Cuando aprieta el jilorio (11)

Restaurantes de Gran Canaria: El Encuentro inesperado

Lo que comenzó en Teror como una tranquila cafetería ha terminado en un restaurante de obligada visita en la misma plaza del Pino

A la izquierda, Arantxa Ramos, con José Vicente Hernández e Inma Hernández en el interior del restaurante El Encuentro de Teror.

A la izquierda, Arantxa Ramos, con José Vicente Hernández e Inma Hernández en el interior del restaurante El Encuentro de Teror. / Juan Carlos Castro

Juanjo Jiménez

Juanjo Jiménez

El terorense José Vicente Hernández se propuso abrir hace diez años una tranquila cafetería a la sombra del laurel que preside la plaza del Pino de Teror, con la ayuda de su madre Inmaculada Estupiñan en la cocina, pero se le fue de mano. El hoy restaurante se ha transformado en todo un referente del buen comer de las medianías de Gran Canaria.

Era el 8 de septiembre del año 1481 cuando, según la leyenda, aparece la imagen de una virgen en la villa de Teror. En Novena a Nuestra Señora, el canónigo Fernando Hernández Zumbado lo narra así: «Nuestros padres nos han dicho que dirigidos por un resplandor maravilloso la encontraron en la eminencia de un pino, rodeada de tres hermosos dragos, de cuyas ramas se formaba una especie de nicho; que una lápida muy tersa le servía de peana y que del tronco de aquel árbol nacía una fuente perenne de aguas medicinales».

Y justo a no más de 15 metros de aquél lugar, el 3 de mayo de 2013, día de San José y de la Cruz, aparece en la misma plaza del Pino el restaurante El Encuentro, a la sombra del que probablemente sea uno de los más impresionantes laureles de Indias de Gran Canaria, con su terraza lindando con la llamada Cruz Verde que representa el punto donde se situó el sagrario de la primera ermita de la villa mariana.

La tienda de loza de Deogracia

Así que el lugar parece tocado de alguna suerte de gracia a la que no quitaba ojo el terorense José Vicente Hernández Estupiñán, con biografía de isleño hecho a sí mismo. Nacido en 1974, con 13 años empieza a trabajar fregando en el antiguo kiosko de La Alameda con su tío Pepe en las épocas de afluencia, donde le va cogiendo el gusanillo a la restauración, de modo que en los fines de semana se afana en El Secuestro -que hoy también regenta-, en el grill La Pista y en Los Chorros hasta que ocho años después compra un reparto de Aguas de Teror.

Lugares para comer en Gran Canaria: Restaurante El Encuentro

Lugares para comer en Gran Canaria: Restaurante El Encuentro / Juan Castro

Los vecinos de La Paterna lo recordarán por la zona cargando cajas de agua, a veces tongas de dos elevadas por pura tracción animal cinco pisos arriba, con 45 kilos al hombro. Es recordarlo y ponerse como a sudar, de forma que tras siete años vende el reparto y pasa a vender lámparas y bombillos en Dielca, «y salió bien», ríe, «porque hablaba mucho con la gente». Ahí estuvo, entre cables y enchufes, otros ocho años, pero ya con el rumbo enfilado al precioso edificio que una vez albergó la antigua tienda de loza de Deogracia.

Allí ya existía un restaurante, regentado por dos señoras, y a un tris de abandonar el barco. «Indago, logro el número de teléfono del propietario y apalabro en 2012 que si lo dejan, me lo quedo. Él no faltó a su palabra y yo tampoco».

Así fue como abrió la cancela bajo la nueva marca de El Encuentro aquél día de La Cruz de 2013, un nombre que apelaba a la filosofía de su proyecto, en principio una tranquila cafetería de desayuno y algún almuerzo, como punto de reunión de vecinos, de amigos y parientes que quedan y se ven en la villa, «con dos o tres mesitas». De hecho arranca solo él con su madre, Inmaculada Estupiñán, «y unas ganas increíbles».

Lugares para comer en Gran Canaria: Restaurante El Encuentro

Lugares para comer en Gran Canaria: Restaurante El Encuentro / Juan Castro

En modo cohete

Su bucólica idea de cafetería con pachorra se le vino abajo desde el minuto uno. Inauguró y se armó Troya. «Pensamos, bueno, lógico, el primer día». Pero no. Entre el queso asado herreño, el salteado de solomillo con gambas, las croquetas de morcilla, los calamares, el cerdo frito, las costillas al horno o los chipirones a la plancha con mojo verde de la señora Inmaculada, El Encuentro entró en modo cohete, con madre e hijo sin dar abasto a la demanda. En solo tres meses tuvieron que contratar a un cocinero, el cubano Loysek Lázaro. La bola iba creciendo, con el apoyo de su mujer, Inma Hernández, así que tiran de la joven pero resolutiva Arantxa Ramos, que llega con solo 24 años, pero con una fuga imparable: «Inteligente, buenísima y un encanto», hoy su mano derecha y que comanda a un equipo de siete personas, en el que se incluye el chef Salvador Domínguez, grado en Restauración y formado desde el minuto uno: «desde que de chico hacía bollos con mi tía y queques con mi madre».

Terraza del restaurante El Encuentro, en la plaza del Pino de Teror.

Terraza del restaurante El Encuentro, en la plaza del Pino de Teror.

Un entorno fascinante

De la Torre Amarilla de la iglesia del Pino, de 1708, tocan las doce del mediodía. Y se diría que buena parte de la parranda de personas que visitan la villa, aunque no se conocieran entre ellas, han quedado en la terraza de El Encuentro. Ya está llena, quizá porque sentarse allí es también comerse y embeberse su rica historia, en el epicentro de un entorno arquitectónico ciertamente fascinante.

Pero no solo eso porque su ancla fondea en una cocina que invita a repetir visita. La ilustra Salvador sin disimular entusiasmo. «Intentamos combinar lo tradicional con lo moderno, innovar un poco pero sin perder los sabores de la tierra y de este lugar en concreto, como el chorizo o la morcilla, pero también tirando de ibéricos, o del bacalao, en pescados».

El rebumbio en aquella tranquila cafetería original es ahora el de un meneo importante, pero tanto Jose como Salvador tienen claro su secreto. «Uno solo no consigue nada, pero cuando conformas un buen grupo como éste...» es cuando surgen los encuentros de sustancia, los más inesperados.

Queso herreño asado

Queso herreño asado / Juan Carlos Castro

Queso herreño asado

Las propuestas de El Encuentro comienzan con su clásico, el queso herreño asado, acompañado con mermeladas caseras que pueden ser de pimiento, de calabaza o de tomate, aliñado con unos toques de anís y de especias, algo de cítrico y unas láminas de hojaldre. Imprescindible en invierno, las carrilladas de cerdo ibérico estofadas al vino tinto con chorizo. Y para todas las épocas, el salteado de solomillo con unos langostinos escabechados, acompañados de una salsa de barbacoa «hecha en casa». También tiene su aquello el pulpito frito confinado en aceite de oliva, freído luego con aceite bien fuerte, que se presenta con unas papas sancochadas y un toque de mojo palmero, para finalizar con postres tradicionales, como el flan de huevo, el arroz con leche o el mus de chocolate

Al Fuego

Dónde: en la plaza del Pino  

El restaurante El Encuentro se ubica en el número 9 de la plaza de El P

Horario: de miércoles a domingo 

El establecimiento abre de miércoles a domingo y festivos, en un horario de desayuno y almuerzo, de 10.00 a 17.00 horas.  

Reservas: fines de semana 

Las reservas se pueden tramitar a través del teléfono 928 613786, sobre todo si se prefiere terraza.