en el partido más loco e inexplicable de la temporada. García Pimienta salió ganador una vez más con los cambios, pero volvió a comprobar que hay otras maneras de ganar. Y así el cuadro amarillo respiró y salió del descenso.

Había advertido el entrenador cuando compareció el pasado sábado que para meter mano a una defensa cerrada como la del Celta, con tres centrales y dos carrileros, el equipo debía circular muy rápido el balón, y eso no casaba con la presencia de Jonathan Viera, seguramente el que más ralentizaba el juego de la UD. Álex García, el segundo entrenador, explicó minutos antes del pitido inicial que la suplencia del capitán se debía al cansancio que había acumulado por haber jugado los 90 minutos frente al Granada y casi todo el encuentro ante el Real Madrid, pero Araujo y Munir también tuvieron mucha participación en ambos choques y volvieron a partir de inicio. Son más jóvenes y tienen otro fuelle, está claro, paro el argumento sonó a excusa. La realidad es que se trató simplemente de una decisión de entrenador, sin más. Consideró que el '21' no le cuadraba en su plan y lo sentó. No pasa nada, está para elegir.

Por lo demás, el once fue mucho más reconocible que el del Bernabéu, con el portero y la defensa habituales tras la vuelta de Mika Mármol después de cumplir sanción; con Kirian, Javi Muiñoz y Loiodice en el centro del campo, y con Pejiño, Sory Kaba y Munir en el ataque. El mismo frente ofensivo que en Gerona. Rafa Benítez, de su lado, sentó a Iago Aspas, cuestión nada fácil tampoco, pero el de Moaña, al igual que Viera, no atraviesa su mejor momento.

El plan de la UD pareció surtir efecto en el inicio. Poco a poco el equipo aumentó el ritmo hasta que empezó a encontrar huecos con los que hacer daño al rival, aunque las dos primeras ocasiones, con Munir como protagonista llegaron de manera fortuita: en la primera, a los 10 minutos, el hoy extremo derecho recibió un rechace de Larsen, controló con el pecho y lanzó un misil con la zurda, de abajo hacia arriba, que se fue alto por poco. Acto seguido, un error calamitoso de Unai Núñez en un pase dejó al hispano-marroquí frente al propio defensor, pero estuvo demasiado lento y adoptó una solución previsible: acomodo hacia la zurda y tiro flojo, a las manos de Iván Villar.

Por ese entonces el cuadro amarillo, pese a que las dos acciones de peligro habían llegado por la derecha, volcaba todo su juego por el lado izquierdo, donde Sergi Cardona y Pejiño cabalgaban sin descanso. En una arranca del extremo, el mejor de la UD en la primera parte, el lateral, que le había doblado, puso un centro que Sory Kaba fue a buscar al primer palo para provocar el caos: Unai despejó, la pelota tocó en Starfelt y si no traspasó la línea de gol fue porque el guardameta estuvo felino para lanzarse a su izquierda.

Había transcurrido un cuarto de hora y pese a que las ocasiones no habían sido muy claras, Las Palmas dominaba el choque y acababa las jugadas. El Celta, por su parte, no había llegado al área de Valles, pero tampoco estaba incómodo, porque sabía que iba a tener su oportunidad en cualquier momento. La misma llegó poco antes de la media hora, cuando Bamba, muy activo, se coló entre Munir y Kirian, demasiado blandos, y se puso frente al portero sevillano, que volvió a salvar a su equipo con una gran parada. El rechace lo recogió Larsen, que estrelló la pelota en el larguero después de que golpeara el césped. No había aparecido en ataque, pero el conjunto vigués fue el primero en perdonar.

Y si no se adelantó fue gracias a que Prieto Iglesias, sentado en Madrid frente a mil pantallas, hizo ver a Alberola Rojas un agarrón de Souvikas a Mika Mármol que el propio colegiado estaba convencido de que en ningún caso había sido una infracción: “No es falta en la vida”, dijo a Kirian mientras esperaba la opinión de su compañero. Finalmente, fue a la pantalla y anuló el gol de Strand Larsen, que había regateado con maestría a Valles. Suerte para la UD y alegría para la grada, que despertó del cierto letargo en que estaba metida.

La UD tuvo una última oportunidad en la primera parte en en el que quizá fue el primer pase hacia adelante de Javi Muñoz, empeñado en retroceder casi siempre. Sergi Cardona, en su enésima subida, no atacó el balón sino que lo esperó y facilitó la llegada de un defensa que desbarató la ocasión (41'). El duelo, extraño, se fue al descanso con el empate inicial y la sensación de que Las Palmas no estaba mal, pero que el Celta era mucho más peligroso. Y con Araujo lesionado, uno más. Lemos había entrado por él.

La perspectiva del choque no cambió tras el paso por vestuarios. Antes del cuarto de hora pasaron muchas cosas, por ejemplo, dos mano a mano de Larsen tras balones a la espalda de la defensa, muy adelantada y frágil durante toda la noche. El primer remate del danés, con la zurda, se fue muy cruzado; el segundo, con la derecha, tocó en el poste derecho de Valles.

Pero en medio de las dos perdones del delantero sucedió algo surrealista, un gol anulado a Kirian que Alberola Rojas deberá explicar por qué lo invalidó. La secuencia comienza con un posible penalti a Sergi Cardona, que se quedó tirado para que el VAR observara la jugada con detenimiento. Mientas, el colegiado pitó una falta a favor de la UD y, segundos después, escuchó a través de su pinganillo que la acción anterior no era punible. Y luego paso lo inexplicable: al menos por televisión dio la sensación de que había dado orden de que se reanudara el juego, de hecho, corrió hacia adelante, sin embargo, dejó sin efecto el gol que había conseguido Kirian al golpear en el saque de la falta cuando Iván Villar estaba fuera de su portería. Aseguró que no había pitado.

Y en el cúmulo del despropósito llego el gol del Celta, ya con Jonathan Viera en el campo, en el tercer mano mano en apenas unos minutos. Loiodice, flojo en las últimas jornadas, perdió un balón en el centro del campo y Bamba condujo hasta que vio el momento perfecto para entregar el balón a Douvikas, que definió por bajo con la zurda ante Valles (67'). Mika Mármol y Sergi Cardona hicieron muy poca oposición. Se veía venir, aunque la entrada del capitán muy poco antes había dado vida al equipo y a la grada.

El tanto supuso un mazazo, tanto que la UD, que vio cómo su portero detuvo en la escuadra una falta casi perfecta de Iago Aspas, que acababa de entrar, sólo pudo crear peligro a base de empuje, aunque con tanta fe que mereció lo que le pasó: el gol del empate. En uno de los múltiples balones que metió en el área, Marc Cardona se adelantó a Starfelt y el sueco le hizo falta. Penalti sin discusión. Jonathan Viera, sereno, batió a Ivan Villar, cuya estirada hacia la derecha fue inútil porque el tiro fue muy ajustado.

Lo que no estaba en el guion fue la repetición de la apoteosis de ocho días atrás, menos todavía cuando en el ida y vuelta en que se convirtió el partido en los siete minutos de tiempo añadido el Celta perdonó una vez más, esta vez porque Mingueza eligió pasar en vez de tirar en un contraataque espectacular. Como fue después la acción que provocó el delirio, con Jonathan Viera y Marc Cardona, el último invitado a la fiesta, como protagonistas. El catalán ayudó a Lemos a robar una pelota en la banda cuando quedaba menos de un minuto; Kirian, hiperactivo, encontró al capitán en la frontal del área, desde donde, de primera, habilitó al delantero, que controlo con la rodilla y fusiló al portero con un gran tiro cruzado que hizo estallar el grancanaria. Fue el triunfo de la fe.

Incidencias: partido correspondiente a la octava jornada de LaLiga SmartBank, disputado en el Estadio de Gran Canaria ante 22.472 espectadores.

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