La UD Las Palmas se va de cabalgata (5-0)

El cuadro amarillo se lleva una 'manita' del Metropolitano en un duelo en el que no comparece

Llorente encarrilla el duelo con un doblete en 20 minutos y Correa y Memphis sentencian en la segunda parte

El equipo de García Pimienta, víctima de sus errores groseros y de la falta de intensidad

No hubo historia en el Metropolitano. En otro campo de los grandes, como sucedió en uno situado a pocos kilómetros de la casa del Atlético de Madrid, el Santiago Bernabéu, la UD Las Palmas de los deberes hechos volvió a no competir. El contexto era favorable para hacer historia con el primer triunfo en el nuevo recinto rojiblanco y para poner la rúbrica a la gran temporada amarilla con una victoria de enjundia, sin embargo, el cuadro isleño no lo entendió. Sin la energía suficiente para afrontar un partido de tal calibre, y con una cierta sobradez impropia de un equipo muy fiable que estuvo muy lejos de su nivel, era imposible. En 20 minutos los rojiblancos encarrilaron el duelo con un doblete de Llorente por errores propios groseros y al poco de comenzar la segunda parte Correa sentenció tras otro fallo. Luego llegaron dos tantos más para que la goleada fuera redonda, una manita, y que Las Palmas bajara a la tierra.

Con la salvación asegurada con tanto tiempo por delante la UD corre el riesgo de manchar su buena obra con actuaciones como la del Metropolitano, cuyo público entendió que sufriría más de la cuanta y terminó por vivir un partido en paz, entre festejos de goles que cayeron de todas las formas. Las Palmas, muy por encima del nivel esperado durante todo el curso, no compareció en un lugar donde los focos apuntan más y perdió una oportunidad de asombrar, sin la exigencia de los resultados y con pequeños grandes retos como aliciente hasta finales de mayo. Así, pasó otra vez por un campo de alcurnia con derrota, esta vez algo humillante, y nuevamente sin marcar.

Moleiro, en el banquillo

Repitió García Pimienta el once del día del Valencia, lo que significaba que Moleiro volvía a estar en el banquillo. Una pena para el espectáculo. Lo que estaba por ver era si el técnico iba a volver a tardar 80 minutos en hacer un cambio. Al fin y al cabo, el fin de semana anterior le había salido bien. Simeone, por su parte, cumplió con lo previsto y sacó un equipo con varios suplentes porque priorizó la cita del martes en Milán frente al Inter, en los octavos de Champions. Así, dejó en el banquillo a Witsel, Hermoso, De Paul, Memphis y Griezmann. Por si fuera poco, Morata estaba lesionado. El plan era que actuaran a partir de la hora de juego si hacía falta. El panorama parecía ideal para que la UD buscara la campanada, sin embargo, sucedió todo lo contrario.

Porque el cuadro amarillo entró al partido del Metropolitano como si fuese un entrenamiento en Barranco Seco, sin la intensidad que requería actuar en un campo así ante un rival así, esa fuerza que sí puso en la primera vuelta en el Gran Canaria y que tan buen resultado le dio. Hasta cinco errores en la salida de balón desde la portería propia propiciaron varias ocasiones claras del Atlético y dos goles en 20 minutos. Una y otra vez el equipo cayó en el mismo error ante la presión rojiblanca. Marcos Llorente, improvisado delantero en las rotaciones, hizo un doblete y el partido se acabó.

Y eso que la primera oportunidad clara la tuvo Las Palmas en una acción bien llevada por Munir y Sergi Cardona por la izquierda que culminó Javi Muñoz con un zurdazo escorado que acabó en el pico de la cruceta derecha de Oblak (7'). Pero fue sólo un espejismo, porque a partir de ahí comenzó el despropósito de errores de la UD a los que no supo poner solución. Ni siquiera le valió el aviso que dio Correa después de que fallara casi a puerta vacía tras arrebatar el balón a Kirian, que se perfiló muy mal en el control del pase que le había dado Valles (12').

Porque justo después, en otro desconcierto, aunque en esta ocasión con alguna dosis de mala suerte porque hubo un rechace que dejó solo a Marcos Llorente, el madrileño fusiló al meta sevillano desde muy cerca y marcó el primero para el Atlético al cuarto de hora. Cinco minutos después, un error grosero de Coco, que perdió la pelota ante Correa cuando era el último defensor, permitió al argentino avanzar y regalar el tanto a su compañero, que puso el segundo con suma facilidad. Con muy poco, el Atlético ganaba 2-0.

Partido encarrilado

El panorama era perfecto para Simeone: poco esfuerzo, partido encarrilado y un rival perdido entre toques y toques (un 72% en la primera parte) en su propio campo, sin profundidad, y que sólo volvió a inquietar la portería de Oblak con un disparo de Munir desde la frontal del área que se fue por poco por encima del larguero. Fue en el descuento. Antes, en el 26', Sandro había llegada a alcanzar un centro del hispano-marroquí en una falta lejana, pero su golpeo con el interior fue inocente, a las manos del esloveno.

Nadie de la UD estaba a su nivel, sobre todo Kirian, convertido en buque insignia del club esta semana con su ampliación de contrato hasta 2028 y que se mostró muy débil en un salto con Koke en la frontal nada más comenzar el segundo acto. La consecuencia fue terrible, porque el balón quedó para Correa, que fue a por él antes de que Mika Mármol, minimizado hoy también, se diera cuenta. Mano a mano con Valles y 3-0 con un tiro por bajo. Si el partido ya estaba cerrado, ahora más todavía.

Ante esa situación a Las Palmas ya no le quedaba otra que dar la cara, tirar de orgullo y manchar lo menos posible su imagen casi impoluta de la temporada. Tardó como 10 minutos en despertar tras el paso por vestuarios, hasta que Marvin probó fortuna desde muy lejos. Minutos después cometería un penalti claro sobre Lino que no vio Figueroa Vázquez, pero sí Jaime Latre, que le instó a revisar la acción. Correa puso el cuarto con un tiro a la escuadra a la derecha de Valles, imparable. Un doblete para cada delantero.

García Pimienta, cuyos intentos por encontrar soluciones mediante charlas con los jugadores en la banda en cualquier parón fueron inútiles, acaba de introducir a Araujo, Moleiro y Marc por Álex Suárez, Perrone y Sandro. Simeone, de su lado, hizo cuatro cambios de golpe, sin Griezmann. No hacía falta. Sí entraron Memphis y De Paul, y dejó a Correa, que si no firmó un 'hat-trick' fue porque estuvo errático, primero en un golpeo a puerta vacía después de una perdida de Javi Muñoz, con Valles muy lejos del área, y al minuto siguiente en un mano a mano mal definido.

El Metropolitano, cuya elipse de sol subía poco a poco a la grada, era, en cualquier caso, un remanso de paz con dosis de fiesta desde el fondo sur, donde están los más animosos, que aprovecharon la tranquilidad del choque para corear los nombres de Simeone y de Koke. Seguramente todos pensaron, a tenor del partido de la primera vuelta y con Milán en el horizonte, que la cita que les privó del aperitivo iba a ser algo más traumática. Se equivocaron.

Un doble disparo de Sergi Cardona y Javi Muñoz en la en el minuto 73 supuso la ocasión más clara de la UD en la segunda parte. Oblak estuvo imperial para taponer el chut del madrileño con la punta de la bota. Kirian lo intentó luego con un tiro que se le fue alto tras un robo de Araujo. Pero el equipo no estaba. Tanto es así que en otra acción de parsimonia defensiva llegó el quinto, obra de Memphis, que fusiló a Valles para hacer bueno el gran pase que le dio Riquelme por el centro de la zaga, un coladero. Marc, en la última acción del encuentro, pudo maquillar el resultado, pero su disparo cruzado lo detuvo el esloveno con un paradón. La misa ya estaba dicha.