El Granca vence al Obradoiro gracias a su clase obrera (72-81)

 Los claretianos alcanzan la decimocuarta victoria de la temporada en un choque en el que el trabajo defensivo de Miquel Salvó destaca junto al acierto ofensivo de Ethan Happ y AJ Slaughter, ambos con 19 puntos

David Rodríguez

David Rodríguez

El resumen de la victoria del Gran Canaria frente el Monbus Obradoiro (72-81) se puede definir con la imagen de la penúltima acción del partido. Con once puntos de ventaja y 21 segundos para el final del encuentro, el único jugador de amarillo que se lanzó al parqué para pelear por un balón sin control fue Miquel Salvó. Esa entrega, con el encuentro ya resuelto, comprende que el triunfo claretiano llegó en gran medida a esa parcela poco agraciada como es el trabajo oscuro que lleva a cabo el alero barcelonés.

Si uno acude a ver su tarjeta de estadística puede que sólo con los números no entienda que Miqui protagonizó un partidazo. Anuló por completo a Thomas Scrubb, al que dejó sin anotar una canasta. El jugador que más minutos acumula de la Liga Endesa terminó desquiciado con el de Vilanova i la Geltrú y sólo pudo lanzar cinco veces a canasta.

Nueve puntos, ocho rebotes, cinco de ellos en la canasta rival, cinco faltas recibidas y un sólo lunar en su partido. El divorcio que firmó con los tiros libres. Tres anotados en nueve intentos. Sorpresivo para un jugador que llevaba desde el 3 de diciembre sin fallar un tiro desde la línea de personales.

Pero no sólo fue Salvó el que aportó para la decimocuarto triunfo de la temporada del Dreamland. Ethan Happ le pintó la cara a Artem Pustovyi en la batalla en la pintura. 19 puntos y 30 de valoración para el claretiano, por 5 puntos y 5 rebotes del ucraniano. Al igual que AJ Slaughter, que volvió a confirmar que el 2024 es el de siempre y llegó a los 19 puntos para contrarrestar la misma cantidad de Mendoza y los 14 de Jordan Howard, el segundo máximo anotador de la competición con 16,4, detrás de su hermano, Markus (que promedia 17,4).

Toma y daca inicial

La primera entrega del choque fue un toma y daca entre los dos contendientes. Casi ninguno cogía el toro por los cuernos. Dos púgiles que se iban midiendo el lomo y que salvo los cuatro puntos de ventaja que cogieron los gallegos con un triple de Rigoberto Mendoza para poner el 18-14, no existió brecha mayor en el primer cuarto.

El dominicano parecía querer vengarse en nombre de su compatriota Jean Montero, el ahora mejor valorado de la Liga Endesa con el Andorra. El flow caribeño se activó desde el comienzo y en apenas 6 minutos ya había igualado su récord de puntos en la ACB con once puntos anotados.

Respondió el dominicano a los nueve primeros puntos de Ethan Happ, que le estaba enseñando a Artem Pustovyi lo que significa ser el pívot titular del Gran Canaria, algo que el ucraniano no pudo demostrar en su único año en la Isla. 

Castigar despistes

Con rachas de protagonistas, AJ apareció en el tramo final del cuarto para dejar el 22-24 momentaneo después de sus seis puntos, los últimos en una jugada de pillo cuando restaba un segundo y cuatro décimas, reflejo también de los despistes en los que caen a menudo los de Moncho Fernández y que tanto le desquician.

Tantos puntos cayeron en este tramo del partido como desaparecieron en el segundo. Se le nublaron las ideas a los dos equipos y en seis minutos de juego el parcial era apenas de cuatro puntos para los locales y dos claretianos.

De esta forma se llegó al descanso con un apretado 36-38 al aprovechar las ocho pérdidas del Obradoiro (el balance final fue de 19 a 17 de los claretianos) y que la apuesta de Lakovic por mantener a Salvó todo el cuarto para que AJ y Brussino se alternaran en el puesto de escolta, le resultó satisfactoria. Sobre todo en el plano defensivo.

Sin Sylven Landerberg convocado para el partido y sin que el técnico esloveno confíe en demasía en Amar Gegic cinco semanas después de su fichaje, Brussino últimamente va desempeñándose como escolta.

Sin colgar los guantes

Reanudado el encuentro tras el paso por los vestuarios, los hombres de Lakovic debieron reaccionar a sus peticiones en los tiempos muertos de la primera parte. “No podemos jugar tan blandos, hay que ser más duros”, reclamaba el balcánico a sus jugadores.

No fue precisamente dureza la que sacaron a relucir en el tercer cuarto, pues la lucha en el rebote estaba decantada para los gallegos con 31 (10 ofensivos) por 21 de los amarillos. Y eso que a Pustovyi le estaba penalizando las tres faltas que pesaban sobre él.

Aun así, el Granca consiguió poner la máxima del encuentro con el 53-58 con el que se llegó al último periodo. Para entonces tres artilleros ya estaban por encima de la decena en puntos. Happ, 17; AJ, 11; y Brussino, 10. Todos ellos para responder a los 17 de Mendoza y 12 de Howard.

Como un pajarito que va llevando granos a su nido, el equipo insualr fue amplaiadno su renta positiva hasta traspasar la barrera de la decena con el dúo Happ-AJ hasta el 62-73 en el que Moncho ya no sabía cómo intentar que los suyos no se fueran del encuentro entre tiempos muertos y solicitudes de revisiones de jugadas un tanto agresivas locales.

Desde ahí, la figura de Salvó y sus cinco puntos consecutivos, además de su aportación en los dos aros llevó el encuentro hasta el 72-81 final con el que los insulares pudieron respirar tranquilos y ya pensar en el viaje que les va a llevar hasta Montenegro para cerrar la primera fase de la Eurocup.