Entrevista | Justus Frantz Pianista y director de orquesta

Justus Frantz: «A mis 79 años siento que tengo 18, aún estoy en plena explosión musical»

"Mi hijo Justus Konstantin es muy trabajador y está muy concentrado en la música, es un orgullo", asegura el pianista y director de orquesta que vuelve a Gran Canaria con una nueva edición del Finca Festival Frantz & Friends

Justus Frantz tras el acto ‘Un café con Justus’, para presentar su festival, este miércoles.

Justus Frantz tras el acto ‘Un café con Justus’, para presentar su festival, este miércoles. / LP/DLP

El pianista y director de orquesta alemán Justus Frantz (Inowrocław, Polonia, 1944) vuelve con una nueva edición del Finca Festival Frantz & Friends a Maspalomas, una tierra en la que se inspira y se siente «renovado». Lo hace tras cosechar un importante éxito hace tres días en la Filarmónica de Berlín. «Es fantástico cuando ves que con tu música atraes y abres el corazón y el alma de los jóvenes», señala. 

Me soplan que tiene una mano un poco fastidiada. ¿Cómo se encuentra?

Las dos, tengo el síndrome del túnel carpiano. Cada noche necesito ponerme una muñequera para no mover las manos. Pero tengo esperanzas porque tocar el piano me resulta beneficioso para los nervios de la zona. Lo paso peor cuando estoy un día sin tocar o dirigir.

El síndrome no ha impedido que hace apenas tres días haya cosechado un notable éxito en la Filarmónica de Berlín.

Sí, conozco muy bien la Filarmónica de Berlín porque he dirigido allí muchas veces, pero como pianista hacía más de 20 años que no tocaba allí, y en esta ocasión además era en solitario. A veces pienso que ya estoy un poco viejo pero todavía consigo que venga mucha gente a verme y eso me hace sentir muy orgulloso.

Justus Frantz junto a su hijo Justus Konstantin en su finca de Monte León.

Justus Frantz junto a su hijo Justus Konstantin en su finca de Monte León. / LP/DLP

Lleva décadas dedicado a la música, ¿cuál cree que es su secreto del éxito de sus convocatorias?

Sé que estoy un poco mas viejo pero toco con el alma. Con el paso del tiempo he aprendido que la música no es el sonido, sino todo aquello que pasa entre los sonidos, incluidos los silencios. El secreto es tocar con el corazón porque la música tiene alma, igual que la naturaleza. ¿Sabe? Estoy aquí en mi jardín y soy capaz de decir qué tono tiene la hoja de un árbol y cuando estoy en el campo en Alemania también soy capaz de encontrar la tonalidad del trigo o la alfalfa. ¿Sabía que la naturaleza tiene su sonido? Puedo cerrar los ojos y saber qué elemento está sonando. Nací en un lugar sin contaminación acústica y aprendí a interpretar los sonidos de la naturaleza. Todo lo demás es una devaluación del silencio. Cuando venía hacia aquí en taxi, le pregunté al chófer si podía bajar la música y me dijo que entonces no la escucharía. Precisamente ese era el objetivo, escuchar a nuestro alrededor.

A sus 79 años, ¿qué balance hace de su trayectoria?

Estoy muy satisfecho porque he dirigido y tocado en más de 10.000 actuaciones por todo el mundo. Cada día aprendo una cosa nueva en el mundo de la música, mi vida es un aprendizaje constante y eso hace que este camino sea aún más interesante. Además, me hace sentir joven. El próximo 18 de mayo cumpliré 80 años. ¿Cómo es posible? ¡Yo siento que tengo 18! Todavía estoy en plena explosión musical y de sentimientos.

Mi hijo Justus Konstantin es muy trabajador y está muy concentrado en la música, en un orgullo»

Hablando de juventud, una de sus grandes aportaciones ha sido acercar la música clásica a las nuevas generaciones. ¿En sencillo?

Cada vez que celebro un concierto, doy otro gratuito para jóvenes. Por ejemplo, hace unos días en el concierto de la Filarmónica de Berlín, aunque normalmente no van muchos jóvenes, de repente me encontré con un lleno absoluto de personas jóvenes. Eso me generó mucha esperanza. Cuando tocas a grandes autores como Mozart, Chopin o Beethoven y además lo acompañas con palabras, atraes a la gente y Mozart todavía atrae a los jóvenes. Es fantástico cuando ves que con tu música atraes y abres el corazón y el alma de los jóvenes porque, cuando llegan, aprenden que las cosas importantes de la vida no son materiales, sino que aquellas que tocan el espíritu tienen su valor.

Entre los jóvenes músicos con los que trabaja y a los que apoya los hay de origen ruso. Su esposa es rusa y su hijo tiene sangre rusa. A raíz de la invasión rusa de Ucrania, ha recibido críticas por ello.

A lo largo de mi vida tuve apoyo de músicos como Leonard Bernstein a quien le agradezco toda la ayuda que me brindó para continuar con mi educación musical, es un regalo que muchos músicos me dieron. ¿Por qué no iba yo a dar ese mismo regalo a otros músicos más jóvenes? Siempre he querido ser responsable con las siguientes generaciones y, hasta donde sé, la música no entiende de nacionalidades. Por eso es absurdo que, quienes solo quieren hacer propaganda contra Rusia, critiquen que trabaje con personas rusas. Yo no voy a formar parte de ese juego, pues solo miro a la gente por su corazón y por su alma. Evidentemente no quiero la guerra, soy pacifista. En la Filarmónica de las Nacionales [que fundó en 1995] había durante la guerra de Yugoslavia macedonios, croatas y serbios, y mientras sus padres estaban en la guerra, ellos solo hacían música. Frente a la guerra, más música.

Por la izquierda, Daniela Kohler, Elena Álamo, Justus Frantz, Marco Aurelio Pérez y Justus Konstantine Frantz.

Por la izquierda, Daniela Kohler, Elena Álamo, Justus Frantz, Marco Aurelio Pérez y Justus Konstantine Frantz. / LP/DLP

Nació en una parte de Polonia ocupada por Hitler durante la II Guerra Mundial. ¿Cómo ve el auge de la extremaderecha en Europa?

El fascismo es negativo para Europa, se lo dice una persona que no conoció a su padre porque lo mató el ejército de Hitler. Hoy en día la cosa ya no va de derechas o de izquierdas, el peligro llega cuando las personas olvidamos los derechos humanos y anteponemos las ideologías. Por eso hago música, porque la música es pacifista. Necesitamos la paz en Europa y en el mundo.

Dejemos los problemas del mundo y vengamos a Maspalomas. Nueva edición de su festival Frantz & Friends. Llegarán sorpresas. ¿Le inspira Gran Canaria?

Bastantes, pero las sorpresas no se anuncian (ríe). Hace años que celebramos este festival y continuamos haciéndolo porque Gran Canaria me inspira. Me encanta la naturaleza, sus colores, y cuando estoy en la isla me siento bien y muy renovado.

‘Jamás, sería una tragedia’ fue lo que me respondió hace unos años cuando le pregunté por su posible retirada.

 (Ríe) ¿Retirarme yo? Jamás. La jubilación no me va a ganar.

Viendo que no frena, ¿qué proyectos tiene por delante?

Empecé muy joven a dirigir ópera y ahora voy a hacer cosas nuevas. Voy a hacer por primera vez la obra de Fidelio de Beethoven y también voy a empezar con piezas de Wagner. En los próximos meses pasaré por La Scala de Milán o el Teatro Mariinski de San Petersburgo. Además ya estamos en conversaciones para dirigir una obra en el Festival Internacional de Música de Canarias en enero de 2025; su director me ha invitado.

Tiene usted un más que digno heredero en la música, su hijo Justus Konstantin, otra estrella.

Mi hijo es muy trabajador y está muy concentrado en la música, toca todos los días. Estoy muy orgulloso de cómo está organizando su vida porque yo a sus 18 años estaba en la escuela, aprendiendo idiomas y en el gimnasio, y dedicaba poco tiempo a la música. Yo con su edad no pensé que haría carrera en la música, pero mi hijo sí lo tiene claro.

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