La UD Las Palmas, del procés catalán a la amnistía siete años después

El último enfrentamiento del equipo insular contra el Barça en Cataluña estuvo marcado por el 1 de octubre y el referéndum ilegal

El club amarillo cosió una bandera española en el pecho de la camiseta y el presidente Ramírez afirmó: "Yo soy español y mi bandera es sagrada"

Messi se dispone a lanzar una falta contra la UD con las gradas del Camp Nou vacías el 1 de octubre de 2017

Messi se dispone a lanzar una falta contra la UD con las gradas del Camp Nou vacías el 1 de octubre de 2017 / LP/DLP

David Rodríguez

David Rodríguez

La Unión Deportiva Las Palmas regresa a Cataluña para enfrentarse al Barça en la competición liguera siete años después de su última visita. Del 1 de octubre de 2017 al 30 de marzo de 2024. Seis temporadas han pasado en medio de la celebración del referéndum ilegal que elevó la temperatura en todo el territorio nacional y que que ahora, por caprichos del destino vuelven a verse las caras envueltos en la amnistía a los políticos que instigaron el intento de independencia y con el anuncio de la fecha de las próximas elecciones territoriales fijadas para el 12 de mayo y no en febrero de 2025 como estaba planeado.

Un partido que cambia de escenario este año debido a que el Camp Nou está en obras para su remodelación y por tanto el equipo azulgrana recibirá a los insulares en el Olímpico de Montjuïc. Una mudanza que impedirá de nuevo que haya aficionados en el templo culé, pues el club decidió aquel octubre que se impidiera la entrada de público a las gradas para evitar posibles altercados a la vez que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado estaban concentrados en ejercer su autoridad contra la población catalana, mientras los Mossos transmitían que podían sostener la seguridad del encuentro si se llevaba a cabo.

Se disputó el partido en un solemne silencio desde las gradas en lo que sería el preámbulo de la estampa que en la temporada 2019-20 se iba a reproducir en los estadios debido a las medidas restrictivas por el efecto de la pandemia del covid-19. Los sonidos del encuentro supusieron algo inédito mediáticamente. Conversaciones nítidas, golpeos al balón limpios de ruido, la voz aguda de Mascherano martilleando los tímpanos, y los trallazos en los postes más excitantes que lo normal.

Con este escaparate mediático, la intención del Barcelona de que las imagenes recorrieran aun más el planeta debido a la causa política iban a fructificar. Más salsa a un caldo de cultivo que estaba cocinándose a alta temperatura y que hacía más presentes las palabras que había escrito Manuel Vázquez Montalbán en la revista Catalonia en el año 1987: «Barça, el ejército de un país desarmado».

Recote de la revista Catalonia en 1978 con las palabras de Vázquez Montalbán

Recote de la revista Catalonia en 1978 con las palabras de Vázquez Montalbán / Revista Catalonia

Ejerció el club de fútbol su protagonismo político en la encrucijada en la que se encontraba parte del pueblo catalán con su idea de manifestar su intención de voto. Entraron en juego intereses particulares y el presidente por entonces del Barça, Josep María Bartomeu, argumentó que el partido se jugara a puerta cerrada en el Camp Nou "para que el mundo vea lo que están sufriendo los catalanes".

Dimisiones en la directiva culé

Una decisión a título individual y que también suponía el reflejo de la propia población catalana con la directiva azulgrana. Con el cierre de puertas, Carles Vilarubí, vicepresidente del Área de Relaciones Institucionales e Internacionales presentó su dimisión.

Todo ello después de que las taquillas del estadio se mantuvieran abiertas hasta las 13.10 horas del día vendiendo entradas para un partido que se debatía en el aplazamiento de su fecha y consiguiente suspensión. Dos horas y 39 minutos después se confirmaba que se jugaba el encuentro sin presencia de público y provocaba la incredulidad de los desplazados desde Canarias para ver a su equipo.

Las Palmas decidió por su parte que sólo devolvería el importe de las entradas del partido y si se presenta el original impreso. Lo relacionado con gastos en aviones, hoteles y gasto en coches de alquiler no tiene fórmula de devolución, salvo reclamación por vía judicial al Barça. Muchos fueron a denunciar al club azulgrana.

La polémica bandera

Esos mismos aficionados de la Unión Deportiva que ya de por sí estaban divididos por la decisión que también había tomado de manera interesada su directiva al estampar una bandera española en el pecho de la camiseta junto a la fecha del encuentro.

Ese alarde de nacionalismo español se negó rotundamente la noche anterior por parte del responsable de comunicación del club al igual que el presidente Miguel Ángel Ramírez, que una vez confirmada la fechoría, argumentó su propuesta: "Yo soy español y mi bandera es sagrada. No entiendo que alguien se pueda molestar por llevar la bandera. Sólo queríamos hacer un guiño a nuestro país, pedimos disculpas si alguien se sintió ofendido por ello".

La rojigualda al pecho provocó la reacción del grupo de gobierno del Cabildo insular, que justifica su patrocinio con el equipo con la serigrafía del nombre de Gran Canaria en el torso. A través de Twitter, la cuenta oficial publicó:  "El Cabildo se enteró por los medios de comunicación de la decisión de la UD de poner la bandera española. Nunca fue consultado y se analizará el incumplimiento del convenio".

Cabreo político

Asimismo, el consejero insular de Deportes por entonces, Ángel Víctor Torres reiteró el mensaje un día después: "Nos enteramos por la prensa, ya que se trata de una medida que desconocíamos, hay un convenio que cumplir por ambas partes y estas cuestiones se hablan en los días previos al partido. Y más aún cuando se trata de una fecha complicada en la que todas las iniciativas deben ir encaminadas a la reconciliación", indicó el hoy Ministro de Política Territorial y Memoria Democrática.

La bandera no se volvió a exhibir más durante el resto de la temporada, que acabó con el descenso de la UD a Segunda División en una sucesión de cuatro entrenadores y que en ese 3-0 del Barça había supuesto el estreno de Pako Ayestarán en el banquillo amarillo (duró siete jornadas).