Santa Brígida | Sofía Urbín Figueredo Cocinera

Sofía Urbín: «Un cliente de Tenerife pasó por Santa Brígida solo para llevar huevos de Pascua»

La pastelera uruguaya se ganó el amor de los canarios con sus creaciones más dulces

Se considera una amante del dulce de leche y de la cocina

Sofía Urbín Figueredo

Sofía Urbín Figueredo / LP/DLP

Sofía Urbín Figueredo (02-10-91, Montevideo, Uruguay) es, sin quererlo, la pastelera de moda en Santa Brígida. En el año 2020 abrió en un pequeño local de la Villa su negocio, La Cocina de Sofi Urbín, apoyada por sus seguidores en Instagram, que le pedían un lugar donde comprar sus recetas. Cuatro años después, sus creaciones han hecho que incluso personas de otras islas visiten su local con el objetivo de probar sus dulces

¿Cuándo comenzó con La Cocina de Sofi Urbín?

En la pandemia. Empecé regalando mis recetas y haciéndolas para gente que  no conocía a través de internet. Mis seguidores cocinaban conmigo a través de historias de Instagram y me pedían recetas, y de repente empezaron a pedir un lugar donde yo vendiera mis creaciones y me lancé.

¿Cuándo se dio cuenta de que le gustaban los fogones?

Desde los 16 años que me regalaron la cocina industrial. Cuando era pequeña, mis padres tenían una panadería y prácticamente desde que nací vivía ahí, rodeada de panes y de masas. Tengo fotos en las que estoy durmiendo en los cestos del pan.

¿Qué recuerdos tiene de esa época?

Me acuerdo que me daban masa y yo las horneaba y las vendía a los clientes, todo era muy familiar. 

¿Quién la animo a abrir el negocio?

Mis propios seguidores, que ni siquiera conocía. Yo pensaba que estaban locos, me preguntaban que dónde, cuándo y cómo podrían comprar mis recetas.

Me han llegado a pedir franquicia, pero me gusta el tú a tú y no sé si estaría dispuesta a perderlo

¿Le costó llevar a cabo el negocio?

Me costó porque me tuve que adaptar a la normativa de un país nuevo. En Uruguay conocía todo y tenía gente que se dedicaba a esto. Aquí tuve que investigar cómo se hacían las cosas, costó por ejemplo conseguir proveedores, porque no conocía a nadie y sin contactos es difícil, pero al final todo se saca.

¿Tuvo alguna ayuda para emprendedores?

No. Mis padres me prestaron cinco mil euros y con eso empecé comprando cosas en segunda mano.

Una de las tartas creación de Sofi Urbín

Una de las tartas creación de Sofi Urbín / LP/DLP

¿Por qué eligió Santa Brígida?

En un primer momento, mi intención era abrir en Triana, pero cuando fui a ver locales y vi los disparates de alquileres me olvidé. Yo vivo en Santa Brígida, y cuando regresé me bajé de la guagua, vi el cartel del local que se alquilaba y cuando llamé y me dijeron el precio dije, se acabó, con este puedo, y así empecé.

¿Ha pensado abrir en otro lugar?

En su momento me pidieron franquicia, pero lo veo muy lejano y no sé si lo quiero. A mí me gusta el tú a tú y no sé si estaría dispuesta a crecer tanto y perder los vínculos con mis clientes. Ahora me cambio de local, pero sigue siendo en Santa Brígida.

¿Cuál es la clave de que muchas personas se desplacen desde otros municipios para probar sus creaciones?

No tengo ningún secreto y yo sigo sin entenderlo, me sorprendo. El otro día vino un cliente de Tenerife y tenía una hora hasta que saliera el barco de Agaete y pasó por aquí solo para llevarse huevos de pascua. Hay gente que se lleva cosas a Londres y me sorprende mucho. Todavía no lo he terminado de comprender, pero me encanta.

Una de las creaciones de Sofía Urbín.

Una de las creaciones de Sofía Urbín. / LP/DLP

¿Qué es lo que engancha a la gente?

Es un dulce distinto porque son cosas que invento y la gente está cansada de lo tradicional. Cuando se pone de moda el American Roll, todas las dulcerías lo tienen, mientras que yo voy a destiempo y a lo mío. También les doy a mis clientes la posibilidad de crear sus propias tartas y me adapto a ellos. 

¿Arriesga a la hora de elaborar un postre o prefiere quedarse en lo básico y demandado?

Arriesgo siempre. La rutina me aburre y si siempre hago lo mismo me agobio, no podría tener una carta fija de productos.

Pero siempre hay productos fijos...

Sí, porque me los exigen, pero siempre sale algo nuevo.

¿Cuántas horas de trabajo le dedica a la elaboración de los productos?

Entre 60 y 70 horas semanales. Lo que hago es en vez de repartir trabajo, me tomo dos días libres y lo demás a full. Los fines de semana trabajo entre 12 y 14 horas. Cada elaboración lleva su tiempo y a veces incluso se puede alargar más, pero no es un sacrificio porque me gusta lo que hago.

El interior de una de las creaciones de Sofía Urbín.

El interior de una de las creaciones de Sofía Urbín. / LP/DLP

¿Todo es artesano?

Todo. Hay cosas que compro, como la Nutella o el dulce de leche, pero el resto sí que es artesano, aunque las masas son mías.

¿La Sofi de niña imaginó esto alguna vez?

Jamás. Yo pensaba cuando me vine a Canarias que no iba a estar más que en un colegio, porque me forme para esto.

¿Ha tenido que adaptar su estilo de repostería a las tendencias actuales de alimentación, como puede ser el caso de productos sin sin azúcar añadido o sin gluten?

En cuanto al tema del gluten es imposible adaptarlo. Cuando hay gente que necesita esos productos derivo a personas que se dediquen a eso, porque no puedo abarcar todo.

¿Cuál es el postre favorito de sus clientes que nunca puede faltar en su expositor?

La liada parda, que está hecha de kinder, nutella, dulce de leche, galleta y chocolate blanco, la tarta de limón y los alfajores.

¿Tiene algo en mente para los próximos meses?

Ahora me cambio de local. Voy a uno un poco más amplio, pero sigue estando en Santa Brígida y no estará disponible hasta septiembre, porque nos meteremos en obras. Pero antes, el 22 de junio, tengo en mente hacer un bruch-merienda en un barranco de Arucas en el que pueda transmitir a mis clientes mi forma de cocinar. En julio, en una villa en el sur tengo pensado organizar un retiro gastronómico de viernes a domingo en el que no solo sea gastronomía, sino también catas de mano de especialistas, clases de bailes o un mini concierto. Estoy intentando hacer lo que a mí me gustaría consumir. 

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