Entrevista | Alberto Ares Director del Servicio Jesuita a Refugiados en Europa

Alberto Ares: "La externalización de las fronteras convierte el Atlántico en el mayor cementerio para migrantes del mundo"

El director del Servicio Jesuita a Refugiados en Europa, Alberto Ares (1972, León), asegura que la política de externalización de fronteras que prima en la UE ha generado rutas inseguras y peligrosas, y ha convertido al Atlántico y al Mediterraneo en los cementerios de migrantes «más grandes del mundo». El experto estuvo el martes en Las Palmas de Gran Canaria, donde fue ponente en la presentación de la nueva Fundación Ecca Social. 

Alberto Ares ayer en la capital grancanaria.

Alberto Ares ayer en la capital grancanaria. / Juan Carlos Castro

Dirige el Servicio Jesuita a Refugiados en Europa, JRS Europe, ¿qué labores realiza la entidad? 

JRC Europa se estructura en 23 oficinas nacionales y cuenta con un presupuesto anual de 32 millones de euros. Somos un equipo de 15.000 personas que atendemos a 580.000 al año. Trabajamos en la inclusión social, que es todo lo que necesita un refugiado cuando llega a un territorio. En algunos casos, con el foco puesto en las niñas y niños no acompañados, como conocen bien en Canarias. Ese es un eje que venimos desarrollando desde hace muchos años en los distintos rincones de Europa. También trabajamos con el fin de que haya vías seguras y legales para las personas que realmente necesitan llegar al continente porque en sus países hay un conflicto o porque huyen de una guerra. En este aspecto, tenemos un proyecto muy grande, una respuesta común de la Compañía de Jesús en Europa hacia la emergencia en Ucrania, con la que estamos, al menos, en 14 países. 

Ustedes que trabajan en todo el continente mano a mano con los recién llegados, ¿cree que se les está brindando un trato digno? 

Generalizar así es muy complicado. Lo que sí que le podría decir es que, en el nuevo Pacto Europeo sobre Migraciones y Asilo, los tiros de las negociaciones… Nosotros, junto a otras entidades sociales y la opinión pública, hemos intentado que se regule una acogida digna, porque en general no la está habiendo, además de que se facilite la creación de vías seguras y legales para que la gente no se vea obligada a arriesgar su vida, como vemos en el Mediterráneo o en el Atlántico, para llegar al territorio. Lamentablemente, se está primando el desarrollo de procedimientos fronterizos obligatorios, que suponen más presión hacia los países que reciben en primera línea a las personas inmigrantes, y que tienen poca capacidad de acogida, creándose un malestar y una presión social muy fuerte. Es vital que haya una corresponsabilidad de todos los Estados miembros de la Unión, porque no son grandes números. Es una barbaridad que lleguen 500 migrantes diariamente a El Hierro, pero si se miran las cifras a nivel europeo, no son alarmantes

Canarias es un ejemplo de esos territorios con gran presión migratoria. ¿Cómo se ha visto el repunte de los últimos meses desde Bruselas?

Con mucho pesar. Vemos que está ocurriendo en Canarias lo mismo que ha ocurrido en las islas griegas, Lampedusa, Malta o Ceuta y Melilla. En el Archipiélago desde hace años se vive, y ahora con más presión, una realidad sangrante. También se reconoce que Canarias es un modelo ejemplar en la acogida, intenta hacerla lo mejor posible, pero claro, con un gran déficit, pues sola no puede hacer frente a una realidad que desborda a todo el continente.

¿Qué necesita el Archipiélago para hacer frente a esta crisis?

Necesita que las políticas europeas lo apoyen para dar una respuesta conjunta. En el Pacto Mundial de Migraciones que se firmó en 2018 en Marrakech, se dijo bien alto que ningún país es capaz de dar una respuesta integral a la realidad migratoria que estamos viviendo, y a la que hay que hacer frente de manera coordinada. En la Unión Europea necesitamos esas respuestas coordinadas y comunes, cuestiones que no siempre están siendo tan fáciles de conseguir. 

El ministro de Exteriores viaja hoy a Marruecos. ¿Los acuerdos de control migratorio con Rabat son la mejor política para contener el flujo?

La externalización de las fronteras es una tirita para que terceros países, que en ocasiones no han firmado la Convención de Ginebra, acojan a refugiados. Estos acuerdos provocan que las personas tengan que optar por rutas más inseguras y peligrosas, lo que convierte a la ruta mediterránea o a la atlántica en los mayores cementerios de migrantes del mundo.

¿Ustedes realizan alguna labor humanitaria en Canarias?

No tenemos oficina como tal, pero en los centros de detención apoyamos el acompañamiento a los migrantes y colaboramos con algunas entidades a través de la Red Ignaciana de los Jesuitas. Además, el martes lanzamos ECCA Social, una gran oportunidad para que la Compañía de Jesús en Canarias de una respuesta más integral y coordinada con la Administración, la sociedad civil y las oenegés, en especial hacia los menores migrantes.

¿Qué es ECCA Social?

La Fundación ECCA Social nace del acuerdo de la Compañía de Jesús y Radio Ecca Fundación Canarias. El objetivo es caminar con las personas más vulnerables, con las personas excluidas. 

Recientemente, ha estado en Ucrania, ¿cree que se trata diferente a los refugiados según su procedencia? 

Tener una guerra en la frontera y países cercanos, como Polonia y Rumanía, con una base étnica e idioma común, genera muchos vínculos entre Europa y la población ucraniana. En cambio, con los refugiados africanos, hay que tener en cuenta que existen prejuicios por sus culturas y religiones. Deja mucho que desear el doble rasero que utilizamos en algunas circunstancias. Ojalá la directiva temporal que se activó en la Unión Europea para que los ciudadanos ucranianos pudieran moverse libremente por el continente se pueda aplicar a otros colectivos con igual necesidad. 

En las Islas ha aumentado el número de menores que arriban sin acompañante. ¿Ha cambiado el perfil de los migrantes?

Las rutas europeas que ahora mismo están, digamos, más calientes, son la canaria y la balcánica. La falta de rutas seguras y legales ha provocado que lleguen a centros de detención de Bosnia y Herzegovina incluso marroquíes y cubanos. Dolorosamente, cada vez el perfil son niños y niñas cada vez más jóvenes, sobre todo se ha notado una feminización de los recién llegados.