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Arte

Los «bonitismos» del contemporáneo estrenan la nueva galería de Soppa de Azul

El autor Pedro Urbistondo inaugura la muestra 'Contemporizando' con una serie de acuarelas que lo han devuelto a la pintura después de ocho años

El pintor Pedro Urbistondo, en Soppa Azul, con motivo de la exposición 'Contemporizando'. Juan Castro

Sin saber muy bien cómo, Urbistondo vio la necesidad de volver a la paleta. Regresó a donde había sido feliz tanto de forma material a través de las herramientas del oficio como en las palabras que dejaba sueltas en sus cuadernos de periplos. Así, fue construyendo ‘Contemporizando’ ante sus ojos, la primera exposición que estrena el espacio de trabajo y ahora de movimientos artísticos de La Isleta. 

Bélgica, Escocia, Gran Canaria, palmeras y ríos, nubarrones y terrazas con el aire fresco de la tarde que transmiten el paso del tiempo que queda entre los recuerdos vívidos. Esas notas a pie de página anotadas durante el viaje cobran vida en el pincel mojado por las acuarelas que trazan las vidrieras de la memoria de Pedro Urbistondo. El autor retoma la pintura después de casi una década con un motivo especial en la fecha: es el primero en estrenar la nueva galería anexa del espacio Soppa de Azul con la exposición Contemporizando. Este rincón de La Isleta, de su amigo y también pintor Alecs Navío, ya está abierto de lunes a viernes de 9.00 a 20.00 horas con el propósito de dinamizar los movimientos culturales de la capital grancanaria.

La calle Américo Vespucio, cerca de Las Canteras, ilumina sus paredes con estas impresiones recogidas a lo largo de los últimos cinco meses con un propósito: "Intento siempre hacer bonitismos, es decir, crear situaciones donde te puedas sentir mejor. De ahí, que Contemporizando nazca en estos tiempos tan rebeldes y extraños que nos han tocado vivir. No deja de ser un intento por asumir y captar lo que nos rodea con el color más animoso y vital posible", destaca.

La trayectoria de Urbistondo (1968) comienza en San Sebastián. Nacido allí, se trasladó a Gran Canaria apenas un niño y, después de descubrir mundo en su primera etapa, decide encomendarse a los proyectos artísticos, ya fuera sobre el lienzo, en escultura, en la fundación de la Galería Urbistondo-Zurriola, o la involucración con grupos de trabajo social para dinamizar el barrio con el colectivo El Salto. El Pez de San Pedro lo acompaña como símbolo de buena fortuna y declara: "Lo bueno es que siempre hay un avance que te sorprende, si no, sería hiperrealismo o una fotografía, en cambio, las imperfecciones con los años se convierten en la impronta del autor que lo diferencia".

Autor, que no artista

Las palabras se agolpan cuando la soltura está en sus manos, y después de pasar los nervios de la inauguración, ahora está decidido a volver a este oficio tras haber ejercido como soldador durante estos años. Las tres Gracias o los retratos de mujeres lo rodean, pues siempre ha preferido rezarle a una diosa, y aunque rehúye de las críticas, no deja de creer que el circuito cultural está institucionalizado, "parece depender de estos entes, es más, es muy difícil ser galerista, casi que tienes que ser filántropo". Su colega lo mira con sarcasmo.

A sus espaldas tiene más de mil cuadros y diez dibujos, pero parece que nunca esté satisfecho. Al contrario, esa es una de las armas que ha de blandir a quienes denomina "autores" para no caer en la conformidad. "La pelea no es con la aceptación, sino contigo mismo, buscando y buscándote", advierte mientras que reniega de la palabra "artista" por su polisemia mal entendida y de los egos mal entendidos de los personajes de temporada que desconocen cuál es el aguante que soportan las canas.

Ante el público, hay un signo de vitalidad en los trazos que recogen la veinte de obras expuestas. Saca una de las acuarelas, deja que el brillo del sol hagan relucir los contornos de los cuadros de color, y vuelve al interior bajo el foco. Azules, grisáceos, amarillos, verdes, un Pedro de Guezala o los ecos con los que el crítico Ramuncho Robles Quevedo adscribe su inspiración a André Derain o a Hermenegildo Anglada-Camarasa por el uso de la luz. Una luz que lleva el acento del norte a las orillas del mar.  

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