Entrevista |

Francisco Quintana de La Nuez: «Aquí estamos para ayudar a la comunidad, es mi aportación como vecino de San Mateo»

Francisco Quintana de La Nuez (San Mateo, 1948) vuelve a repetir como Juez de Paz de San Mateo, manteniendo así el título de la persona que más tiempo ha estado ostentando ese cargo en Canarias. Jubilado, confiesa que este año no se iba a presentar, pero que numerosas personas lo animaron a continuar por los conocimientos que tiene de este órgano, desde el que intenta ayudar a la comunidad en la que vive.

Francisco Quintana en el juzgado de paz de la Vega de San Mateo, cargo en el que ocupa desde hace 40 años.

Francisco Quintana en el juzgado de paz de la Vega de San Mateo, cargo en el que ocupa desde hace 40 años. / José A. Neketán / LP/DLP

José A. Neketan

José A. Neketan

Vuelve usted a repetir en el cargo. ¿Cree que la gente sabe lo que es un juez de paz y el papel que tienen en la comunidad?

El Juez de Paz es una persona mediadora en los conflictos de las zonas alejadas donde no existe juzgado de guardia de primera instancia, y se solía utilizar simplemente para resolver los pequeños conflictos que había en las poblaciones para así evitar que esa gente resolvieran los pequeños problemas que había o se pudieran dar. Y la función principal del juez de paz era la de promover los actos de conciliación, que son los que un vecino quiere avenirse con un problema que tiene con otro y se busca una cita donde el juez de paz media en ese conflicto a fin de que llegue un arreglo, y si hay arreglo se hace un acta donde se hace constar los acuerdos que hubo. Ese acuerdo tiene la consideración de sentencia firme, y no es ni recurrible. Y aparte de eso es llevar el control del registro civil, los nacimientos, las bodas, las defunciones, y cumplimentar un poco los exhortos que vienen de otros juzgados donde hacemos de mediadores para poder notificar una sentencia, una testificar, es decir, como si fuera una ayuda a los órganos judiciales. 

Después de esos 40 años, ¿con qué se queda?

Me quedo con los actos de conciliación y la gente que verdaderamente se pudo arreglar con otras, aunque en otros casos no pudo ser. También con la satisfacción de haber llevado el registro civil y las bodas. Hace tiempo el 99% de las bodas se celebraban en la iglesia, y ahora es al revés. Aquí estamos para ayudar a los vecinos y a la gente que se pueda. 

¿Tiene intención de continuar?

Yo no quería seguir, pero los mismos funcionarios me dijeron que cómo no me iba a presentar después de tantos años y conociendo bien el funcionamiento de este Juzgado de Paz. Me animaron también el alcalde, Alexis Ramos, y otras personas, y aquí estoy otra vez. Uno es del pueblo y me siento satisfecho con esto. Creo que todos los vecinos tenemos que aportar algo a la comunidad y esta es mi pequeña aportación.

A lo largo de estos 40 años habrá recopilado muchas anécdotas para contar.

Sí, muchas. Presentar un acto de conciliación de vecinos que no se podían ni ver y terminar saludándose y salir como amigos. Problemas familiares entre hermanos y otros que tuve que llamar a los guardias para que mediaran porque ya se había roto el diálogo.

Me comentó que también había alguna desagradable.

Hubo una época al principio en la que los jueces de paz también hacíamos los levantamientos de cadáveres. Cuando alguien se ahorcaba o se ahogaba, la misión de los jueces de paz era avisar a los juzgados de guardia y este delegaba en nosotros y nosotros acompañados de un médico teníamos que ir al sitio donde estaba el fallecido y levantar un acta en la que el médico certifica la muerte a la espera de lo que diga el forense.

También tiene en sus recuerdos momentos felices.

Sí, como las bodas de mis hijos y el recuerdo de funcionarios que han trabajado conmigo y que han sido lo mejor. La primera de todas fue Gloria Alonso, que hoy es secretaria del Registro Civil de Las Palmas. Cuando a mí me nombraron Juez de Paz ella tenía 18 años. Ella empezó en San Mateo como auxiliar, y vino al molino donde yo trabajaba con una notificación. Me dijo que yo había sido nombrado juez de paz titular. Y yo le dije si estaba loca. Ella me advirtió que si renunciaba sin causa justificada podría ser sancionado. Me llevé un disgusto porque era un tiempo en el que nadie quería hacerse cargo de eso. Además, ni se pagaba. Fue la misma Gloria Alonso la que me animó, porque yo no tenía ni idea, y me dijo que me ayudarían, y aquí estamos todavía. Además, ahora se paga, no mucho, pero se paga desde hace algunos años. Lo que cobramos va en función de la población donde está el juzgado. San Mateo tiene 7.500 habitantes, por lo que me pagan cada tres meses, para no hacer un ingreso mensual, 297 euros. 

Es usted el juez de paz que más tiempo ha estado ejerciendo en el cargo.

Sí, soy el que más tiempo he estado en el cargo pero no soy el decano porque no hay decanato de jueces de paz, aunque me lo dicen los vecinos y vecinas porque soy el más antiguo. Ya se eligió el mes pasado y creo que esta semana renovaré. No tengo que jurar el cargo porque continúo y no hay que tomar posesión de nuevo, simplemente ratificarme. 

Se escucha decir que los juzgados de paz van a desaparecer.

Lo vengo escuchando hace tiempo. Que los van a convertir en oficinas judiciales, dependientes del Ministerio de Justicia, pero eso lleva diciéndose hace muchos años, pero sigo aquí. Uno es del pueblo y me siento satisfecho haciendo esto.

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