Entrevista | Miguel Mestre Oncólogo y autor de 'Al final está el comienzo'

Miguel Mestres: «Daesh está cerca; hay que observar y no dar por hecho que en Canarias nunca pasará nada»

Miguel Mestres (Montevideo, 1945) huyó de la dictadura uruguaya a Dinamarca. Llegó a la isla en 2006. Presenta su obra ‘Al final está el comienzo’. Disponible en librerías Vecindario y Primicia. 

Miguel Mestre, oncólogo y autor de 'Al final está el comienzo'.

Miguel Mestre, oncólogo y autor de 'Al final está el comienzo'. / LP/DLP

Al final está el comienzo. ¿El final no existe y todo está en continuo inicio?

Que no le engañe el título, no hay que empezar a leerlo por el final (ríe). Igual que en los períodos históricos, en que el fin de un período es el comienzo de otro, así también son nuestras vidas. Y siempre hay que verlo así: tener nuevas metas que realizar.

Su obra arranca en Meloneras, hace un viaje por distintos países donde refleja su condición de exiliado político e incluye como recurso al fundamentalismo islámico. ¿Qué encontrará el lector?

Una obra que trata de unos hermanos - pues yo soy hijo único y siempre pensé cómo sería tener hermanos- que son perseguidos por la yihad. Trato de señalar el peligro que representa el terrorismo islámico. Porque a diferencia de un enfrentamiento entre ejércitos, a los que uno identifica perfectamente, un terrorista islámico puede ser cualquiera que esté a nuestro alrededor y que de pronto haga detonar una bomba y atente contra personas inocentes sin respetar las creencias de los demás. Yo condeno toda forma de violencia y esta especialmente. Ahora bien, dejo para los lectores averiguar cuál era el motivo por el cual los yihadistas se interesaban por los personajes. Y puntualizo: nada tiene que ver el fundamentalismo islámico con las personas que tienen el islam como religión, que son respetuosas, pacíficas y tolerantes.

¿Por qué escoge esta temática?

Porque me parece muy preocupante que uno de nosotros esté en cualquier lugar de Europa sin saber si va a terminar sus días a manos de un yahadista. Es algo que debemos combatir de todas las formas.

El alcalde Marco Aurelio Pérez y el escritor Miguel Mestre, este lunes durante la presentación del libro en Casa Saturninita.

El alcalde Marco Aurelio Pérez y el escritor Miguel Mestre, este lunes durante la presentación del libro en Casa Saturninita. / LP/DLP

Tenemos al Estado Islámico en el Sahel. ¿Cómo cree que afecta o podría afectar a Canarias?

Hace poco el Gobierno canario publicó un informe en el que analizaba la posible relación del yihadismo con la inmigración y no encontró vinculación. Ahora bien, la cercanía del Daesh a nuestras fronteras es siempre un motivo de preocupación. Mire, en los años 70 Brasil y Argentina tenían dictaduras y fomentaron otra dictadura en Uruguay para evitar que allí se establecieran focos que rivalizaran contra ellos. Por tanto, claro que es preocupante tener este tipo de problemas cerca de nuestras fronteras, pero si bien hasta ahora en Canarias por suerte no hemos tenido problemas, sí debemos estar observantes y no dar por hecho que aquí nunca va a pasar nada.

Teniendo en cuenta su pasado, ¿cómo vive la situación política española?

Me preocupa la deriva con la que este Gobierno maneja las claves territoriales; los acuerdos con los movimientos separatistas no caben dentro de la constitución y eso pone en peligro la estabilidad del país. Y recuerde que España no está muy lejos de la dictadura que vivió con Franco, por eso hay que estar especialmente atentos y usar todos los controles del Estado para impedir que esos acuerdos se materizalicen. La democracia española es muy frágil y debemos ejercer una vigilancia activa.

"Desde que vine a Gran Canaria en los 80 sentí que este era mi lugar en el planeta"

En 1978 mientras España aprobaba la Constitución usted huía de Uruguay gracias al soplo de un militar. ¿Cómo recuerda aquel momento y qué le supuso abandonar su país?

Fue dramático. Trataba a un paciente oncológico cuyo hijo militar, como agradecimiento, me aconsejó que abandonase el país, pues por entonces yo combatía a la dictadura desde los sindicatos universitarios. Sinceramente, nunca pensé que tuviera que marcharme, pues tenía un cargo en el Ministerio de Salud Pública y una vida encaminada. Pero la dictadura supuso que al final estaba el comienzo de otra etapa. Emigré a Dinamarca y me uní al Hospital Universitario de Aarhus, que iniciaba un proyecto de investigación. Allí estuve 10 años y luego me marché a Suecia, donde gané un cargo en otra universidad, donde estuve 15 años. Después volví a Uruguay para ayudar con un proyecto para construir un centro oncológico de tratamiento e investigación que iba a ser financiado por Escandinavia y Canadá, pero no cuajó porque se había generado a principios de los 2000 un movimiento anti exiliados.

¿Cuándo decide venir a Gran Canaria?

Desde que vine de vacaciones a principios de los 80 sentí que este era mi lugar en el planeta. Era como venir a casa, fue una sensación muy especial. Yo pienso si tendrá algo que ver con que mi cuidad, Montevideo, fuera fundada por 30 familias canarias y haya quedado algo en mis genes. Vine a vivir en 2006, después de que no funcionase el proyecto en Uruguay. Al principio trabajé para el Servicio Canario de Salud y luego algunos colegas me dijeron que, por mis conocimiento de idiomas escandinavos, sería bueno que trabajase en el sur y me integré en Hospiten Clínica Roca, hasta que me jubilé en 2017.

Los asistentes a la presentación del libro llenaron la sala de exposiciones.

Los asistentes a la presentación del libro llenaron la sala de exposiciones. / LP/DLP

En su libro expone que los hijos pueden regresar siempre a sus lugares de nacimiento. ¿Volverá Miguel a Uruguay?

(Ríe) No, aquí es donde quiero estar. He sido muy bien recibido en Maspalomas por parte de los clubes de ajedrez, lectura y golf, y cada día me siento privilegiado por vivir aquí.

Como oncólogo. ¿Qué supuso el cáncer para usted en 45 años de profesión?

Siempre ha sido un desafío y en mi próximo libro trataré el cáncer, proponiendo lo que yo entiendo que sería la solución a esta enfermedad. Pero eso no se lo voy a adelantar todavía.

¿Qué opina de la investigación en España?

Los españoles no se dan cuenta del privilegio que tienen con la sanidad. Todo es mejorable, es cierto, pero no puedo dejar de comparar con el resto del mundo. Y en cuanto a investigación, también, a pesar de que no se incentiva lo suficiente, por eso digo que todo es mejorable. Mire, España es puntera en trasplante de órganos y atrae a mucha gente a estudiar cómo funciona el sistema de donación. Y en investigaciones oncológicas hay profesionales muy reconocidos. Eso es España.

Se ha pasado 45 años de profesión dando muchas malas noticias. Cuénteme una buena.

Siempre se puede hacer algo por un paciente, no hay que rendirse jamás. El mejor elogio que he recibido me lo han dicho pacientes y familiares y era que se notaba que era médico vocacional. Y eso es todo un privilegio, porque eso me ha hecho sentir que nunca he trabajado.

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