De Irak a Candelaria a comer pescado

Los pilotos de helicópteros del Bhelma VI vuelven a casa tras seis meses de misión internacional

El Batallón de Helicópteros de Maniobra (Bhelma VI) regresó ayer a Tenerife después de haber pasado seis meses en una misión internacional en Irak. Su comandante, el piloto Iván Moreta, aterrizó en Los Rodeos con la ilusión de acudir ayer mismo a comer pescado y papas arrugadas a la Cofradía de Candelaria.

Una de las cosas que ha aprendido, como profesional y como persona, en las misiones en las que ha participado es que hay que minimizar las limitaciones y potenciar las virtudes. «El aprendizaje que me proporciona la experiencia de haber estado en cinco misiones internacionales, y cada una de un mandato diferente, es que uno tiene claro dónde tiene los límites», señaló.

Cada vez que van surgiendo problemas y retos, «uno se sorprende de lo capaz que es de solventar eficazmente dichas adversidades, por lo cual hay que ser consciente de cuáles son las limitaciones, y minimizarlas, y cuáles son las virtudes, y potenciarlas», explicó. Moreta ha desarrollado su labor como jefe del contingente Ispuhel XVIII, una unidad de helicópteros española, que ha estado integrada en una brigada de aviación de combate norteamericana. Su trabajo ha sido de coordinación y planeamiento.

Cada uno de sus pilotos voló una media de 150 horas en el último semestre en el marco de la misión Ispuhel XVIII. Desde el punto de vista del militar, los profesionales realizaron ese trabajo en unas condiciones que muchas veces fueron extremas por el calor o la mala visibilidad, por las tormentas de arena o el polvo en suspensión.

Esos vuelos se hicieron casi siempre para el transporte de personal y de carga, «con un alto grado de seguridad y un nivel extraordinario, debido a la preparación previa a la misión», aclara el comandante.

Las operaciones que se realizan de forma periódica en terrenos semidesérticos de Fuerteventura o Lanzarote, por ejemplo, así como los vuelos sobre la costa africana para llevar helicópteros a la Península resultan fundamentales. Gracias a eso, «las acciones en Irak se han hecho con un nivel de seguridad excelso», aseguró.

Además de la parte profesional, está la personal. El comandante tuvo palabras para agredecer el esfuerzo que realiza su esposa con sus dos hijas, así como su apoyo constante. «Sin el padre de familia es muy duro, por lo que la misión es recíproca. Nosotros allí tenemos momentos complicados, y la familia aquí, lo mismo», reconoció.

«El permiso merecido después de una misión» tiene como finalidad «disfrutar con la familia, pero también recargar pilas para volver al puesto de trabajo en las mejores condiciones», concluyó Moreta.

La emoción presidió el reencuentro de los integrantes del Bhelma VI con los familiares que fueron a recibirlos a su base en Los Rodeos. Abrazos y besos para mostrar la felicidad de un momento especial, que pone fin a medio año de miedos e incertidumbres.

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