Música

Quevedo, Gran Canaria en el alma

El fenómeno musical, equipado del amarillo pío pío, desata la locura en el Anexo del Estadio

El cantante deja una gran noche de complicidad con sus seguidores

Gran Canaria disfruta del concierto de Quevedo

E. S. G.

Martina Andrés

Martina Andrés

El Café Malibú, de Sech, Saiko y Mora sonaba por los altavoces para dar la bienvenida a los seguidores que esperaban su turno para entrar al recinto del Anexo del Estadio de Gran Canaria. Una marea azul y amarilla esperaba delante del escenario: los colores de la UD Las Palmas ya son marca Quevedo. «Yo iba hoy a ver Barbie con mi familia, con una camiseta super personalizada, y mi amiga me dijo lo de las entradas a un euro y le dije a mi familia: lo siento mucho, pero me voy a ver a Quevedo», contaba Gisele Carreño con el eyeliner amarillo y azul que acompañaba la forma de sus ojos. «Me pegué siete horas para encontrar seis entradas», añadía haciendo alusión a la caída que sufría la página web en la que se podían conseguir los tickets para el concierto.

Y viendo Barbie estaba ayer Virginia Ovalle cuando se enteró de que tenía entradas para el espectáculo sorpresa el artista grancanario: «Estábamos viendo la película y salimos corriendo para venir aquí, la dejamos a la mitad. Nos pusimos a correr por los Alisios... Intentamos conseguir ropa azul y amarilla y pinturas», relataba emocionada junto a sus amigas Candela Rodríguez, Ana Doreste y Elena Darias.

El amor del cantante grancanario por su Isla es innegable y se aprecia en sus gestos: desde su último disco, Donde quiero estar, que pone a Gran Canaria en el mapa, hasta la noche de ayer, en la que congregó a sus fans en un concierto sorpresa que fue poco a poco anunciando por sus redes sociales y que anoche movilizó a miles de personas en el Anexo del Estadio de Gran Canaria.

Los nervios se desataban el jueves pasado cuando el cantante publicó en redes sociales la frase «Gran Canaria están ready???!!!». Así comenzaron las especulaciones:«¿preparados para qué?», se preguntaron sus seguidores.

«Yo me esperaba cualquier cosa», contaba Candela Rodríguez con el nombre del cantante escrito en azul sobre la piel. Ana Doreste, por su parte, no las tenía todas consigo: «Yo creía que iba a ser un timo, me puse a llorar porque no conseguía entrada». Y Elena Darias exponía su propia teoría: «Pensé que iba a esconder camisetas o algo de Columbia», puntualizaba la fan haciendo alusión al último single del artista mientras esperaba el comienzo del show.

La publicación de un mapa con tres ubicaciones marcadas, como si de una búsqueda del tesoro se tratara, movilizó a miles de jóvenes a tres puntos de la ciudad situados en Triana, la Cícer y la avenida Mesa y López. Un código QR ofrecía la respuesta ante tanto misterio: Quevedo estaba preparando un concierto solidario, con entradas a un euro, para el viernes por la noche.

«Yo pensaba a iba a ser una sorpresa con el Ferxxo», contaba Ailén Nolasco sentada sobre el asfalto junto a su madre, Margarita Abrante, y su amiga, Yainel Sanabria.

Tras horas de espera en cola, tanto virtual como física, debido al colapso de la página web donde se podían obtener las entradas, se llegó al sold out de las 15.000 que había disponibles. Una prueba de que Quevedo no deja de desatar pasiones y euforia en su Isla. Ante la pregunta de por qué admira al cantante grancanario, Ailén lo tenía claro: «Porque el adora la Isla, en todas sus canciones la nombra, se le nota que está orgulloso. De todos los cantantes, para mí es el mejor. Sus canciones, el ritmo, como promociona la Isla... Me encanta todo. También el sentimiento que pone al hacer las músicas... Como dicen en Tik Tok, es el rey de Canarias», concluía.

Concierto de Quevedo en Gran Canaria

E. S. G.

Ailén y Yainel, al igual que muchos como Gisele, estuvieron esperando horas para conseguir las entradas. «Estuvimos desde las 11 de la mañana hasta las cinco de la tarde esperando. Teníamos fleje de móviles, ordenadores... Cada vez lo veíamos más negro, pero al final las pudimos conseguir». Margarita, la madre de Ailén, también se declaraba, entre líneas, fan del cantante: «Era como que nos lo debía, porque mucha gente se quedó sin ir al concierto de marzo. Es lo que le digo yo a mis hermanas: aunque veas el concierto en la punta de atrás, vale la pena. Sus canciones transmiten muchas cosas sobre la Isla, no olvida su sitio. Para toda la fama que ha cogido, se ve tan humilde...», indicaba Abrante.

Los afortunados y afortunadas que habían conseguido su pase a precio simbólico estaban cada vez más expectantes mientras la lluvia, como viene acostumbrando en los últimos festivales estivales, hizo acto de presencia en Siete Palmas.

Mario Tallón, de 9 años, llegaba todo sonriente vestido de amarillo: «Me gusta Quevedo porque canta muy bien, mi canción favorita es Columbia». Sus amigos, amigas y familiares, a su alrededor, reían: «Venimos de este color porque Quevedo puso una historia en Instagram para que fuéramos de amarillo», puntualizaba una de ellas.

Mario Tallón, nueve años: «Canta muy bien, mi canción favorita es Columbia»

Una de las madres de los pequeños, que prefirió no dar su nombre, pedía la palabra: «¿Puedo decir una cosa? A mí no me gusta el género, pero a partir el día de hoy, para mí Quevedo ha hecho lo que no ha hecho ningún artista canario, ganarse al público. A partir de ahora, me gusta por su humildad, porque hace que el público goce de una manera altruista», sentenciaba.

Luz María Padrón, otra de las madres, lo tenía claro: «Se merece ser hijo predilecto de Canarias, queremos que lo postulen porque lo está haciendo muy bien. Quevedo es un crack. La está rompiendo».

El público comenzaba a corear su nombre pocos minutos antes de que el cantante saliera al escenario. Los acordes de Ahora y Siempre preparaban el escenario para su aparición: «¡Buenas noches, Canarias!», dijo vestido con la equipación de la UD Las Palmas. Y a esta frase de bienvenida le siguió Yankee, uno de los títulos de su álbum Donde quiero estar.

«Veo que trajeron camisetas amarillas como dije. Y veo muchos flashes. Bueno, ahora vamos a apagarlos todos. Gran Canaria vamos a quedarnos a oscuras, vamos a quedarnos sin señal», pidió Quevedo haciendo alusión al siguiente tema que se disponía a cantar. Los acordes de Sin señal desataron los gritos de los asistentes: «Estaba buscándote...».

Ailén lo tiene claro: «Me encanta el sentimiento que pone, es el rey de Canarias»

Al terminar una de sus canciones «más tristes», Dame, empezaron las sorpresas de la noche. La primera de ellas fue la aparición de Juseph, a quién ya acompañó durante el festival Boombastic que se celebró a finales de junio en la misma ubicación, y junto al que cantó la canción Chamaquita.

«Quevedo soy fan de ti», se leía en una pancarta. «Quevedo el nuevo presidente de Canarias», se leía en otra. Las imágenes aparecían en pantalla antes de que el grancanario cantara Cuéntale. «¡Salten conmigo!», gritó cuando el beat llegaba a su punto más álgido y la gente se elevaba en el aire.

El pío pío contagiaba al público justo antes de que las manos de Linton aparecieran en el escenario sobre las teclas del piano. Quevedo, ahora vestido de negro, entonaba la melodia de Me falta algo. La emoción y los móviles se alzaban al cielo.

Margarita: «No olvida su sitio, se ve tan humilde. Sus temas tansmiten mucho sobre la Isla»

«Gente, tengo otra sorpresa, viene de la Isla de al lado». Maikel Delacalle (al que hace pocos días entrevistaba este periódico con motivo de la salida de Códigos, su último álbum) subió al escenario al ritmo de Mi nena, también vestido de los colores de su tierra reflejados en un chándal de Nike. «Es un honor para mí que tú seas el que lleva el control en este movimiento, que tú seas el líder», le confesaba el artista chicharrero al canarión.

«¿Ha pasado algo por allí? Por si pueden ir los de seguridad y dejar espacio a la gente». Quevedo paralizó el concierto en mitad de la canción El tonto mientras miraba al fondo. «Hagan un caminito si pueden, échense para el lao’». Los de seguridad separaban a los asistentes para abrirse paso en lo que parecía una emergencia médica. Tras varios minutos y cuando ya todo estuvo bajo control, el cantante retomaba el show por la misma canción en la que lo dejó, el título que comparte con Lola Índigo. Con este gesto, Quevedo se ganaba una vez más al público en una noche en la que el artista terminó de coronarse como el grancanario más internacional y que, como no podía ser de otra forma, finalizó con el público gritando «Quédate, quédate» como una especie de deseo compartido.